México. La tortura en México aumentó casi en un 600
por ciento de 2006 a la fecha, a partir de la utilización de las fuerzas
armadas en tareas propias de la policía civil, de acuerdo con datos de
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
“Este incremento ha dado pie a casos emblemáticos que estamos
presentando en este momento en el Comité contra la Tortura en Ginebra,
Suiza”, sostuvo Leopoldo Maldonado, del área de Defensa Integral del
centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh).
Sin embargo, el fenómeno podría ser aún más grave, ya que no hay un registro nacional de casos de tortura, no todos ellos se denuncian y muchas veces, se reclasifican como lesiones o abuso de autoridad, que son delitos menores.
Sin embargo, el fenómeno podría ser aún más grave, ya que no hay un registro nacional de casos de tortura, no todos ellos se denuncian y muchas veces, se reclasifican como lesiones o abuso de autoridad, que son delitos menores.
El 31 de octubre de 2012, el Comité contra la Tortura de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) abrió su evaluación al Estado mexicano.
Este organismo señaló que la tortura en México es preocupante,
particularmente ante el uso de las fuerzas armadas en tareas de
seguridad pública y la impunidad agravada en la que quedan estos actos.
El Comité reiteró su preocupación por el gran número de quejas por
tortura interpuestas ante la CNDH y el muy reducido número de
recomendaciones emitidas: de 6 mil 778 quejas presentadas de noviembre
de 1999 a julio de 2012, únicamente 198 derivaron en recomendaciones y
ninguna en acción penal.
La Organización Mundial contra la Tortura (OMT) y la Red Todos los
derechos para Todas y Todos (TDT), organismo conformado por 73
organizaciones defensoras de los derechos humanos de México, señalan en
el informe “Situación de la tortura en México” que este delito es
tolerado “por un sistema que utiliza criterios judiciales para admitir
como pruebas las confesiones arrancadas mediante tortura o coacción; por
la negativa de abrir o realizar adecuadamente investigaciones de casos
de tortura; por la reclasificación de este delito como un delito menor; y
sobre todo por la impunidad generalizada que impera en estos casos.”
La organización internacional Human Rights Watch señaló en su informe de
2012 sobre el fenómeno que la tortura en general se produce en el
periodo entre que las víctimas son detenidas arbitrariamente hasta que
son puestas a disposición de agentes del Ministerio Público.
Los números
Las organizaciones de derechos humanos coinciden en que es difícil
hablar de un número exacto de casos de tortura y malos tratos debido,
principalmente, a la falta de denuncia y a la inexistencia de un
registro adecuado de este delito.
Amnistía Internacional señaló, a principios de octubre de 2012, que en
2011 la CNDH recibió mil 669 informes de tortura y malos tratos a manos
de la policía y las fuerzas de seguridad federales, un “considerable
aumento con respecto a los mil 161 de 2010, mil 55 de 2009 y 564 de
2008”.
En los últimos tres años, Amnistía registró informes de tortura en los
31 estados y en el Distrito Federal, y señaló que de acuerdo con datos
que obtuvo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre 2006
y 2010 hubo un procesamiento y ninguna sentencia condenatoria por
tortura en la jurisdicción federal. En el mismo periodo, en los 31
estados y el Distrito Federal hubo 37 procesamientos y 18 sentencias
condenatorias por tortura.
Mientras que en 2006 –el inicio del sexenio de Felipe Calderón-, la
Secretaría de la Defensa Nacional fue responsable en 182 casos de
tortura presentados ante la CNDH, para 2011 la cifra aumentó a mil 626.
La guerra y los vulnerables
En el informe que la Red TDT y la OMT
presentaron ante las Naciones Unidas, los organismos civiles señalan que
queda claro “que la tortura es fomentada por el diseño de las actuales
políticas en materia de seguridad pública, especialmente por la
participación de las fuerzas militares en la detención, retención e
interrogación de civiles, aunque no es exclusiva de ese contexto.” La
tortura, práctica sistemática en el país, ahora no es solamente
perpetrada por agentes policiacos, sino por integrantes de las fuerzas
armadas y hasta por particulares con anuencia del Estado, precisa el
informe.
