jueves, 20 de enero de 2011

EL TRIBUNAL PERMANENTE DE LOS PUEBLOS

Tal vez lo único que deba de apuntar, es que no caigamos en unas especie de catarsis permitidas por el Estado y el sistema,es decir, griten, pataleen y lloren lo que quieran, pero no me creen problemas...la pregunta es...¿ESTAMOS CREANDO LOS SUFICIENTES PROBLEMAS?
Koan

A pesar de que en los últimos tiempos parece que todos los acontecimientos nos conducen hacia el fin de la libertad y de la dignidad del ser humano, es importante destacar la existencia de iniciativas, tanto a nivel nacional como internacional, cuya finalidad es precisamente esa: defender la dignidad de las personas frente a los sistemáticos ataques del sistema capitalista.
Encuadrado en este tipo de iniciativas se encuentra el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Este tribunal es de carácter no gubernamental y tiene su origen en los Tribunales Russell que sesionaron dos veces en su historia, la primera, para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam. La segunda, para enjuiciar las dictaduras militares de América Latina. Es aquí, donde una de las audiencias se dedicó al papel crítico de las empresas transnacionales en las dictaduras y donde se articuló el marco de referencia para la elaboración de la Declaración Universal de los Pueblos (Argel 1976) que más tarde pasaría a ser el Estatuto formal del TPP. De esta forma, se entiende que el papel central del poder económico transnacional y de sus alianzas estructurales con las diferentes instituciones estatales sea una parte fundamental del TPP.

El tribunal se constituye en 1979 tras la muerte de su inspirador Lelio Basso, senador italiano que fue figura clave en los Tribunales Russell. Es precisamente la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos la que nombra a los casi 130 miembros del tribunal.
La finalidad del TPP es calificar en términos de derecho y hacer visibles aquellas situaciones en que se planteen violaciones masivas de los derechos fundamentales de la humanidad que no encuentren reconocimiento ni respuesta en las instituciones oficiales (que prácticamente son la mayoría de los que se producen por la acción directa del poder transnacional). Es decir, su función es que no queden en el olvido todos los abusos que el orden económico internacional comete contra todos aquellos que son excluidos del propio sistema. Obviamente, esto es una consecuencia directa de la interesada omisión que el derecho internacional hace con todos los delitos relacionados con la economía. De hecho, la Corte Penal Internacional (que es el órgano judicial que tiene el deber de juzgar los casos que exceden la capacidad o voluntad de las autoridades nacionales) ha excluido de su competencia los crímenes económicos, lo que significa la imposibilidad de juzgar la mayoría de las acciones que se producen o coinciden con la violación de los derechos de la vida, para los cuales no existe la posibilidad de formular juicios que tengan efectividad.
Por ello, el TPP se ha convertido en un referente a la hora de juzgar los desastres provocados por el sistema neoliberal y globalizado. A lo largo de los años no sólo ha juzgado las violaciones cometidas por las transnacionales si no que también ha juzgado las implicaciones de las grandes instituciones creadas para mantener y reforzar el sistema como el FMI, el Banco Mundial, La Unión Europea, la OMC,...

Llegados a este punto, es importante señalar que el TPP no es un organismo oficial, por tanto, sus sentencias no tienen un valor real en cuanto que nadie se siente obligado a acatarlas. Sin embargo, si tiene un alto valor moral para las víctimas de los atropellos cometidos que, por primera vez, tienen un lugar al que acudir y donde poder expresar sus vivencias y sus sentimientos. Esto es muy importante porque, por lo general, las víctimas de estos abusos carecen del derecho a ser formalmente tratadas como tales. Porque por encima de todo se trata aquí de una cuestión de dignidad humana, como se recoge en la sentencia formulada en Madrid en mayo de 2010 (echadle un vistazo aquí y veréis la cantidad de empresas implicadas en delitos gravísimos) donde se juzgaba a la UE y las empresas transnacionales en América Latina:


La dignidad-libertad del individuo, su capacidad de determinarse con autonomía en las relaciones de los demás, es un valor que connota a la persona por el mero hecho de serlo y hace de ella un fin, que excluye, como ilegítimo, cualquier uso instrumental de la misma para otros ajenos. La dignidad es el sentimiento que funda la relación entre los sujetos autónomos de la sociedad moderna, porque genera y reclama reciprocidad de trato, reconocimiento mutuo entre portadores de iguales dignidades.
Y la dignidad es el primer valor, el primer bien agredido por los modos de actuar que aquí se juzgan.

El trabajo del TPP también debe servir para poner sobre la mesa con testimonios reales y datos concretos el abuso indecente que el sistema capitalista y sus instituciones cometen sobre las personas y los territorios que habitan. Debe servir para que todos podamos darnos cuenta de que estas atrocidades son reales y que debemos detenerlas cuanto antes porque este camino sólo lleva a la devastación del planeta y de los que vivimos en él.


Fuente: Quebrantando el silencio

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.