(Texto extraído de el periódico Crisi de Enric Duran)
Cada vez más, las actividades van más allá de la protesta y se vuelven prácticas autónomas de una nueva sociedad.Como hemos ido viendo en páginas anteriores estamos en una sociedad en qué los poderes fácticos controlan las vías formales de la participación política y de la vida pública: gobierno, elecciones, partidos, medios de comunicación, sistema judicial. Es en estas condiciones que surgen y tratan de ir ganando espacios de acción y de vida diversos grupos de personas que se organizan de forma independiente del mercado y del estado, con el objetivo de denunciar el actual modelo de sociedad y a su vez de investigar y potenciar las alternativas. Los podemos llamar, para entendernos: los movimientos sociales.
Si bien históricamente podemos recordar ciertos movimientos sociales que han pretendido y en muchos casos han conseguido realizar mejoras concretas en el sistema sin cambiar su estructura básica (como puede ser el caso del movimiento obrero, el ecologista, el feminista y el antimilitarista), en la actualidad se está generando una masa crítica movilizada, no únicamente por un solo tema, no para presionar al estado para que legisle y ejecute medidas concretas, sino para compartir una visión crítica de la globalidad del sistema capitalista y para poner en marcha una transformación radical, que más allá de ser escrita en libros y documentos, se intenta practicar cada día en aquellos aspectos de la vida en los que se puede, que cada vez son más.
En la actualidad, la mayoría de los movimientos sociales emergentes se organizan a partir de colectivos locales, de carácter asambleario y autónomo, con un base identitaria muy viva y diversa, con participación de gente de edades diversa y crean nuevas prácticas y discursos genuinos.
Desde estos nuevos movimientos sociales queremos practicar una democracia real en qué las decisiones sean tomadas por aquellos que se ven afectados y pensamos que las alternativas que estamos planteando entre todos y todas no son aceptables para el capitalismo, el sistema que pretende condicionar toda nuestra vida. No pensamos que se puedan arreglar las cosas proponiendo reformas que sólo intenten mejorar las instituciones existentes y sus leyes. Propuestas hay muchas desde hace ya tiempo, pero la cuestión radica en qué quién tendría que aplicar estos cambios son los perpetuados poderes políticos que gobiernan gracias al poder de las empresas transnacionales y especialmente de los bancos. Consideramos suficientemente probado el inmovilismo de la política institucional sometida por todos los estamentos de poder del sistema, y nos desmarcamos de esta vía como forma de transformación social. Los partidos políticos parlamentarios representan pues un punto de vista diferente al nuestro.
No sólo tenemos reivindicaciones maximalistas y de transformación global de la sociedad. También pensamos que determinadas acciones concretas pueden ser buenos pasos hacia delante de cara a acercarnos a estas reivindicaciones. Pero como que no creemos en la voluntad política de los gobiernos para asumir nuestras demandas, nos afirmamos en la desobediencia civil, la autonomía y la autogestión como formas de lucha, experimentación y construcción de alternativas concretas, tal y como se viene haciendo desde diversos movimientos sociales en los últimos tiempos.
A continuación os presentamos diversos ejemplos de las movilizaciones y luchas que actualmente se generan desde los movimientos sociales.
Movilizaciones y luchas sociales de la actualidad
El crecimiento ciego del sistema comporta el crecimiento urbanístico, industrial y de las infraestructuras de transporte y energéticas que dañan cada vez más el territorio. Esta expansión del capitalismo comporta la mercantilización de cada vez más aspectos de la vida, incluyendo la privatización y el encarecimiento de las necesidades más básicas, como la producción de alimentos, la educación o la sanidad.
La globalización, una de las caras de este crecimiento, comporta deslocalizaciones y un crecimiento exponencial de las diferencias entre los países occidentales y el resto.
Delante de todas estas agresiones, la vía más directa de intervenir son las movilizaciones.
Generar movimientos sociales es la manera que tiene la gente que no tiene poder económico, que no tiene suficiente influencia institucional, para defender eso que cree; y sin estas actuaciones la situación sería mucho peor de lo que ya es.
A menudo son acciones defensivas para evitar que empeore alguna realidad concreta. Consigan este objetivo o no, con la acción se llega a sensibilizar, crear debate y compartir nuevos significados y valores colectivos.
La globalización, una de las caras de este crecimiento, comporta deslocalizaciones y un crecimiento exponencial de las diferencias entre los países occidentales y el resto.
Delante de todas estas agresiones, la vía más directa de intervenir son las movilizaciones.
Generar movimientos sociales es la manera que tiene la gente que no tiene poder económico, que no tiene suficiente influencia institucional, para defender eso que cree; y sin estas actuaciones la situación sería mucho peor de lo que ya es.
A menudo son acciones defensivas para evitar que empeore alguna realidad concreta. Consigan este objetivo o no, con la acción se llega a sensibilizar, crear debate y compartir nuevos significados y valores colectivos.
