jueves, 10 de octubre de 2013

México Anarquismo: Las capuchas hablan – Porque el combate apenas inicia

A continuación se adjuntan tres comunicados que se han hecho público durantes estos días en México que configuran un interesante diálogo entre las diferentes posiciones del anarquismo combativo.
La idea es dar a conocer lo que se plantea por acá y ver qué debate genera. Tal vez, contribuya en algo este intercambio para que por allá entiendan lo que se va dándo por estas latitudes. 



México: Las capuchas hablan – Porque el combate apenas inicia


Mensaje primero de la Coordinadora de las Sombras.
encapuchado“El individuo con la capucha en la cabeza no representa al pueblo, no significa que un grupo de iluminados nos salvará. Jamás se escribirá sobre “ellos” en los libros de historia. “Ellos” no son “ellos”, ellos son nosotros, sacando el instinto iracundo en contra de la razón del capital….”
Lienzo anónimo. Chile 2009
 
“No tenemos ilusiones. No tenemos ninguna esperanza.
Por eso somos peligrosos. No nos hacemos ilusiones que van a tomar todo esto en cuenta. Todos los días entierran nuestros gritos en su mentira. Adiós. Nos van a ver desde sus sofás en sus televisiones. Historia ahí vamos. Mira arriba, hacia el cielo’”.
“Nosotros destruimos la paz social que están construyendo día y noche, lavando el cerebro de los ciudadanos para que obedezcan y se callen [...] No es que nuestras palabras sean crueles. Cruel es su realidad.”
Jóvenes sublevados. Grecia, invierno 2008.
 
A la juventud que combate.

A los colectivos e individuos cansados de la pantomima reformista y conciliadora.

A los rebeldes que resisten la ofensiva del estado empresarial mexicano y de las izquierdas cómplices.

A los oídos receptivos:

Aires de rebelión se han desatado en fechas recientes por las calles de las grandes urbes de los territorios administrados por el E$tado mexicano. Los vientos nuevos traen consigo –revitalizadas– las prácticas e ideas de la rebelión, son soplos por ahora pasajeros que prevén la extensión de nuestros anhelos: el arribo de los gélidos cataclismos revolucionarios. Nosotros, quienes como muchos, ansiamos la caída de la mega estructura, hemos visto con ojos alegres a las bandadas de insurgentes que armados con sus cuerpos, sus pasiones y su ingenio artesanal, han asediado la estabilidad de los cimientos del modelo. Somos parte de ellos y de ellas y, ahora nos toca defender nuestras ideas. Esta no es la primavera mexicana, es el invierno subversivo, que aquí como en el resto el mundo,  joven, testarudo y encapuchado, ha llegado para quedarse.
Nos toca hablar.
 
No nos representa la CNTE, tampoco MORENA y su deschavetado líder, no nos representan los grandes congresos del “movimiento social” donde los oradores hablan de todo menos de la lucha real, no nos representa el 132 ni las tribunas de estudiantes amaestrados. No reconocemos representantes,  no somos el partido que busca aglutinar el descontento bajo el manto de sus consignas (“históricas”, “incendiarias” o “innovadoras”), lo han dicho otros compas, no somos de ningún partido, porque ningún partido puede encarar nuestra meta final.
Somos hijos de las márgenes, los que crecimos entre comida enlatada y cancerígena, en casas asfixiantes y carentes, entre publicidad saturada de mentiras y, rodeados de valores opresivos y degradantes. Somos de los millones de las cifras escandalosas, somos de los llamados “ninis”, también de esos millones que estudian y no encuentran trabajo o que trabajan/estudian mientras se llenan los bolsillos de migajas, frustraciones y rencores. A nosotros la “alta” cultura no nos llega, nos crió la cultura de masas, a pesar de ello     –hoy– nuestros referentes son la solidaridad directa y la acción sin intermediarios. 
Somos datos duros en las cifras, somos nombres pequeños en la nota roja, somos esos que sólo han empezado a existir cuando taparon su rostro y escupieron su odio. Estamos  orgullos por reconocernos como la punta de lanza de la nueva subversión planetaria No queremos saber ya nada de sus enredadas estructuras, nuestra guerra parte de violentar los valores que sustentan sus laberintos simbólicos. No haremos más análisis llenos de aburridos datos de por qué el sistema nos roba. No hay mucha necesidad en desentrañar la reforma educativa, energética o de hacienda, no somos estadistas.
 
