lunes, 8 de abril de 2013

Sobre el problema de la corrupción política

"El proyecto de autonomía individual y colectiva no es una utopía, sino un proyecto histórico-social que puede realizarse, nada muestra que sea imposible. Su realización no depende más que de la actividad lúcida de los individuos y de los pueblos, de su comprensión, de su voluntad, de su imaginación." (Cornelius Castoriadis)
"¡Que se vayan todos!" (grito entonado en las movilizaciones populares de Argentina en 2001)
corrupciónDesde los inicios del 15-M, hace dos años, el discurso "contra los políticos corruptos" ha cogido fuerza.

La política no es lo que hoy se hace pasar por "política", no es la "política oficial/parlamentaria". Ésta es un circo y un espectáculo miserable.

La política es la dimensión humana fundamental de acción, reflexión y responsabilidad en el ámbito de lo público y lo colectivo. Implica, de entrada, abordar cómo se tienen que plantear, deliberar y tomar las decisiones que afectan a las comunidades/pueblos y cuál es la escala organizativa geográfica-demográfica y la relación entre éstas comunidades/pueblos y, después, participar personalmente en el planteamiento, deliberación y toma de éstas decisiones de la comunidad/pueblo donde se viva.
El pilar de la corrupción política fundamental de las sociedades contemporáneas, por tanto, es la aceptación del régimen político anti-democrático (oligárquico) del Estado-Nación y la "democracia representativa".

Este régimen no se impuso por la libertad y la virtud política-humana, el progreso, bienestar o la soberanía del pueblo. Se impuso por los intereses particulares de las élites sociales del momento, por el proyecto de una sociedad heterónoma, de clases, dominación, explotación y privilegios, donde el pueblo perdiera las riendas de la política y la economía.

Esta aceptación se da por parte de las élites actuales, "el 1%", y de la mayoría de la gente de abajo, "el 99%".

Es obvio que las élites sociales aceptarán, promocionarán y defenderán los régimenes de dominación política. Así pues, para la vital y árdua tarea de conseguir que pasen a la historia, nos podemos olvidar de ellas.

Tenemos que dejar de centrarnos en ellos y empezar a centrarnos en nosotros. El problema es nuestra aceptación del régimen, que se camufla muy a menudo en retóricas supuestamente críticas y "anti-sistema" (pero con una visión muy superficial del sistema).

A la reflexión profunda y holística sobre las grandes cuestiones de la existencia humana (la política, entre ellas, que se relaciona con la ética[1]) y sobre la situación actual en que nos encontramos se le ha de dar una importancia crucial. Tenemos que des-educarnos y re-educarnos (regenerar la humanidad) y destinar la mayor parte de nuestras energías a la construcción del mundo nuevo que tenemos que ir gestando en nuestros corazones.

La parte de energías destinadas a la impugnación de las instituciones actuales y/o de su funcionamiento tiene que disminuir, porque hoy en día en la mayoría de activismo y planteamientos de los movimientos sociales esta parte es el todo.

El barco de la civilización actual se hunde. Quien no tengla clara esta cuestión, en el aspecto económico tiene que informarse sobre la crisis energética, un hecho fundamental que aún es demasiado desconocido[2]. El posicionamiento tiene que ser contra el capitalismo, y no contra el neoliberalismo. Tiene que ser un posicionamiento vital de esfuerzo desinteresado por las potencialidades, virtudes y pervivencia de la vida humana y la transformación profunda positiva de las personas y la sociedad, contra la degradación profunda y negativa que sufrimos -es "el tiempo del sí", dicen algunas personas aquí y allá. Y muchas no lo dicen pero así lo sienten-.

Así pues, las personas que queramos ser responsables no podemos sumarnos acríticamente a discursos e idearios superficiales, fáciles, populistas y paternalistas que olvidan e ignoran la corrupción del pueblo y su responsabilidad profunda en cuanto a la aceptación o rechazo de los fundamentos del status quo. Nos tenemos que posicionar enérgica y decididamente por la superación de estos planteamientos, con buena voluntad pero diciendo las cosas claras. Las personas podemos ser víctimas pero por sobre de todo somos personas y, por tanto, co-responsables de plantar cara a las condiciones y los factores de opresión. La aberración del modelo social primermundista de consumo y crecimiento económico infinito, una sociedad aburguesada y en profunda decadencia en todo lo no-material, había estado plenamente aceptada por la mayoría de clases populares antes de la crisis económica de 2008.

Es la corrupción de los de abajo, y no la de los de arriba, la que nos tiene que preocupar y tenemos que afrontar. Las alturas siempre serán corruptas y siempre corromperán. Es desde abajo que podemos aspirar a construir una nueva sociedad democrática.
_
[1] Sobre ética y política, creo que se pueden encontrar aportaciones muy interesantes en algunas tradiciones del pensamiento clásico griego.

[2] Sobre la crisis energética, recomiendo ver el trabajo de Antonio Turiel, artículos como  articles com o "Comentarios sobre el declive energético mundial y el 'período especial' cubano" (Blai Dalmau, 2012) y "La quiebra del capitalismo global: 2000-2030. El inicio del fin de la energía fósil: una ruptura histórica total" (Ramón Fernández Durán, 2011) y documentales como "No hay mañana" (Incubate Pictures, 2012). _
Joan
http://regenerarlahumanidad.blogspot.com.es/2013/04/sobre-el-problema-de-la-corrupcion.html

2 comentarios:

  1. Un saludo desde la península ibérica.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer tenerte por aquí Joan, excelente artículo y reflexión...un saludo desde México.

      Eliminar

Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.