Recibe este nombre porque es la política que EEUU apoya oficialmente para implantarla en el resto de países (en los USA el libre mercado no es tan puro como quieren que lo sea en el resto del mundo, no hay más que ver las subvenciones gubernamentales a la agricultura). Cuando decimos Estados Unidos nos referimos a la FED (Reserva Federal), al Departamento del Tesoro y a las grandes instituciones financieras internacionales (FMI, BM, OMC, Bancos de Desarrollo Continentales,...) creadas con el único propósito de servir a los intereses norteamericanos y dominadas por ellos.
Estas políticas tienen su fundamento teórico en la Universidad de Chicago cuyo máximo exponente fue Milton Friedman (que vio respaldado su trabajo a favor del capitalismo salvaje con el premio Nobel de economía en 1976). De esta Universidad han salido y siguen saliendo docenas de economistas que ocupan altos cargos en todas las instituciones mencionadas anteriormente y, también, gran cantidad de asesores económicos que trabajan codo con codo con muchos gobiernos alrededor del mundo.
El “Consenso de Washington” se basa en diez pilares fundamentales, a modo de diez mandamientos, en torno a los que giran todas las decisiones a tomar:
1- Disciplina presupuestaria: la primera premisa se refiere a la ausencia de déficit fiscal y a la necesidad de presentar unos presupuestos balanceados. Este equilibrio fiscal jamás ha sido alcanzado por ningún país (como ejemplo los de siempre: para flipar el déficit fiscal de Estados Unidos). Sin embargo, esta imposibilidad no es un obstáculo para obligar a la mayoría de países a drásticos recortes en el gasto público (de lo que hablaremos en el siguiente punto) que conllevan un dramático deterioro de todos los servicios imprescindibles para tener una esperanza y calidad de vida mínimamente decentes.
2- Prioridades en el gasto público: bajo este bonito título se esconde la necesidad de reducir el gasto público. Rápidamente, se deja de invertir el dinero del pueblo en los sistemas de salud, educación, seguridad social, suministros,... esto deja el camino abierto a las privatizaciones y al monopolio del país por parte de una pequeña elite económica. Muchos países que viven situaciones dramáticas se ven obligados a suprimir las subvenciones a los productos alimentarios dejando el precio de estos en manos de buitres especuladores que a la velocidad de la luz condenan a la hambruna a millones de personas.
Otro efecto habitual de esta política, es el despido masivo de funcionarios. En la mayoría de regiones el Estado es el mayor empleador y, por tanto, estos despidos provocan un alto nivel de paro, exclusión y pobreza.
3- Reforma fiscal: se trata de establecer la amplitud de la base tributaria dejando la tasa tributaria marginal en un nivel más que moderado. Estas expresiones sin sentido se traducen a la hora de la verdad en que el mayor peso fiscal recae en las rentas medias (que son la mayoría en los países industrializados) y bajas (la mayoría en los países con economías de subsistencia) mientras que las rentas más altas soportan niveles moderados de presión fiscal (cosa que no les molesta en absoluto pero sirve para tergiversar la opinión pública en este tema).
4- Liberalización financiera: esto consiste en que sean los famosos mercados los que decidan los tipos de interés (a través de los respectivos Bancos Centrales). Obviamente, deciden su aumento porque así reciben mayores ganancias con sus inversiones en los países que optan por estas políticas. Por contra, los ciudadanos de esos mismos países se encuentran con la imposibilidad de obtener créditos a bajo interés con lo que la mayoría de pequeños empresarios (agricultores, comerciantes, ganaderos, pescadores...) acaban perdiendo sus trabajos y con ellos el sustento que les permite vivir.
5- Tipos de cambio: con esto se pretende establecer el clima necesario para que el flujo de exportaciones/importaciones siempre sea beneficioso a las grandes corporaciones que rapiñan los países donde intervienen.
6- Liberalización comercial: más bien debería llamarse liberalización de las importaciones, factor este muy importante en el deterioro económico y social. Esta política significa la eliminación de aranceles sobre los productos importados (que por norma general son más baratos que los nacionales debido a generosas subvenciones estatales o a la explotación sufrida por los que los producen) y la entrada masiva en el mercado nacional provocando la quiebra de empresas y miles de despidos. Junto a esto, se produce una reorientación de la economía desde la autosuficiencia a la exportación. Así países que producían suficiente para su autoconsumo se convierten en campos y talleres de mano de obra barata trabajando para satisfacer las ambiciones económicas de grandes corporaciones. Automáticamente los recursos naturales valiosos son expoliados para la exportación dejando a los nativos en una situación de pobreza e inseguridad alimentaria absolutas.
7- Apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas: su nombre deja claro qué se quiere conseguir. Se les ponen tantas facilidades a las empresas foráneas que incluso se les deja llevarse todos los beneficios sin la obligación de invertir ni dejar nada en el país donde operan. Por si fuera poco les fabrican marcos reguladores como los TLC para que tengan total inmunidad en el ámbito legal.
8- Privatización: este es uno de los dogmas más potentes del Consenso: la creencia en la eficiencia superior de la empresa privada. La transferencia de instituciones públicas a manos privadas repercute directamente en el día a día de los ciudadanos, se traduce en la reducción de los servicios públicos y en un aumento de precio para estos mismos servicios (siempre disfrazado bajo el pretexto de la eficiencia y la rapidez), se aumenta el número de despidos y, finalmente, se llega a la práctica aniquilación de los derechos laborales.
9- Desregulación: imprescindible para que sectores enteros de la economía de los países puedan pasar a manos privadas y controlar de esta manera el Estado.
10- Garantía de los derechos de propiedad: este aspecto suele ser poco comentado pero indica ni más ni menos que los Estados (o sea los ciudadanos) deberán pagar siempre por usar la tecnología que les imponen, incluyendo aquí bienes tan imprescindibles como la comida y los medicamentos, que siempre serán fuente de negocio para las transnacionales.
Estas reglas, que claramente son incompatibles con el desarrollo humano de los países, han sido impuestas una y otra vez gracias al esfuerzo conjunto de las instituciones financieras internacionales y al aparato de represión de los diferentes Estados apoyados por el siempre amigo Estados Unidos. A lo largo de los últimos cuarenta años se han sucedido las dictaduras, las guerras y las revueltas represivas que han ido unidos irremediablemente a la imposición de una economía neoliberal que ha llevado al desequilibrio total de las sociedades. Desde las dictaduras del Cono Sur, pasando por las del Magreb, siguiendo por la guerra de los Balcanes y las de Irak, las múltiples guerras en el África subsahariana y muchas otras; han servido como preparación para imponer este modelo. También ha sido impuesto a través del chantaje directo del FMI y BM como en la Polonia de Solidaridad, la Rusia de Yeltsin, los países del sudeste asiático o la Sudáfrica de Mandela.
Millones de personas han sido asesinadas, torturadas y condenadas a la pobreza extrema por los terroristas financieros que dirigen la economía mundial y siguen haciéndolo a día de hoy.
A principios del presente siglo, tras las primeras protestas masivas contra la globalización, se intentó vender que el consenso había muerto porque era inaceptable (que lo es) regirse por un modelo que no tenía ningún interés en el bienestar de la población, la justicia social, los problemas de equidad,... Sin embargo, no fueron más que meras campañas publicitarias orquestadas por todos los que se benefician de esto, incluyendo las corporaciones que controlan los medios de comunicación.
A pesar de esto, seguimos viendo a día de hoy que no sólo siguen siendo las reglas del juego sino que además se han extendido a todo el mundo. No sólo se utilizan en países en vías de desarrollo, ahora se han extendido por todo el planeta. Basta con ver las decisiones tomadas en Europa en los últimos años desde que se aprobara el Tratado de Maastrich que viene a ser un Consenso a la europea.
A modo de ejemplo, podemos ver las decisiones tomadas en España en los últimos tiempos en nombre de la deuda. Desregulación y liberalización del mercado energético (ahora se reparten el pastel más empresas pero las facturas suben a velocidades astronómicas); privatización de todo lo posible (hasta las loterías del Estado, pasando por los transportes, la salud, la educación y un largo etcétera); recortes del gasto público especialmente en todo lo que tiene que ver con pensiones y empleo público; recortes en derechos laborales (hasta el punto de poner al mando al ejército con la excusa de la huelga de los controladores o de declarar ilegal la huelga en el metro de Madrid). Podríamos seguir con muchas más (ahora mismo se acaba de acordar el aumento de la edad de jubilación y la famosa Ley Sinde entre otros atentados a los derechos de los ciudadanos) y otras muchas que, sin duda, llegarán ya sea con este gobierno o con el próximo. Lo que está más que claro es que por mucha crisis que nos vendan, el avance del capitalismo salvaje está alcanzando cotas insospechadas hace unos años y como consecuencia de ello el nivel de vida en todo el mundo se va miserabilizando a marchas forzadas, para muchos esto significa una condena a muerte, para otros un retroceso en su nivel de vida y de libertades sin precedentes, para los menos un aumento de sus riquezas.
Fuente:Quebrantando el silencio
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