El Estado-gobierno es un órgano de control, nacido por la necesidad de oprimir a los ya oprimidos; todas sus reformas, todos sus cambios, sus mejoras o sus revoluciones, no nos incuben, pertenecen a sus lógicas, inadmisibles para los que deseamos un mundo sin tiranos.  El Estado-gobierno es parte fundamental de este modelo de vida que genera las frustraciones, los odios, y las conciencias, esas mismas, que apuntan (o deberían apuntar) hacia su destrucción. Es el modelo el que nos roba la vida, esta desnaturalizada vida en la que nos han dicho qué hacer, qué no hacer, directa o indirectamente, desde que nacemos. Nosotros no podemos decidir a pesar de que la estructura se levanta sobre nuestros hombros y gira a costa de nuestros brazos. El Estado, el modo de organización económica, y la sociedad que engendran estos, nos han dictado todo, nos han planificado cómo morir. Han decidido todo, ahora no nos dirán cómo o contra qué revelarnos.

“La revuelta necesita de todo, diarios y libros, armas y explosivos, reflexiones y blasfemias, venenos, puñales e incendios. El único problema interesante es cómo mezclarlos.”
Ai Ferri Corti

Partimos de decir no, no queremos ser ciudadanos con un rol establecido. No queremos ser manifestantes, con una ruta delimitada (amigable e inofensiva). No queremos ser mercancías de carne y hueso que viven para producir y consumir en un ciclo absurdo y criminal. Queremos rebelarnos y en la rebelión negar su mundo y todas las artimañas que ocupa éste para readaptarnos: las lógicas de la negociación, la conciliación y la asimilación.  
Buscamos confrontar todas las aristas de la dominación:  la nación, el machismo, la religión, toda esa mierda que quiere que seamos su servidumbre.  Apuntamos a que los impulsos de revuelta se extiendan en nuestra existencia y en la de otros. La revuelta no se limita a los momentos en los que escandalizamos y atrofiamos ciertos puntos de la ciudad: cuando pintamos, gritamos, corremos, destruimos o intervenimos,  aunque la potencia lúdica, estética y creativa alcanza en estos hechos un punto muy importante. La revuelta no sólo es estridente, la revuelta está en todo gesto o acto que niegue y trate de edificar una realidad diferente. Nuestro llamado es a los y las compas a que extiendan la palabra y la acción, la pelea no sólo es factible entre grandes grupos de compañeros, podemos desatar la revuelta directa en otros espacios, con pocos recursos, con pocos compas, incluso solos. Para ello sólo hace falta convicción y cierta planeación. Recuperar nuestras vidas se vuelve una praxis cotidiana. Como ejemplo, las recuperaciones (expropiaciones, “robo”) son una herramienta que podemos usar, tanto en el sentido de autorrealización y para cubrir necesidades propias, como también para distribuir lo recuperado entre los oprimidos y realizar así una acción de agitación.  La revuelta también necesita de palabras, ritmo, infraestructura y sabor.
 
“El espectáculo a querido hacernos ver temibles, nosotros sabemos que somos peores.”
Mentenguerra

Gente imbécil detrás de micrófonos y de plumas “públicas”, trata de difamarnos con adjetivos cuyos significados los muy idiotas desconocen: vándalos, anarquistas, infiltrados, provocadores, violentos. Somos vándalos por que no reprimimos nuestros impulsos destructores, más que necesarios para agrietar la maquinaria social. Sólo con la violencia rebelde (consciente) se rompe la ilusión de estabilidad que nos quiere vender el sistema. ¡El antagonismo existe! ¡Los poderosos y sus esbirros no son ni podrán ser nuestros iguales! ¡No merecen ningún respeto! Somos anarquistas en el sentido de que desconocemos su autoridad y ponemos nuestra confianza en las capacidades de las individualidades para auto-organizarse (en nuestras propias capacidades), no nos digan que esto no es posible, en comunidades autóctonas de muchos rincones del mundo (incluyendo México) hay prácticas de autonomía y organización horizontal y, en expresiones varias de rebeldes a lo largo de la historia, hemos visto experiencias de organización (no perfectas, pero reales) entre individuos libres e iguales.  Somos infiltrados porque nos colamos en los espacios donde podemos desenvolver nuestra practica subversiva, en estos puntos buscamos reconocernos en las diferentes expresiones de inconformidad, aún cuando estas manejen discursos asimilables para el sistema, ya que en estos movimientos encontramos a compas que dejan o dejarán (después de conocer la lucha callejera) atrás la miseria del reformismo para asumir una postura revolucionaria, muchos de los nuestros pasaron por este proceso y de ello no nos avergonzamos. 
Ante esto hacemos un señalamiento, nacido de las experiencias recientes. Habrá que ser inteligentes en este sentido, nosotros no representamos ningún movimiento vertical ni las siglas o los postulados de la organización de masas como los sindicatos, por lo que actuar dentro de sus movilizaciones implica un alto riesgo, estos grupos ya han actuado en contra de nuestros compas. ¿Por qué tener que ir a buscar a nuestros afines en protestas plagadas de ciudadanos-policías? Mejor será crear espacios propios en los que estos compas se nos sumen. No descartamos que habrá momentos en los que valdrá la pena sumarnos a las movilizaciones reformistas, como en escenarios de crisis, pero será mejor esperar a que estás las generen ellos mismos (cosa probable) y no botar la primera piedra nosotros, ya que en esos casos atentarían –como ya lo han hecho– contra los nuestros.  Y por todo lo dicho sí, somos provocadores, queremos provocar el corto circuito de las relaciones sociales imperantes y difundir y extender miles de cortos.
 
