La Oficina de Investigaciones Especiales (OSI), creada en 1979 para expulsar a los nazis, descubrió que funcionarios norteamericanos permitieron la entrada al país y acogieron a antiguos agentes de Hitler, pese a conocer su pasado, para valerse de sus servicios.
Todo ello quedó recogido en un texto de 600 páginas que el departamento de Justicia mantuvo en secreto, y en el que se incluyen otros éxitos y fracasos en las pesquisas de los abogados, historiadores y analistas de la OSI.
Según el rotativo neoyorquino, aunque se conocía cierta colaboración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la protección a oficiales nazis, el informe presenta un nivel de complicidad mucho mayor al pensado.
Estados Unidos, que se enorgullecía de ser un refugio seguro para los perseguidos, se convirtió -en pequeña medida- en un refugio seguro para perseguidores también, refiere el texto.
De acuerdo con el periódico, el documento recoge la ayuda ofrecida a Otto Von Bolschwing, ayudante de Adolf Eichmann, e implicado como éste último en los planes para purgar a Alemania de los judíos. Bolschwing trabajó para la CIA en Estados Unidos.
También se hace referencia a Arthur L. Rudolph, un científico nazi que dirigía una fábrica de municiones, y que luego sirvió a programas de cohetes en territorio norteamericano.
Prensa Latina
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