Pedradas contra los cascos azules, barricadas en los cruces de calles, disparos y gases lacrimógenes: las escenas de guerrilla urbana se multiplicaban el jueves en el centro de Puerto Príncipe, donde los manifestantes reprochaban a la ONU haber introducido el cólera en Haití.
En medio de un calor sofocante, y gritando en creole "la Minustah trajo el cólera", unos 150 jóvenes se reunieron en el centro de la capital para pedir a la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) que abandone el país, en plena psicosis por el desarrollo de la epidemia.
Desde el comienzo de la manifestación, los participantes arrojan piedras, que se encuentran por todas partes desde el seísmo del 12 de enero, contra una decena escasa de cascos azules brasileños que pasan a bordo de una camioneta blanca de la ONU.Bajo una lluvia de piedras, los militares encaran a los manifestantes que los rodean. En vano. De modo que haciendo chirriar los neumáticos parten a toda velocidad. Un soldado cae al suelo, soporta las pedradas, vuelve a subir al vehículo, que emprende la fuga.
Los manifestantes corren por la calle. En pocos minutos se transforman en varios cientos. Algunos llevan pasamontañas. Dicen que quieren llegar a la base de la Minustah en Gourdon. En una calle que sale del centro, son detenidos por militares no identificados.
Hay disparos que no se sabe de dónde provienen. Más lejos, gases lacrimógenes lanzados por otros militares dispersan a los manifestantes que se vuelven a juntar luego en la plaza de Campo de Marte, ante el Palacio presidencial en ruinas.
"La ONU vino aquí para matar, para envenenarnos", grita Alexis Clérius, un agricultor de 40 años mientras levanta una barricada en medio de la plaza. "Revolución social", gritan sus amigos bajo un sol inclemente.
Un joven lleva una cruz de madera sobre la que colocó una enorme fotografía de un caso azul. Estudiantes que protestan contra el partido Unidad del presidente haitiano, René Préval, se unen a los manifestantes con un ataúd de madera con los colores del partido. Queman neumáticos y el ataúd mientras profieren gritos de alegría.
Luego levantan los baños de plástico instalados por la ONG Acción contra el Hambre y los tiran a la calle.
Los enfrentamientos duran varias horas en medio del campo de desplazados, donde miles de haitianos viven en tiendas de campaña. De un lado, los jóvenes que tiran piedras. Del otro, blindados de la ONU que lanzan gases lacrimógenos bajo la mirada perdida de las familias que allí viven.
Una mujer en lágrimas, que nada tiene que ver con los enfrentamientos, se vacía un cubo de agua en la cara para contrarrestar los efectos de los gases. Otra observa a los jóvenes. "Deberían ayudarnos a luchar contra la enfermedad limpiando el campo, en lugar de crearnos nuevos problemas", opina Marta Joseph, de 22 años.
Fuente Yahoo noticias España
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