Nuestra lucha debe trabajar en su seguridad ¿Queremos volver a ser encapsulados por miles de mierdas uniformadas? ¿Queremos tener que andar viendo por la libertad de los compas después de cada protesta? Será necesario tomar en serio nuestra actividad en la lucha callejera, a lo largo del planeta se han establecido pequeñas pero efectivas medidas de seguridad para los compas que luchan. El camuflaje es parte imprescindible de nuestra labor, es necesario tomarse en serio el uso de la capucha la cuál debe de estar herméticamente cerrada, el uso de ropa que evite la identificación de la policía; tiene que cuidarse todo el cuerpo, desde los zapatos (no usarlos muy llamativos, o cubrirlos con medias, bolsas o cinta adhesiva) hasta los ojos (utilizar gafas o capuchas que no los muestren), el uso de varias prendas de ropa que nos permitan despistar a los policías ha dado muy buenos resultados, habrá que llevar más de una. En el sentido de la seguridad no hay medidas de más, es preferible exagerar en la prevención, que luego, tener que enfrentar juicios y tramites legales. En el Internet existen varios manuales, donde se dan recomendaciones precisas de cómo evitar la represión policial en la calle, también en los sitios virtuales (aquí valdría hacer un llamado a los compas para extremar la prudencia y no delatar sus actividades a través de las redes sociales; etiquetarse en fotos con capucha se ha vuelto medio de prueba para la represión policial).
 
“Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.”
Jorge Luis Borges
 
La fuerza de nuestra revuelta radica en que no somos un cuerpo sólido. Somos miles de pequeñas hidras invisibles y resbaladizas. No pueden cortarnos la cabeza porque no tenemos una, somos millones de cabezas en ida y venida. La fuerza de nuestra lucha no crecerá por el robustecimiento de estructuras sólidas, no aumentará mientras más adeptos tengamos en nuestras “filas”, tenemos que desechar esa ilusión que puede ser muy perjudicial para la subversión, no queremos que nuestros compas se suban a nuestro barco, queremos miles de lanchas en muchas direcciones, que puedan atacar, cuando así lo convengan, en conjunto. Nuestra fuerza crecerá en la medida en que nuestros grupos, colectivos, núcleos, proyectos, se vuelvan más agresivos y conscientes. La informalidad nos ofrece además, seguridad, ante eventuales golpes represivos. A diferencia de las estructuras verticales que son erradicadas con un golpe, las redes de células pueden ser mermadas pero siempre habrá quienes puedan continuar el camino.  La cuestión según vemos, es fortalecer nuestras trincheras, no esperar a que otros  (muchos) vengan a fortaleceremos.
 
“Al buscar lo imposible el hombre siempre ha realizado y reconocido lo posible. Y aquellos que sabiamente se han limitado a lo que creían posible, jamás han dado un sólo paso adelante.”
M. Bakunin
 
Antes de que los merolicos-ciudadanos mediatizados inicien con sus sentencias absurdas que nos sabemos de memoria: “si tanto odian al sistema por qué usan Internet”, “si tanto odian al sistema váyanse a Cuba”, “pónganse a trabajar huevones sin qué hacer” les recordamos que acatando las normas y reglas de lo establecido nunca se ha llegado a nada. Nosotros tomamos posición, entendiendo que estamos del lado minoritario y vulnerable. Nos levanta nuestra dignidad y la belleza propia de nuestra ideas, que a diferencia de las suyas (sus ideas), nosotros si tratamos de concretarlas en la acción. Somos responsables de nuestra postura, nosotros no somos de los que hablan de represión policial, somos conscientes de que tratamos con desprecio a los líderes y a sus cobardes servidores, así que no esperemos un trato diferente de su parte.  Tomamos posición en esta guerra a diferencia de ustedes, que se ocultan detrás del manto democrático de la diversidad y el respeto a la pluralidad. Nosotros no queremos dialogar, ya estamos hartos de eso, nuestra palabra la botamos al cielo, como botamos las piedras y el fuego. A quien le toque le tocó. Estamos aquí porque nos cansamos de ser víctimas.
Hacen falta más palabras, que defiendan la lucha callejera, que reivindiquen la necesidad del conflicto, que narren la práctica que con pasión y alegría venimos construyendo. Las capuchas se siguen levantando, vamos a ser más y mejores, para eso habrá que saber hablar y dialogar. Invitamos a los compas a que sumen sus palabras. Los invitamos, sobre todo, a que sean ingeniosos y activos. SOMOS MUCHOS, MÁS DE LOS QUE TODOS CREEN.
 
