lunes, 5 de agosto de 2013

Mil años de vida

Por Acratosaurio Rex
Hoy tenemos programa de ciencia ficción. Hay quienes aseguran que mil serían demasiados. Y esos mismos afirman —cuando son viejos—, que la vida se les ha pasado en un momento. En cambio a mí, que se me está haciendo la vida más larga que una película simbólica  del Bergman, mil años me parecen pocos. ¿Por qué mil iban a ser muchos? Mil años de vida, ni uno menos.
 En la actualidad, apenas un puñado de científicos se dedican a desentrañar los problemas del envejecimiento celular, pero ya está descifrado el genoma, y en unos años, de dedicársele esfuerzo y gente suficiente, se podrían aplicar tratamientos para reparar cadenas de adn defectuosas, eliminar genes puñeteros, revertir enfermedades degenerativas, hacer crecer miembros amputados, o sustituir órganos deteriorados… Y multiplicar la vida por veinte.
Y esa tarea ha de ser revolucionaria. Fármacos de ese tipo en manos de los poderosos… ¡Ja!. Se los guardarían para ellos y no veas el lío que tendríamos. Los curas clamarían ante el desafío a la muerte; los políticos establecerían límites y cupos; los ricos proporcionarían los tratamientos a ellos mismos y a sus lacayos más fieles como recompensa… Los abogados cualquiera sabe qué dirían de los problemas legales.
En fin. Que en manos del poder la sanación de la enfermedad llamada muerte… Sería muy mala cosa, ya que se habría eliminado el mecanismo de nivelación social. Hasta ahora la muerte es igualitaria, equitativa, democrática… En cambio un mundo en el que Emilio Botin tenga setecientos años y haga surf en las Bahamas, y Fátima fallezca de pulmonía textil a los cuarenta en Pakistán, suena regular. Por lo tanto para dar el paso a la longevidad extrema, hay que eliminar a los capitostes. Ñaca.
La larga vida acompañaría también a la solución del problema de la conciencia y del de la memoria. Se repararían las redes neuronales y podríamos transferir la conciencia a un cuerpo nuevo, como el que mete un pen de esos en la computadora. Y tenemos por delante, no solo la larga vida, la consciencia transferida y la memoria completa. Viene la Inteligencia Artificial, la robótica, máquinas capaces de construir a otras máquinas y de repararse a ellas mismas, ascensores orbitales, fuentes de energía ilimitadas, nuevas aleaciones, colonización de Marte y de la Luna y las estrellas… Y mientras esto viene pasito a pasito, la izquierda en sus programas nos promete trabajo. Hay que joderse.
 El 20 de julio de 1936, una madre visionaria que había perdido a su hijo en los combates callejeros contra el ejército, se dirigía al Comité Revolucionario de la CNT de Sans pidiendo su resurrección. Porque… ¿quién si no la Revolución, puede darnos la vida? Vida de verdad, ¿eh? Nada de retórica con las cosas serias, que te dicen no sé qué de la vida cuando estás muerto.
Que tengas mil años de vida. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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