Nº VII
- Y aquello de que el Dinero fuera un medio, una herramienta: ¿Te acuerdas que veíamos que no era posible?
- Sí, me acuerdo que algo hablamos. Pero eso que nos dicen de que es un medio, una herramienta, es algo muy arraigao. Y por eso mejor aún que decir "eso que nos dicen", sería decir "eso que ya está dicho".
- ¿Qué diferencia hay?
- Que lo de que "está dicho" parece que nos descubre que las ideas están ahí, dichas ya y funcionando como por la espalda, y que cuando se siente o nos entra la duda, avanzan delante de nosotros para matárnosla.
- Pero eso de "avanzar" no puede ser sino que nos digan (o nos digamos) algo: por ejemplo, si nos entra el asombro al darnos cuenta de algo como: "¿Pero para qué está ahí todo eso del Dinero, con esos números? ¿Por qué en vez de dedicarnos a las cosas, o en vez de hacer cosas, o, mejor aún, en vez de jugar con las cosas, estamos condenados a casi no poder hacer y ni mezclarnos con esas cosas, sino a llevar la cuenta no se sabe de qué?"; digo que si nos entra una duda tan simple como ésa, entonces esa escusa o mentira de la que hablamos, aparece expresamente dicha. Nos diremos o nos dirán: "Ah, pues es que el Dinero es una herramienta que nos ayuda a tratar con las cosas".
- Sí, sí. Pero es que eso estaba ya dicho. Y también es como dices: si se da el caso, además, nos lo dicen o nos lo decimos.
- Pero no tenemos por qué quedarnos tan tranquilos cuando nos dicen (o nos decimos) eso. Podemos seguir hablando sobre si eso encaja o no.
- Sí, claro. Ahí está lo vivo: que no tenemos por qué seguir dando por bueno lo que se nos dice (o nos decimos).
Pero en vez de hablar de cómo se habla (que también se puede y se tiene que hacer, claro, porque "están dichas" muchas mentiras de lo que es hablar -¡como si se supiera!- y por tanto tenemos también que ir desmintiéndonoslas), digo que podemos hablar directamente de esto (o sea, hacer eso de no dejar ahora matarnos la duda): ¿Te acuerdas de por qué decíamos que el Dinero no podía ser una herramienta?
- Sí, creo que veíamos varias cosas; pero así, resumidamente, que si fuera una herramienta para algo útil, podríamos tanto usarla como no usarla, lo que en realidad vemos que no concuerda.
- Sí. Decíamos eso. Y quizá haya que fijarse con detalle en lo que supone ese intento del Dinero de hacerse pasar por una herramienta.
- ¿A qué te refieres?
- A que eso de ser una herramienta -que se nos descubre como mentira- en lo que consiste es en lo siguiente: En decir que el Dinero es una cosa entre las cosas; una más entre ellas.
- ¿Y es que no lo es? Podrá ser nefasta, mortífera o lo que queramos, pero al menos una cosa sí es. No veo que en ese detalle esté el engaño.
- Ya, no lo ves porque en parte no se ve. Porque al admitir la propia palabra 'Dinero', en cierta forma ya admitimos que es una cosa. Lo que pasa es que a veces también nos revolvemos contra las mentiras diciendo: "No hay tal cosa". O sea, que también parece posible decir que se habla de cosas que no las hay y, por tanto, decir también (como decimos) que en verdad no son cosas.
- Pero el Dinero: ¿no lo hay?
- No tan aprisa. Al reconocer que no sabemos lo que es el Dinero -y así lo vamos haciendo- nos acompaña inmediatamente la maravillosa consecuencia de que esa pregunta que haces queda suspensa. O mejor, que se vuelve también pregunta viva: que va contestándose sin fin a medida que vamos preguntando qué es el Dinero.
- Pero, bueno, el Dinero está ahí, ¿cómo no reconocer eso? Hasta para ir en contra de Él, lo primero es reconocerle eso, que está ahí.
- Para ir contra Él mal, desde luego. Pero si de lo que se trata es de ir en contra bien... Pues más bien no olvidar que no sabemos qué es lo que es -como estamos haciendo al intentar desarmar las explicaciones que nos dan de Él- y, por tanto, no tener tan claro que esté ahí, porque a lo mejor no está ahí, sino donde sea que nos lleve el ir hablando.
- Bueno, ¿pero al menos sí partimos de que la palabra está ahí, no?
- Sí, eso parece que no trae mucho engaño.
- ¿Y entonces lo que dices es que con esa palabra, 'Dinero', se habla de algo que no es lo que dicen? ¿... que hablan de que es una cosa ahí en medio -una herramienta- pero que en realidad no es eso? ¿Y dónde está, sino ahí en medio y a todas horas?
- Sí, está a todas horas, pero no ahí en medio, sino dentro de las Realidades (para no decir cosas) que nos cuentan y que nos dan como naturales. Está costituyendo ésta y ésta y esta otra Realidad: está costituyendo -o sea, forzando- la existencia de Realidades que sólo dependen de Él, pero -ahí está el engaño- dándolas como normales, como si el Dinero no fuera el que las crea. Por eso, al preguntar por Él, el Dinero hace un truco de prestidigitación: da un salto fuera de las Realidades que Él mismo costituye, para hacernos creer que Él es una cosa inocente más entre esas otras cosas que también serían inocentes, y, por tanto, ocultando así su función, que es la del antiguo Dios: la de hacer Él las Realidades. Las cuales, claro, pretenden imponerse a cualquier cosa de verdad inocente que ahora pueda haber.
- Esto ya da mucho más que hablar, ¿seguimos?
- Sí, claro. Sin fin.
(Pablo. Salamanca, marzo 2013)
Fuente:hablarycallar
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