A usted buen –joven, señor– ciudadano, que quiere saber quién es el encapuchado, no pregunte quiénes somos; los encapuchados nunca lo revelaremos, nos importa una mierda su mundillo de rostros y de fama. Pero fíjese en esos chicos “normales” en la parada del camión, que parece que esperan el autobús de ruta; mire con atención al compañero callado del pupitre de al lado, a la chica cortés del escritorio de enfrente o, al empleado amable del restaurant.
Puede ser que, donde antes solían recoger y descargar humanos-mercancía, unos muchachos levanten una barricada, que el pupitre y el escritorio sirvan como leña o que usted, sin saberlo (lejos de ahí), coma la sopa donde nosotros escupimos.
El espectáculo ha muerto. No nos dejaron soñar, ahora no los dejaremos dormir.
Se acabó la paz. Ahora el mundo nos pertenece.
Ni de izquierda ni de derecha ¡Somos los de abajo y vamos por los de arriba!
 
¡Capuchas al grito de guerra!
 
¡Este 2 de octubre no prenderemos velas, prenderemos barricadas!
México, finales de Septiembre. Desde la cloaca de alguna urbe.

 
Coordinadora de las Sombras
Posdata: Un fuerte abrazo para los y las hermanas de los bloques negros y de las trincheras encapuchadas de Chile, Colombia, Argentina, Brasil, EUA, España, Inglaterra, Turquía, Egipto, Canadá, Indonesia, Rusia, Italia, Ucrania, Francia y del resto del mundo. ¡Todos vándalos, todos provocadores, todos irreductibles! Solidaridad con la resistencia de los antifascistas y revolucionarios griegos ¡Pavlos Fyssas presente!




México: Sin derecho, va nuestra réplica. Las capuchas responden

(Mensaje segundo de la Coordinadora de las Sombras)
 
¿Por qué ahora se preocupan de que no tengamos rostro, si antes de que nos lo tapáramos para ustedes no existíamos?
Las palabras se empezaron a amontonar mientras nosotros, todavía con las capuchas sudadas, la rabia sólida y las sonrisas erguidas, nos replegábamos entre las callejuelas a la violenta “normalidad”. Miles de comentarios monocordes se empezaron a propagar; era el discurso del poder muy bien maquillado lo que comenzaron a repetir los ciudadanos mediatizados. La prensa no tardó en servir el plato caliente de la desinformación y de ayudar como altavoz para esta discursiva impulsiva y sin fundamento. Era urgente para el poder desvirtuar las chispas revolucionarias que brillaron en rincones varios de este país, así la opinión pública (su opinión pública) cumplió su rol, empezaron a hablar sin sentido –alarmados– sobre lo que no conocían, sobre lo que les perecía grotesco e inadmisible, sobre aquello que no encajaba, por más que quisieran, en su ensayada retórica ciudadanista-democrática. 
El poder nos teme y tiene motivos, rompimos una vez más su tan preciada paz social y, ahora tratan de aplastarnos reduciéndonos a: “halcones”, “grupos de choque”, “vándalos irracionales”. Nos tardamos, pero con la rabia y la dignidad intacta, nosotros, como encapuchados y subversivos que con firmeza combatimos el 2 de octubre, aventamos nuestras palabras…
 
Nos toca hablar.
 
Atacar la propiedad privada –y a sus guardianes serviles– es reivindicar la vida sobre la dictadura de los objetos. Nosotros atentamos, no contra tal banco, no contra tal comercio, atacamos una lógica; atacamos a la asesina dictadura del mercado (bajo la que descansan millones de muertos y una naturaleza agonizante) de forma simbólica, apuntando contra su sustento, que es el respeto que nos han inculcado hacia su sacrosanta figura desde niños (ahí se incluyen a los policías, cuyo único fin es perpetuar el orden de la sociedad mercantil, o sea, defender ésta). ¿De qué  nos sirve esto? Miles, lo sabemos, sonreirían al conocer que detrás de los ataques hay acciones de individuos conscientes; que están realizando acciones de negación contra todo lo que ellos también tienen deseo de negar; la negación generalizada es el primer paso para la edificación. Ese es el sentido de un levantamiento (revolucionario, en el imaginario clásico), que la gente rompa su rol de mercancía, para asumirse como individuos con capacidades. Muchos, están hartos de protestas inocuas o de esperar a que alguien venga a “concientizarlos” o a “educarlos” (y no nos salgan con que lo que necesitan los oprimidos es cultura –y se imaginan su arte “alternativa” y buena onda), no quieren protestas, quieren afirmarse, quieren vengarse, quieren dar rienda suelta a sus pasiones, quieren hacerse escuchar, no por los de arriba sino por sus iguales e inclusive, escucharse a sí mismos. Y sabemos que cuando den este paso, estarán empezando a tratar la revolución.
Varias noches de insurrección violenta pueden hacer más que diez años de incansable propaganda silenciosa.
(No somos imbéciles sabemos que la revolución no es sólo romper vidrios, apuntamos a la organización autónoma de los oprimidos, a crear estructuras autónomas de organización donde se construyan las redes para una realidad horizontal, pero sabemos que esto se dará con miras a, durante y después, de la insurrección y, con gusto sumaremos aportes a esta visión).
 
