Por Acratosaurio Rex


Hay gente que sufre mucho. Esta mañana, estaba tan tranquilo tomando el fresco en una chatarrería al lado del barrio, cuando ha llegado el colgado de turno a contarme que su mujer le ha dejado, que sus hijos no le obedecen, que le embargan la casa, que no tiene dinero, que se le acaba el subsidio, que vomita sangre, que los médicos le envenenan, y que está tan agobiado que no sabe si salir a la calle a matar gente o suicidarse. Y me ha preguntado que qué sentido tiene esta vida tan miserable, y qué solución tiene todo esto.
Le he contestado que el Acratosaurio no contempla la opción del suicidio, porque si se espera lo suficiente, llega sin tener que esforzarse. Y la solución del asesinato para aliviar el cáncer de estómago, tampoco me parece buena idea. El Acratosaurio está siempre contento, considera la vida digna de ser vivida, y no le da por fastidiar a los demás, salvo que se lo pidan encarecidamente… Cuando compasivamente me he acercado a asesinar al pesado este con un puntal oxidado, ha salido corriendo pidiendo socorro. Qué rara es la gente. Pero vamos allá. ¿Cuál es el sentido de todo esto?
Ninguno. El universo no tiene sentido. Carece de voluntad. Ignora que existes. No se preocupa por ti. Es indiferente a la explosión de supernovas, a la desaparición de galaxias, o a la proliferación de bacterias. El universo no tiene ningún plan para nuestra especie, ni funesto ni maravilloso. Nuestro destino individual es la muerte. Nuestro destino colectivo, la extinción.
Hay quienes dicen que podemos trascender a esta vida, cruzar sus límites y pasar a otro estado de conciencia. Y te ponen como ejemplo a esos lamas que se bañan a veinte grados bajo cero y no pasan frío. Pues vaya gusto más estúpido, cuando puedes esperar a la primavera para bañarte. Sí claro, sus partículas seguirán por ahí cuando mueran, tal vez pasen por el tubo digestivo de un rumiante y luzcan al sol en un buen cagajón. ¿Y qué?
Así que a lo más que podemos aspirar, es a vivir nuestras vidas sin sentido, haciendo aquello que queramos. Filosóficamente hablando, mi posición es muy débil, la de un burro será menos dogmática. Pero a mí me da lo mismo. Los señores filósofos que sostienen posiciones fuertes, no se ponen de acuerdo, y se suelen meter en unos vericuetos que al final no los entiende ni el que los ha escrito. Y todo para decirnos que debemos hacer no lo que queramos, sino lo que está bien. Siendo el bien lo que digan ellos, como financiar la deuda nacional soberana.
Por lo tanto, sigue tus pasiones y por lo menos, no hagas menos de  lo que puedas. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.