A principios de esta década y ahora recientemente ante las actuaciones institucionales con la excusa de la sequía, la lucha contra el trasvase del Ebro, además de conseguir su objetivo concreto gracias a una gran movilización, ha abanderado las reflexiones y las propuestas por una nueva cultura del agua. También, en la última década, decenas, quizás centenares de plataformas han surgido en todo el territorio para mantener espacios naturales, rurales o culturales. Decenas de ejemplos como Salvemos el Empordà, Salvemos Montserrat, Salvemos Can Ricart; y de tanto salvar el territorio ha surgido el lema: por una nueva cultura del territorio.
Mientras escribimos estas líneas se mantiene la lucha cada vez más firme y más extendida contra la MAT, símbolo del crecimiento energético centralizado que no lleva a ninguna parte; y con esta idea de solidaridad entre pueblos, hemos aprendido a decir “la MAT ni aquí ni en ninguna parte, ni subterránea ni aérea”.
Mientras escribimos estas líneas se mantiene la lucha cada vez más firme y más extendida contra la MAT, símbolo del crecimiento energético centralizado que no lleva a ninguna parte; y con esta idea de solidaridad entre pueblos, hemos aprendido a decir “la MAT ni aquí ni en ninguna parte, ni subterránea ni aérea”.
A menudo las movilizaciones reivindican mantener o acceder a derechos básicos como la vivienda, la alimentación sana, la educación, o el derecho al propio cuerpo.
Son importantes en este ámbito las movilizaciones de V de Vivienda, para recuperar la vivienda como un derecho cuando el precio de los alquileres y de las hipotecas han llegado a un nivel tan elevado que para afrontarlo millones de personas se tienen que dejar explotar en trabajos mal pagados. En el ámbito de la alimentación hay que mencionar la Campaña Somos lo que sembramos, que ha recogido casi 105.896 firmas en una Iniciativa Legislativa Popular para reclamar una Cataluña libre de transgénicos y un etiquetaje claro de los alimentos que llevan transgénicos y los que no. Habrá que ver qué responden el Parlamento Catalán ante una muestra de participación social y de consciencia ciudadana.
Son importantes en este ámbito las movilizaciones de V de Vivienda, para recuperar la vivienda como un derecho cuando el precio de los alquileres y de las hipotecas han llegado a un nivel tan elevado que para afrontarlo millones de personas se tienen que dejar explotar en trabajos mal pagados. En el ámbito de la alimentación hay que mencionar la Campaña Somos lo que sembramos, que ha recogido casi 105.896 firmas en una Iniciativa Legislativa Popular para reclamar una Cataluña libre de transgénicos y un etiquetaje claro de los alimentos que llevan transgénicos y los que no. Habrá que ver qué responden el Parlamento Catalán ante una muestra de participación social y de consciencia ciudadana.
En el ámbito de la educación, los últimos años el llamado Proceso de Bolonia para instituir el Espacio Europeo de Enseñamiento superior supone una amenaza para la universidad pública y la consolidación de su dependencia de la empresa privada y de la capacidad adquisitiva de los estudiantes. Numerosos colectivos de estudiantes, investigadores y personal de la universidad se han opuesto. Finalmente, desde inicios del 2008 y ante la ofensiva judicial de sitiar el aborto, diversos colectivos se han movilizado para defender el derecho al propio cuerpo y para que el aborto se despenalice y sea libre y gratuito y se incluya como una prestación sanitaria normalizada.
Posteriormente a estos frentes de movilización, los últimos meses han estallado las luchas por los derechos laborales y por los derechos de las personas inmigradas.
El pasado 9 de junio, los ministros de Trabajo de la UE aprobaron una modificación de la directiva sobre la ordenación del tiempo de trabajo, que permite el alargamiento de la jornada laboral de todas las trabajadoras hasta 60 horas semanales, y de algunos colectivos específicos hasta 65. Eso lo harían mediante acuerdos trabajador-empresa, atacando también el derecho de la negociación colectiva. Desde entonces, diversos colectivos y sindicatos de base se han empezado a movilizar y se están preparando respuestas que se harán ver próximamente.
Pocos días después, el pasado 18 de junio, se aprobaba la directriz europea sobre la expulsión de sin papeles, conocida popularmente como “directiva de la vergüenza”. Ésta legaliza que una persona sin permiso de residencia pueda estar detenida hasta 18 meses antes de ser expulsada, y que, una vez fuera de la Unión Europea, se le prohíbe volver en un plazo de 5 años. Una vez más, numerosos colectivos de afectados y de solidaridad, así como diversas personalidades, se han manifestado en contra y las movilizaciones que se sacaron adelante para que no se aprobara continúan.
Pocos días después, el pasado 18 de junio, se aprobaba la directriz europea sobre la expulsión de sin papeles, conocida popularmente como “directiva de la vergüenza”. Ésta legaliza que una persona sin permiso de residencia pueda estar detenida hasta 18 meses antes de ser expulsada, y que, una vez fuera de la Unión Europea, se le prohíbe volver en un plazo de 5 años. Una vez más, numerosos colectivos de afectados y de solidaridad, así como diversas personalidades, se han manifestado en contra y las movilizaciones que se sacaron adelante para que no se aprobara continúan.