En el primer mensaje dejamos claro que no tenemos rostros, no tenemos voceros, aunque sí palabra. Algunos lo saben, no aparecimos ayer, no somos un producto de moda creado desde la nada. A esos activistas incautos que hoy nos acusan de no ser parte de la lucha les preguntamos:
¿Quiénes fueron al frente del combate contra la Policía Federal durante la rebelión Oaxaqueña? ¿Quiénes dieron guerra durante la Cumbre de 2004 en Guadalajara? ¿Quiénes resistieron al lado de las bases dignas de la CNTE el 13 de Septiembre? Antes de hablar de que somos INFILTRADOS, sepan que hemos combatido con los pueblos, que sabemos lo que es la resistencia y, por ello mismo, no nos sentimos una vanguardia o el frente único e iluminado del movimiento social, sabemos lo que ha sufrido la gente y conocemos los errores de las luchas recientes. Conocemos quienes son los traidores y los señalamos con el dedo, sabemos que los “movimientos sociales” lucran con las esperanzas y con la sangre de muchos, así que no nos van a venir a hablar de… ¿Reventar sus movilizaciones? ¿Debilitar al movimiento social? ¿De qué movimiento hablan? ¿De ese conjunto de sectas inofensivas y lastimeras de las que el gobierno se ríe? ¿Ese movimiento de entreguistas que espera a que en 2 milenios, por obra de una fuerza metafísica, las masas se articulen y empiecen a avanzar hacia la lenta (muy lenta) transformación de la sociedad?
Discúlpennos, en serio, no es desprecio por los esfuerzos genuinos, pero estamos hartos de tener que esperar. Estamos hartos de que nuestros muertos se pudran en el olvido o detrás de esos discursos aburridamente repetitivos al final de los mítines de marchas incoloras. La lucha callejera no espera, grita por la venganza del pasado, por la pasión del presente y, por la negación que abre el camino del futuro y sabemos, lo hemos visto, muchos ya se empiezan a sumar. A pesar de que nos tratan de enterrar con la opinión pública, vemos a miles que se vuelcan a nuestro lado. Por ellos y ellas seguimos más que firmes.
El mayor miedo del Estado es saber que existen agentes ajenos a su lógica. Creían tener el monopolio de la fuerza y, nuestra práctica es una muestra contundente de que no es así. La violencia no sólo les pertenece a ellos, hoy tenemos en nuestras manos el fuego y, a pesar de su gran maquinaria, no nos detendrán. Volveremos más pronto de lo que piensan: La pradera va a arder.
Que quede claro ¡queremos fomentar una crisis social contra los valores de la dictadura del poder autoritario-mercantil! ¡Queremos propagar las insurrecciones que ya por todo el mundo empiezan a vislumbrarse!
 
Ante la embestida represiva, levantemos la capucha, mantengamos la furia en las calles y cultivemos nuestras conciencias.
Con los brazos armados y propagandísticos del poder ¡Ninguna consideración!
 
¡Hace 45 años acusaban a los sectores más combativos del movimiento estudiantil de ser pro Rusos o agentes de la CIA, hoy nos acusan de PRIistas personas que desconocen la lucha real!
 
¡Fuego a los policías y a sus defensores (sean estos de izquierda o de derecha)!
 
¡Abajo el régimen de muerte y miseria!
 
¡Solidaridad con las y los detenidos!
 
¡Con la revuelta no podrán!
 
Primeros días de Octubre. Territorios admini$trado$ por el Estado mexicano.
Coordinadora de las sombras



 
CONTRA TODA ESPERANZA
(Carta abierta a la “Coordinadora de las Sombras” y respuesta a su fraterna y sediciosa invitación).[a]

“Aunque no me veas estoy,

con y sin rostro,

con y sin nombre…

Aunque me niegues estoy,

Sigo aquí.”
A todxs lxs anarquistas de praxis

A lxs incendiarixs y refractarixs afines

A lxs jóvenes antiautoritarixs

A lxs que enfrentan el Poder en todas sus manifestaciones

A los oídos receptivos y a las mentes indomables

¡Salud!

