lunes, 17 de junio de 2013

El Orden del Discurso

Por Acratosaurio Rex

Hoy el tema es muy intelectual. Me dicen que hable de Foucault, que fue un tío muy interesante y tal. ¿Que si sé algo de Foucault? Joder, ni idea. Pero eso no es obstáculo, ya que si un intelectual es capaz de hablar de todo sin saber de nada, el Acratosaurio con su título de Manipulador de Alimentos, no puede ser menos. Solo que a la inversa. Porque tú le das el cuento de La Casita de Chocolate a un académico, y te hace una interpretación con la Hermenéutica, la Epistemología, la Teoría de los Nudos y la Afasia Sublingual, que no la entiende ni el que lo ha escrito. En cambio tú me das «El Orden del Discurso» (1), y te monto el cuento de Pinocho que lo comprende cualquiera. Voy allá.
Imagina a Foucault, que fue un tío calvo y con gafas, que se llega a su clase en el Collège de la France (2), que es una institución donde las ratas comen con servilleta. Los alumnos están sentados y no toman apuntes, ya que son capaces de memorizar el listín de teléfonos mientras hacen sus cosas. Foucault empieza a hablar y afirma que los discursos son armas del poder, y que el que él mismo esté dando un discurso le preocupa, ya que puede hablar gracias a que su discurso está respaldado por el Estado. Pero —añade— el hecho de que la Vanguardia de la Violencia Simbólica se preocupe de respaldarlo, le muestra que su discurso es peligroso por ese esfuerzo que realiza por controlarlo… Y aquí llegado, me carcajeo… ¿Te ponen el aula, te pagan el sueldo, te escuchan los futuros manijeros… Y piensas que tu discurso es peligroso, so tonto? Llegado a este punto, se me hace complicado continuar. En fin, ¿qué aplicación técnica le podemos dar a ese rollo en la izquierda radical?
Los izquierdistas tienen su propio orden, orden que viene a decir que para triunfar hay que seguir un plan. Nada de espontaneísmos. Al joven que queme un contenedor antes de las 22h, se le arranca la piel a tiras, para que aprenda. Los contenedores se queman a partir de las 22h, siguiendo el plan. Orden ante todo, el encargado de hablar tiene que ser esa persona y no otra, ha de decir lo que se debe decir, en el lugar correcto, a la gente adecuada, en el momento justo. Las condiciones de producción, distribución, consumo,  límites, conveniencia del discurso…, y la destrucción del discurso disidente, es de una importancia muy importante.
El discurso, claro, no puede entenderse solo como lo que se habla. Por ejemplo: entras en la oficina del sindicato, ves tres mesas ocupadas por gente que no hace nada. Te sientas y esperas. Todo es silencio. Un insecto grande entra en el achicharrador de insectos y muere carbonizado. Acojonante, ¿no? Ese es otro discurso. Ese sí que es Poder ordenado. Conste que yo no tengo ni santa puta idea de lo que estoy hablando. Solo digo lo que se me ocurre, que para eso soy licenciado. Foucault —que era muy rompedor— decía que ante el «orden del discurso» había que subvertirlo, y daba una serie de recetas que están en la wikipedia, quien quiera que se las lea. Para Foucault era fundamental ante el infierno del Orden Discursivo «replantearnos nuestra voluntad de verdad , restituir al discurso su carácter de acontecimiento y borrar finalmente la soberanía del significante». Eso decía el tío. ¿Qué eso que significa? Yo que sé, cómo quieres que lo sepa.
La cuestión es que ese esfuerzo subversivo, en mi opinión, es innecesario, porque el discurso ordenado no es más que un montón de mierda. Y ya me diréis como puede subvertirse un montón de mierda. ¿Echándole colonia? Os lo demuestro:
Toda esa gente que decía que iba a traer la Libertad a la Nación mediante la guerrilla, la Paz de Cristo por la Iglesia, el Socialismo a través del partido, era gente muy lista y muy disciplinada, con un Gran Plan. Lenin, Cristo, Ibarretxe… Gente así. Su fracaso es evidente. Porque tanto plan y tanta leche, y ni Libertad, ni Paz, ni Socialismo, ni vida eterna.
Ni dios, ni amo, ni Foucault. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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NOTAS
(1) Que no se diga que desprecio a los grandes pensadores franceses que se rompieron el coco pensando sobre el poder. El texto de «El Orden del Discurso» es de libre acceso y está disponible en: http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/680.pdf
 
(2) El Collège de la France es una prestigiosa institución educativa francesa. No da títulos y su profesorado es de lo mejorcito que existe. Se presenta como lugar de debate y confrontación de ideas, libertad de búsqueda del conocimiento, libre acceso al saber, y enseñanza de la ciencia al tiempo que se la construye. O sea, nada que ver con la escuela del barrio, cuya logopeda se pasa el día bebiendo café, fumando, y farfullando incoherencias a los niños de educación especial.

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