Uno de los casos más emblemáticos, sobre
el que ya se han pronunciado organismos internacionales, es el de
Israel Arzate Meléndez, de Ciudad Juárez, “que fue levantado y torturado
por elementos del ejército para obtener una declaración
autoinculpatoria” que lo implicara en el caso de la masacre de Villas de
Salvarcar, ejemplifica Leopoldo Maldonado.
Esta masacre tuvo lugar en enero de
2010, cuando un comando de presuntos narcotraficantes asesinó a 18
jóvenes que se encontraban en una fiesta en Ciudad Juárez, Chihuahua. El
caso fue visibilizado por el Grupo Contra la Detención Arbitraria de la
ONU y por el representante en México de la Alta Comisionada para los
Derechos Humanos. La Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió, a
finales de octubre de 2012, atraer los amparos interpuestos contra las
imputaciones hechas bajo tortura.
Para el abogado, todos somos blanco
fácil para la tortura, pero los sectores más vulnerables son las clases
más empobrecidas, “gente que por su condición social, étnica e incluso
de género están en una situación de vulnerabilidad”.
Los informes de Amnistía Internacional y de la OMT-Red TDT coinciden en
señalar particular preocupación por la prevalencia de la tortura contra
mujeres y migrantes. La OMT y la Red TDT estiman más de 22 mil
secuestros anuales de migrantes, que frecuentemente son torturados como
parte de la extorsión que se realiza contra ellos o cuando caen en manos
de las autoridades.
El fenómeno adquiere características propias cuando se utiliza contra
las mujeres. A los métodos habituales se incorporan la violación y el
hostigamiento sexual y la utilización de los hijos, ya sea por privarlas
de su custodia o por agredirlos físicamente. El abogado del Prodh
señala que la tortura sexual contra las mujeres no solamente la cometen
agentes del Estado –como en el caso de Atenco-, sino que en casos de
violencia contra las mujeres ejercida en ámbitos privados hay una
tremenda ineficacia en las investigaciones.
Indefensión legal
Lo que preocupa al movimiento de derechos humanos en México es “que no
hay instrumentos legales eficaces para combatir la tortura; por un lado,
no hay mecanismos efectivos de prevención, y por el otro, cuando ya se
comete la tortura no hay una investigación eficaz, exhaustiva e
imparcial en la que se aplique el Protocolo de Estambul”, señala el
abogado Maldonado.
El Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero “Tlachinollan”
refiere que, de acuerdo con información oficial obtenida a través del
Instituto Federal de Acceso a la Información, la Procuraduría General de
la República (PGR) ha aceptado que el Protocolo de Estambul (manual de
investigación sobre tortura aprobado por la Asamblea General de la ONU)
se ha aplicado en más de 300 ocasiones desde 2003, de las que se
confirmaron más de 120 casos que no se tradujeron en igual número de
sentencias condenatorias.
En 18 años sólo se han emitido dos sentencias por el delito de torturas,
valora el defensor del Prodh. “Las procuradurías estatales y la federal
brillan por su ineficacia en la investigación de este delito”, refiere,
“lo que da cuenta de la falta de voluntad y de capacidad para
investigar estas violaciones a los derechos humanos”.
Pero lo más preocupante, para este letrado, es que “las autoridades judiciales, al momento que se alega tortura, trasladan toda la carga de probarlo a las personas que fueron víctimas de ella, no ordenan una investigación exhaustiva y toman en cuenta las informaciones obtenidas bajo tortura, lo que es un incentivo para que las policías lo sigan utilizando”.
Pero lo más preocupante, para este letrado, es que “las autoridades judiciales, al momento que se alega tortura, trasladan toda la carga de probarlo a las personas que fueron víctimas de ella, no ordenan una investigación exhaustiva y toman en cuenta las informaciones obtenidas bajo tortura, lo que es un incentivo para que las policías lo sigan utilizando”.
Por su parte, Amnistía Internacional valora que la impunidad de los
delitos de tortura y malos tratos es constante desde la guerra sucia, y
señala en su informe “Culpables conocidos, víctimas ignoradas” que la
impunidad no solamente “niega el acceso a la verdad, la justicia y la
reparación, sino que ha consolidado la extendida creencia de que jamás
se hará rendir cuentas a los autores de graves violaciones de derechos
humanos, lo que ha fomentado un clima de impunidad en la actual crisis
de seguridad pública”.
Fuente:Desinformemonos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.