Por Acratosaurio Rex
Me pide uno a través del face, que hable de los dirigentes anarquistas, cómo localizarlos y cómo destruirlos sin piedad. Muy fácil.
En primer lugar hay que consignar que donde hay un dirigente, hay gente dirigida que hace lo que el otro quiere, aunque sea de buena gana. O sea: hay desequilibrio. Todo desequilibrio conduce a una pérdida de reciprocidad. Allí donde reina la reciprocidad, existe un intercambio de afectos, conocimientos y bienes más o menos igualitario. Todos se reconocen como que forman parte de un pacto de interés común, en el que todos dan, todos reciben, y nadie acumula más o menos que el de al lado. Y en ese círculo de transacciones, lo más importante no es lo que se da o se recibe, sino el vínculo comunitario, el pacto de los iguales que se ve reforzado, la organización común que vence. En un sistema de reciprocidad, nadie pasa hambre porque es indigno y vergonzoso para el que come, que su vecino no almuerce, aunque se lleve a matar con él. En la reciprocidad hay una interdependencia igualitaria, y aunque haya personas que destaquen, no se benefician de una acumulación de bienes escandalosa. El esquema de esta relación, es horizontal, no hay centro, cualquier miembro depende de otro cualquiera, todos están con todos.
En cambio, allí donde hay un dirigente, suele haber un sistema de redistribución centralizado. La redistribución hace que el dirigente sea centro de una red de reparto de recursos, que son muy variados: dinero, empleo, ayudas, subsidios, servicios, habilidades extraordinarias… La forma que adopta este tipo de reparto es el de la rueda de un carro: todos los radios van al centro. La gente periférica no tiene por qué conocerse ni relacionarse (es lo mejor para que esto funcione), ya que casi todo se hace a través del centro. ¿Y qué recibe el dirigente? Es un error pensar que puede hacerlo todo por dinero. La lista de pagos con los que el dirigido premia al dirigente es variadísima, e incluye reconocimiento, popularidad, afecto, prestigio, apoyo político, sexo… Y esos bienes intangibles, que no pueden ser guardados en una caja fuerte, son también un capital acumulable. El dirigente atesora su prestigio, y ese prestigio fortalece su posición central y su rol. A su vez el dirigente depende de sus pupilos (pueden dejar de apoyarle si él deja de cumplir), pero se trata de una interdependencia desequilibrada, en la que él acumula recursos que le dan prerrogativas, mando. Cuando él habla, los demás callan. También puede transformar el prestigio en dinero y el dinero en prestigio. E incluso puede transferir ese prestigio a sus ayudantes. Pero téngase en cuenta que hay dirigentes que padecen avaricia de reconocimiento, no de dinero, y que son más pobres que las ratas… Precisamente para ser centro de su rueda y tener mando en plaza.
Otro detalle: hay veces que puede parecer que el dirigente opta por mantenerse en la sombra, no destaca. Bueno, fíjate: si el que coge el megáfono pide voluntarios para pelar papas mientras el dirigente habla por móvil, estás ante un subalterno de funciones secundarias. Un buen dirigente conseguirá que mucha gente actúe en el sentido que él quiere, y puede dedicarse de ese modo a otras cuestiones más productivas de cara a salir en la foto. E incluso el dirigente puede ponerse a pelar papas, y todos dirán… “¡ohhh, qué grande y humilde eres!”. Muy curioso.
Entonces, ¿cómo saber si tienes un dirigente libertario? Pregúntate qué es lo que hace fulano por ti, por ése y por el otro, cuáles bienes son los que recibes y qué es lo que tú le das. En la medida que identifiques la fuente de su poder, puedes socavarlo desarrollando esa habilidad especial en ti, en otros, o fomentando otras que la contrarresten. Y eso hazlo siempre de buen rollo, sin enfrentamientos directos, porque si un dirigente se ve atacado, no solo vas a tener que lidiar con un Hijo de Satanás, sino con todos cuantos dependen de la rueda y que pueden devolverle en ese duro momento los bienes recibidos anteriormente, en forma de apoyo incondicional.
Traducido: te darán patadas en el culo hasta que te lo suban a las orejas, porque a un dirigente solo puede vencerlo otro dirigente. En la pelea muchas veces la rueda del carro es destruida, y el carro se queda inutilizado. O sea, sé libertario, practica la no-dominación, difunde la reciprocidad, crea conflictos fuera, no dentro del grupo, diluye el dirigente en el colectivo, y no te pases, pedazo de capullo, porque seguramente a ti el dirigente de marras, te habrá venido bien en algún momento. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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