sábado, 22 de diciembre de 2012

Estados democráticos policiales

policiaLos Estados policiales que surgen de las democracias son los garantes del tráfico de drogas a escala mundial, el mercado negro no deja de ser un asunto de Estado para que los gobiernos de turno que aplican sus políticas para el control de la droga en diferentes territorios sustenten una parte de la economía sumergida de los países ya sean productores o consumidores. La paradoja que se da en diferentes Estados entre el tráfico ilegal de armas y drogas nos ayudará a entender la cuestión del asunto, así vemos que en los países de occidente la producción de armas deriva también en el tráfico ilegal destinada por ejemplo a  países de Centroamérica y Sudamerica, como México y Colombia entre otros, que son a la vez los principales productores y exportadores de droga. Un caso paradigmático en la producción de opio (del que se fabrica la heroína) lo representa Afganistán, que después de la invasión de los EEUU aumentó de forma considerable sus hectáreas de cultivo.
Otro punto de vista a mencionar en el control de la droga por los Estados es el de la concentración en la distribución de la misma, en el Estado español cuando gobierna el Partido Popular la política es la de consolidar por parte de unos pocos traficantes su distribución en el mercado, con lo que se hace más fácil su control, en cambio cuando gobierna el Partido Socialista la política que ejerce sobre el control de las drogas tiende a compartir entre más traficantes la totalidad de la distribución en el mercado global, con lo cual la riqueza que genera el negocio se amplia y se reparte mucho más, no obstante, la ilegalidad de cierto tipo de drogas por parte del Estado no deja de ser una forma subliminal de cargar con mayores tasas de impuestos a los consumidores de estas sustancias. Los beneficios que reporta dicho negocio son pingües, de no serlo, con seguridad la droga ilegal al uso pasaría a la legalidad para formar parte del mercado en cualquier establecimiento.
Otro dato curioso, es el del precio en la calle de drogas como el de la heroína o la cocaína, que pese a la crisis se han mantenido durante mucho tiempo (más de dos décadas en el Estado español), hay que considerar este dato porque el precio final lo estipulan los estados-productores y los estados-receptores que siguen inundando de droga a la población, facilitando su manipulación por doble partida, en la económica haciéndola pagar un mucho más de lo que realmente cuesta, y después psicológica y socialmente sumiéndola en la esclavitud inherente que trae consigo el consumo habitual de droga.

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