Saludamos jubilosxs con un apretado abrazo cargado de complicidad y coincidencias esta nueva iniciativa que se manifiesta y articula en las “sombras” y crece sigilosa en la obscuridad de las “cloacas”. Nos regocija que se extienda la palabra y la acción anárquica insurreccional y se multipliquen las miles de Hidras con centenares de cabezas anónimas e invisibles que hoy se levantan para combatir al Poder en todos los frentes. Hoy la insurrección anárquica está en todas partes y en todos los confines del planeta germina y florece plantando cara a la Autoridad desde Chile a Canadá,  de México a Indonesia. Hoy se ilumina la noche con el fuego anárquico en Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Chile, Estado español, Finlandia, Grecia, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Polonia, Rusia y un sinfín de rincones del planeta. También se recupera la calle como escenario de confrontación antiautoritaria en las principales ciudades del mundo. 
Hoy la lucha callejera vuelve a dar batalla al Poder y desborda los límites cobardes del reformismo, derriba las vayas contenedoras del izquierdismo y rompe las cadenas del anodino pacifismo. Hoy nos congratula ver la rabia de lxs jóvenes antiautoritarixs retomar las calles armadxs de pasión, sin miedo que les paralice ni líderes que les amordacen y manipulen.  Hoy rompen decididxs todas las ataduras morales e ideológicas y se lanzan contra el Poder (contra todas las formas de Poder) sin otro objetivo que la destrucción de lo existente, sin otro impulso que la liberación total, llevando a la práctica la poesía anárquica y  demostrando con hechos la belleza de la destrucción creadora. ¡Enhorabuena! Bienvenidxs a la lucha sin tregua y sin cuartel.
 
Como subrayan en su cita (lxs “Jóvenes Sublevadxs” de Grecia, 2008), hace largo rato le dijimos “Adiós” al movimiento ficticio que mantiene alienadxs a lxs oprimidxs y les fomenta convenientemente la servidumbre voluntaria; hace largo rato le dijimos “Adiós” a la pasividad y al conformismo; hace largo rato anulamos todo vínculo con la socialdemocracia y el fascismo leninista; hace largo rato le dijimos “Adiós” a toda la pestilencia izquierdista (armada o electorera); hace largo rato le dijimos “Adiós” al “anarquismo” de sillón, de café y pulquería; hace largo rato le dijimos “Adiós” a la pose rebelde y al disfraz contestatario. Y los convidamos a  todxs a vernos desde la comodidad del sofá y sus televisoras. No lxs necesitábamos a nuestro lado. Hemos aprendido de la lucha y sabemos que sólo podemos esperar la traición y el disparo en la nuca de parte de estas lacras. La traición de “compañeros” condujo a las autoridades tras la pista de Severino Di Giovanni, siendo fusilado; las balas rojas “aliadas” asesinaron a Buenaventura Durruti y a Camilo Berneri y también, en el pasado reciente, dieron muerte al compañero Brad Will en las barricadas de Oaxaca, contando con el silencio cómplice de “compañerxs” que en nombre de la pinche “unidad” optaron por endosarle un muerto más al asesino Ulises Ruíz.
Como nos recuerda un viejo y feroz lobo anárquico: “Lxs anarquistas molestan (…) por eso no pueden encontrar aliados en su lucha contra el Estado”.  Conscientes de esta reflexión, habíamos abandonado las calles para entregarnos apasionadamente a las tareas de la noche, contando con la complicidad de la luna, el sonido de la pólvora y el calor compañero del fuego liberador. Sin embargo, la expansión de la insurrección anárquica, la propagación y el contagio del combate refractario, vuelve a abrirnos nuevos frentes en la confrontación antisistémica: la lucha callejera regresa para quedarse y se enlista nuevamente en nuestra agenda para prolongar el “invierno subversivo”.
Esa fue la única razón que nos llevó a darnos cita el 1 de diciembre en las calles; el único motivo que nos invitó a luchar sobre el asfalto el 1 de septiembre y que nos instigó a estar junto a ustedes, en medio de un mar de rebeldes antiautoritarixs (desconocidxs pero cómplices) el pasado 2 de octubre; no para “prender veladoras” y desfilar como corderos temerosos sino para hacer arder las barricadas e incinerar a los mierdas uniformados. Nunca hubo otra motivación (en ninguna de las tres citas) que no fuera darle vida a la anarquía y aprovechar esos momentos de descontento generalizado y cólera  colectiva para extender el caos y prolongar la subversión. Con estas batallas callejeras reafirmamos nuestras tesis: Sólo se requiere un centenar de anarquistas para contagiar a cientos de miles de seres hartxs de la exclusión cotidiana y la violencia sistémica y dar rienda suelta a las pasiones contra todo Poder y autoridad. En absoluto nos importa la “imposición” presidencial de EPN ni su pinche informe de gobierno ni oponernos a sus reformas con contrarreformas ni marchar carnavalescamente entonando consignas vacías y anquilosadas que continúan implorando “castigo a los culpables de la masacre del 68 y disolución del cuerpo de granaderos” (hoy al servicio de la izquierda gobernante).
Para nosotrxs, lxs anarquistas de praxis, no tiene la menor importancia quien ocupe la silla presidencial. Nuestro repudio es el mismo hacia toda la clase política. Si hubiese quedado Vázquez Mota nuestra lucha hubiera continuado con el mismo ímpetu, sin retroceder un milímetro en nuestras posiciones, sólo que la derecha Yunquista nos estuviera acusando de ser mercenarixs pejelagartistas. Si hubiera alcanzado la anhelada silla el “deschavetado” Peje, tampoco abandonaríamos la lucha y reafirmaríamos nuestro irreductible antiautoritarismo con igual pasión y frenesí, sólo que la pestilencia izquierdista nos estuviera acusado de fascistas o de agentes de la CIA.
 
