Estamos en un momento de “movilizaciones” y más
“movilizaciones”. Por aquí y por allá hay manifestaciones (esto es, paseos
callejeros, tan higiénicos como inofensivos), se habla de “huelgas generales” y
algún alucinado incluso farfolla no se sabe qué sobre “situación
pre-revolucionaria”. Hay muchísimo y no hay nada porque la resultante práctica
de tales acontecimientos se aproxima a cero. Tenemos una lúgubre situación de paz social con un raquítico, y además
en declive, activismo callejero.
¿Cómo
explicar esto cuando la sociedad y el individuo se están desmoronando?
Los
adictos al activismo proponen lo imposible (e indeseable), volver al consumo
anterior a 2009. Toda su obsesión es restaurar lo que existió, el futuro les da
pánico y se han refugiado en el bunquer de la nostalgia. Que no sean capaces de
pensar y hablar de otra cosa que de consumo y dinero les pone en evidencia como
agentes de la burguesía en el seno de las clases populares.
Todo
eso desmoviliza a la sociedad. Cualquier persona bien informada y libre de
dogmatismos socialdemócratas comprende que el pasado nunca volverá, que la
crisis económica tiene raíces muy profundas, que los problemas de la sociedad
van más allá, mucho más allá, de los de la economía, que la situación no tiene
remedio a corto plazo y que se necesita una visión de futuro, y una estrategia.
Por tanto, una enorme cantidad de personas es desmovilizada por las simplezas
infantiles de los apóstoles del consumismo utópico y del activismo
infructífero.
Lo que
necesitamos es una explicación VERDADERA de la crisis general (no sólo ni
principalmente económica) de la sociedad, de las sociedades europeas en
realidad, y del individuo. Hay que decir LA VERDAD, por dura y terrible que
sea, y no seguir con las consignas activistas, demagógicas y embaucadoras.
Respaldado el proyecto de III República, redactando una nueva Constitución
(sería la octava de una saga espeluznante, de La Pepa para acá), loando el caso
de Islandia (hay que ser muy sandio para hacerlo pero se hace) o confiando en
políticos profesionales, como Julio Anguita u otros similares, nada va a
resolverse sino todo lo contrario.
Hay
que renunciar al autoengaño, a la aciaga idea de lo fácil, a la funesta ilusión
de los remedios inmediatos, al pragmatismo crédulo y simplón, a carecer de una
visión de conjunto y a largo plazo.
Se
aproxima un gran golpe de timón político, por tanto una renovación de la casta
política, y los listillos y listillas de siempre desean participar en la gran
rebatiña de cargos partidistas, parlamentarios y estatales que se anuncia, para
quedarse con un puestecito de politicastro/a profesional lo mejor remunerado
posible. Quieren que su activismo callejero sea por fin “adecuadamente
recompensado”, cómo no, en dinero-dinero-dinero contante y sonante, o sea, con
lo único en que creen. Además están los ingenuos y los crédulos, que arropan a
los listillos, y que a menudo son más funestos que ellos.
La
situación actual es muy diferente a la de otros periodos históricos. Quienes
han hecho del no pensar, no querer entender y no desear comprender la
quintaesencia de su agitarse son inhábiles para inteligir lo más importante,
que la planificada destrucción del sujeto realizada sobre todo en los últimos
40 años por el poder constituido, usando como instrumento primero a la
izquierda en todas sus manifestaciones, hace al individuo medio inútil para
cualquier acción contundente de resistencia y oposición al sistema económico,
cultural, mediático, académico, intelectual y político de dominación.
El sujeto
desustanciado y deshumanizado, insociable y entontecido, de la hora presente es
un esclavo de nuevo tipo que ni siquiera sirve para las luchas más simples por
sus derechos más elementales, verdad ahora probada en la experiencia.
Por
tanto, sin entrar en una fase de reconstrucción y rehumanización del sujeto
seguiremos condenados a “movilizaciones” que no movilizan a nadie (fuera de los
activistas ansiosos de cargos políticos y dinero a espuertas), “luchas” que son
meras parodias, “huelgas generales” de opereta y así sucesivamente. Y eso con
independencia de la gravedad que alcance la crisis.
La
destrucción de la esencia concreta humana es la causa de todo ello.
Constatada
la inoperancia del activismo politicista, pueril, pragmático, monetizado e
inmediatista (esto es, socialdemócrata) pasemos a buscar soluciones.