En todas estas actuaciones, los movimientos sociales siguen diferentes estrategias, que a menudo se complementan para buscar sus propósitos legítimos. Las más vistosas acostumbran a ser las manifestaciones, concentraciones, sentadas y el resto de propuestas participativas para tomar las calles en muestra de denuncia o de reivindicación de un hecho concreto. Las estrategias más comprometidas pueden ser acciones de desobediencia civil, en qué las personas o grupos participantes arriesgan su integridad o su libertad por aquello en qué creen. Por ejemplo, las acciones directas, que son frecuentes en la defensa del territorio, se han destinado a impedir la destrucción del medio cuando otros medios no han funcionado.
Cuando la ocasión lo merece, tampoco dejan de utilizarse opciones legales como las denuncias y las iniciativas legislativas populares, para defender y reclamar las propias ideas.
Un ejemplo de los actos que acompañan estas luchas fue el Foro Social Catalán, de enero del 2008, un lugar de encuentro dónde numerosos seminarios, charlas y talleres contribuyeron a determinar las diversas estrategias a seguir y la agenda de movilizaciones.
Cuando la ocasión lo merece, tampoco dejan de utilizarse opciones legales como las denuncias y las iniciativas legislativas populares, para defender y reclamar las propias ideas.
Un ejemplo de los actos que acompañan estas luchas fue el Foro Social Catalán, de enero del 2008, un lugar de encuentro dónde numerosos seminarios, charlas y talleres contribuyeron a determinar las diversas estrategias a seguir y la agenda de movilizaciones.
Hay otras estrategias que no citaremos, para no extendernos demasiado en este apartado.
En definitiva, es importante destacar que, en general, no hay demasiadas diferencias en las maneras de hacer de los diferentes movimientos sociales, sino que a menudo la misma gente utiliza estrategias diferentes según la oportunidad y el momento. Se acostumbra a entender que todas estas estrategias son buenas, si hay capacidad humana y económica para sacarlas adelante.
Precisamente, el hecho que existan tantas luchas diferentes defendiéndonos de las diversas agresiones del capitalismote hoy en día se acostumbra a utilizar como prueba que los movimientos sociales están disgregados y que no tienen una alternativa de modelo de sociedad. En algún momento quizás ha sido cierto, pero en los últimos años y hasta la actualidad ha habido un gran proceso de confluencia, que quizás no se ha visibilizado mucho en la calle, pero que está cogiendo forma en la vida cotidiana de muchos barrios y pueblos. Este proceso ha acompañado la deslegitimación de los partidos políticos e instituciones de esta pretendida democracia, que ha llevado bajo los mínimos la esperanza que el cambio pueda llegar por estos medios, a la vez que nos atrevemos a imaginar y empezamos a construir otras vías para cambiar el mundo.
Sólo en el ámbito municipal se mantiene el debate sobre el uso de las vías institucionales, animado por el crecimiento de las Candidaturas de Unidad Popular, que tienen en común con los movimientos sociales la voluntad de cambiar las cosas desde el ámbito local.
Por otro lado, en estos últimos años, se han iniciado y consolidado muchos proyectos que nos han permitido transformar, ahora y aquí, al menos algunos aspectos de nuestra realidad. ¡Y cada vez son más!Sólo en el ámbito municipal se mantiene el debate sobre el uso de las vías institucionales, animado por el crecimiento de las Candidaturas de Unidad Popular, que tienen en común con los movimientos sociales la voluntad de cambiar las cosas desde el ámbito local.
Pensé en no poner el artículo completo porque trata específicamente de movimientos en España, pero creo que es un buen ejemplo de cómo si se puede organizarse a la sociedad de diferentes maneras. En lo personal es un sueño y propósito el que pudiéramos tener una reunión o reuniones para intentar proponer métodos de organización y ayuda alternativos, hacer una gran propuesta y discusión de temas que a todos nos afecten y que entre todos podamos ayudar a solucionarlos o por lo menos a pensarlos mejor.
ResponderEliminarVuelvo a hacer la más cordial invitación para quien quiera unirse a este proyecto, podemos reunirnos aunque solo seamos dos (si somos más mucho mejor). Intentemos la utopía, no nos rindamos, en lo personal estoy harto de ser engañado, obligado y explotado, invito a tod@s, pero en especial a quien como yo, este harto de esperar a que los mismos que nos tienen así, nos quieran sacar o liberar, en lo personal, creo que eso nunca sucederá.
Unámonos, tal vez unos estemos inconformes por algo y otros por otra cosa, lo importante es que lleguemos a la raíz de todo este sufrimiento y logremos parar este infierno…dejemos de pensar solo en nuestros problemas, pues esta es también la razón de que nadie quiera ayudar a nadie.
Solo pido que lo pienses.