Lo que menos nos ataña es el rostro del Estado, lo que menos nos importa es la cara del Poder ni el color ideológico que lo cobije. Por eso, no estamos con la CNTE (pese al nuevo maquillaje de sus acuerdos “solidarios” en la asamblea estatal de la XXII) ni con las ratas de MORENA ni con los reformistas del Yosoy132 ni con lxs “estudiantes amaestradxs” (que cuando terminan sus carreras aspiran a continuar siendo correa de transmisión de la maquinaria del sistema) ni estamos con la farsa de la “Otra” ni nos asumimos como parte del denominado “movimiento social” ni nos sumamos a ningún proyecto distractor de la lucha refractaria contra el Poder. En su defecto, luchamos por recuperar nuestras vidas en la praxis cotidiana, luchamos por gozar la libertad aquí y ahora, luchamos contra toda autoridad y enfrentamos el Poder en todas sus facetas; es decir, luchamos para no tener que mandar ni obedecer ni que nadie lo haga en nuestro nombre.
 
Como señalan conscientemente: No tenemos ilusiones. No tenemos ninguna esperanza. Por eso somos peligrosos”. Y no sólo somos peligrosos para el Poder constituido, también somos peligrosos para ese Poder instituyente que con armas o con votos cimenta su futuro sobre las ilusiones y la esperanza de la servidumbre voluntaria. Por eso ya comienzan a lanzar rumores, a tejer intrigas, a crear sospechas y a sembrar dudas las “plumas públicas” y “lxs imbéciles detrás de los micrófonos”. Ya se leen y se escuchan las descalificaciones y las afrentas (un plumífero al servicio de AMLO, asegura en Yahoo Noticias que “Para ser anarquistas son muy sospechosos, pues repiten un patrón de conducta desde el 1 de diciembre a la fecha, calentando el ambiente y a la policía (…) Para ser anarquistas parece que alguien los controla. Y eso es lo que más preocupa”). Ya han empezado a proliferar las caricaturas y los chistes (“Yo no soy anarcosindicalista ni anarcocomunista, soy anarcopeñista”, enfatiza una caricatura que circula por la Red.). Ya se impone la “sospecha” en los llamados medios de izquierda (La Jornada y Proceso) que acuñan una particular acotación cada vez que hacen referencia a nuestro accionar, tratándonos de “presuntos anarquistas”.
Maniobras nada nuevas, pues ya habíamos denunciado en nuestros comunicados estrategias similares en algunos medios “alternativos”. Sin embargo, pese a que nada de esto nos sorprende (más bien lo esperábamos desde siempre y lo ubicamos dentro de la lógica del Poder), sin duda nos obliga a redoblar nuestra seguridad y a mantenernos en vigila permanente. Eso no significa posicionarnos en el papel de “víctimas” ni instalarnos en la paralizante paranoia. Como exponen en  su “mensaje primero”, siempre hemos estado conscientes de lo que hacemos y asumimos los riesgos y la responsabilidad absoluta. Era de esperarse que el enemigo nos tratara de este modo. Nosotros también seremos implacables.
Como nos recuerdan , habrá que extremar precauciones, tanto en las tareas de la noche como en la lucha callejera. La policía, los efectivos del ejército, lxs políticxs y lxs orejas,  no son extraterrestres ni producto de la manipulación genética ni extraños embriones que se reproducen en una incubadora bajo estrictas condiciones de aislamiento evitando contaminaciones, son hijxs de vecino como tú y como nostrxs, es decir, son parte de toda la mierda que nos rodea, son producto de la sociedad y se encuentran potencialmente en cualquier parte. Por eso es tan importante afilar las precauciones en medio de la servidumbre voluntaria. 