Hoy no
puede haber, aunque se deseen, ni grandes luchas dignas de tal nombre, ni
espectaculares movimientos (pensemos en el rapidísimo derrumbamiento del 15-M,
y en el lastimoso fracaso del 25-S), ni formidables montajes. Sólo hay
condiciones, en el terreno de lo negativo, para tinglados electorales, con
votantes desmotivados, pegadores de carteles sin cerebro y abúlicos paseantes
de pancartas.
Ahora
es el momento de las minorías que se auto-organizan, y mañana será el momento
de multitudes haciendo la revolución integral.
Estas
han de organizarse en grupos de
estudio y trabajo, a pequeña escala, formados con personas de
confianza, realmente interesadas y dispuestas a actuar con una idea de
esfuerzo y servicio desde la percepción ateórica de la realidad.
Los
objetivos y tareas de tales grupos de
trabajo han de ser:
. Dotarse de una comprensión del momento histórico a largo plazo,
considerando al presente como parte del futuro, pensando a 10 años vista. De
ahí ha de salir una estrategia bien pensada y sólida.
. Formar personas preparadas, capaces,
autónomas, aptas para afrontar lo que se avecina, que va a ser muy duro pero
muy esperanzador. El activismo arrastra-pancartas deforma, ahuyenta y destruye
a la persona, pues nadie (dejando de lado a una minoría de lunáticos) lo
soporta más allá de 2-3 años. Formar es auto-formar. Tener personas preparadas
es lo más decisivo. De esta tarea, realizable ahora ya, dependerá el futuro.
. Elaboración de las grandes ideas y los
fundamentales ideales que en una situación de crisis global de la sociedad, el
individuo y el sistema de valores puedan mover al pueblo/pueblos. Se trata de crear
ideas, ideales, programas, contenidos y nuevas vías. Hay que refundar lo más
esencial de nuestro cuerpo argumental.
. Fijar un código y unas reglas personales
(cada cual las suyas) que permitan estar en el mundo, actuar éticamente y
convivir con los demás de una forma efectiva, como sujetos de calidad y virtud,
con respeto por sí mismo y eficacia en la acción transformadora de la sociedad.
El politicismo es inoperante mientras que la calidad autoconstruida del sujeto
es categórica.
. El estudio reflexionado y creativo de mis
libros y otros textos puede ser de utilidad en la hora presente, para fijar una
estrategia, determinar ideales transformadores y crear sujetos formados y de
calidad.
La
valía autoconstruida del individuo lo determina todo, o casi todo.
Es de
enorme significación que las mujeres se sumen a las
tareas de crear una estrategia, formarse como seres humanos-mujeres de calidad,
establecer los grandes ideales transformadores de esta sociedad, en
putrefacción global, y comprometerse con un sistema de esfuerzo y servicio
desinteresados. Sin ellas el magno proyecto de revolución integral no puede
avanzar. Con ellas será una tarea difícil y ardua pero hacedera
estratégicamente. Que haya mujeres auto-formadas será absolutamente decisivo en
los acontecimientos, tan determinantes, de los años próximos.
Quienes,
mentalmente triturados por el activismo (que es sinónimo de socialdemocracia),
no comprenden la propuesta aquí formulada deberían reflexionar sobre lo
siguiente: nuestra meta es crear un gran movimiento popular, que es el único
capaz de regenerar y revolucionarizar
esta sociedad en agonía, este sujeto en subhumanización rampante y este
medioambiente en liquidación, pero en la hora presente esa meta exige dar un
rodeo y utilizar procedimientos indirectos.
A
través del desarrollo del factor consciente y de la formación de la persona,
con esfuerzo desinteresado y sentido del deber, realizaremos la revolución
social integral.
Octubre 2012
Félix R. Mora
Cuesta mucho que estos mensajes calen, cuesta mucho que se abandonen dogmas políticos, cuesta mucho que el individuo piense por sí mismo en lugar de dejarse llevar por aquellos que le resultan más simpáticos.
ResponderEliminarAsí es, vivimos en una dinamica ya muy absorbente, enajenante y bastante hipnotizados.
EliminarEstoy leyendo un libro titulado "La era del vacio", donde analiza y reflexiona un poco lo que pasa con la llamada sociedad posmoderna, en la que el individualismo, el narcisismo, el culto por uno mismo y la carencia de sentido, son el signo de estos tiempos. El autor le llama personalización, en contraposición a socialización.
Creo que una condición "sine cua non" se puede lograr una nueva sociedad, es arriegarnos a entrar en contacto con otros, arriesgarnos a estar equivocados y a ser capaces de darnos a entender y expresarnos. Salir de nuestro espacio "seguro" y confiar más en nuestros semejantes que en el gobierno, Estado, Iglesia o cualquier otra institución de poder.
Es todo un tema...
Saludos amigo