Conocemos a toda la mierda agazapada en las mafias sindicales “independientes”, “autónomas” y “alternativas”; a toda la carroña oportunista de las mafias clientelares de las “organizaciones sociales”.  El peor de los tiranos es el esclavo que logra tomar el látigo en sus manos. Esa es la razón de las capuchas en la era de la vigilancia tecnológica y la sociedad del híper control. No hay nada más que “decodificar” en su uso y abuso.
Cubrirnos el rostro al momento del ataque desde luego que no implica posicionamiento ideológico alguno. Se han cubierto el rostro todxs lxs que han necesitado mantener oculta su identidad para evitar las consiguientes represalias, desde las sociedades secretas del medioevo hasta los agrupamientos político-ideológicos de más variado signo (partiendo del KKK hasta ETA, pasando por las Brigadas Rojas, la RAF y el EZLN) y eso, evidentemente, no nos acopla  en absoluto con sus posicionamientos político-ideológicos.
Sin embargo, al taparnos el rostro para la acción, también reivindicamos al bandido ácrata y al ilegalista refractario a toda autoridad, porque la capucha es más que el paliacate roído que nos cubre, es mucho más que la desteñida pañoleta  palestina  que envuelve la pose fashion y, aún más, que el agujereado pasamontañas que encubre la farsa revolucionaria y la pirotecnia baladí. La capucha anárquica va más allá de la estética, se levanta como conciencia antiautoritaria que ha puesto fin al espectáculo y dado su merecido tiro de gracia a la lucha ficticia. La capucha es el rostro insomne y febril de Prometeo dispuesto a expropiar una y mil veces el fuego del Olimpo aunque el águila le devore las entrañas cada amanecer.
 
Ni un milímetro atrás: ¡9 milímetros en las cabezas del Poder!
 
¡Qué las capuchas hablen!
 
¡Vivan los grupos informales de acción anárquica!
 
¡Viva la lucha callejera refractaria!
 
¡Qué la lucha se extienda a todos los rincones!
 
¡Viva el fuego liberador y la pólvora vindicadora!
 
¡Contra el sistema de dominación!
 
¡Luchemos contra toda esperanza!
 
¡Qué nadie recupere nuestra lucha!
 
¡Por la coordinación internacional anarquista!
 
¡Por la demolición de las prisiones!
 
¡Por la Liberación Total!
 
¡Por la Anarquía!
 
A 5 de octubre 2013.
 
En solidaridad con todxs nuestrxs compañerxs presxs en México y el mundo, en apoyo a todxs nuestrxs hermanxs prófugos, desde las cloacas de alguna urbe, sus hermanxs en afinidad,
Conspiración de las Células del Fuego/Federación Anarquista Informal (CCF-FAI)-México
Célula Insurreccional Mariano Sánchez Añón//Federación Anarquista Informal (CI-MSA/FAI)


[a] “Invitamos a los compas a que sumen sus palabras. Los invitamos sobre todo a que sean ingeniosos y activos”. México: Las capuchas hablan… En: http://es.contrainfo.espiv.net/2013/09/29/mexico-las-capuchas-hablan-porque-el-combate-apenas-inicia/#more-17982

miércoles, 9 de octubre de 2013

La Verdad Acerca de la Escuela

Presidentucho de Venezuela criminaliza al "anarcosindicalismo" en Sidor

Lo dicho, el anarquismo es el coco de toda la mierda estatista, capitalista de estado, manipuladora y gatopardista. Nunca me he tragado el fiasco de la revolución bolivariana, con Chavez era un show, ahora con Maduro es un show de ignorancia y demagogia. Se llama Capitalismo de Estado, pero aún capitalismo...
No solo demuestra este merolico su ignorancia del anarquismo (o tal vez no y por eso despotrica tanta tontería e ignorancia) , sino que deja bien en claro su defensa del estado de bienestar obligatorio, es decir: "Yo te atiendo a cambio de tu obediencia ciega"

Koan

Véalo por sus propios ojos. A partir del minuto 02 Maduro utiliza el término "anarcosindicalismo" para criminalizar la huelga de trabajadores en Sidor: "¿Qué es anarcosindicalismo? Anarquismo en filas sindicales, no puede ser que de un día para otro llegan y paran la empresa. ¿Es que no respetan las leyes?, yo le pido a la fiscal general que actúe de acuerdo con la ley. Ya basta, le están haciendo un daño al país, no lo podemos aceptar".