“Puede ser que se requiera matar o capturar a los insurgentes, pero a largo plazo es más efectivo separar al grupo insurgente de la población y entonces dejarlo morir”
( Manual de guerra de los Estados Unidos)
( Manual de guerra de los Estados Unidos)
“La brutalidad no es lo sistemático, sino mentir sobre ella”
Robert Fisk
Robert Fisk
Para el gobierno federal, las muertes diarias que publica la prensa nacional, las explica a toda costa con mentiras, aún cuando en cada uno de estos sucesos trágicos los testigos presenciales contradicen las versiones oficiales, basado en la terrible mentira de las ya famosas grandilocuentes frases como “fue un ajuste de cuentas entre grupos del narcomenudeo”, o “de lucha por conquistar nuevas plazas” entre otras muchas, a tal grado que los medios impresos y electrónicos ya no tienen la necesidad de cambiar párrafos completos en su quehacer noticioso.
Lo cierto, es que las desapariciones forzadas, levantada de personas y los hechos sangrientos contra los luchadores sociales, periodistas y familiares y del pueblo de México, nos hablan de una absoluta inseguridad que prevalece en todo el país, a pesar del tránsito callejero y marítimo, del ejército mexicano, la policía federal y la marina no pueden detener dichas acciones sangrientas. No importa si son víctimas inocentes, que tienen apellidos y nombres tan sólo lo justifican como acciones del “crimen organizado”. Nos preguntamos ¿que pasaría si los hechos sangrientos fueran del crimen desorganizado?, ¿O éste último hace referencia al gobierno federal?
De manera regular, las víctimas inocentes han sido justificadas por el gobierno federal, ejército y marina, según sea el caso y sus voceros, como daños colaterales en su lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, todas estas acciones que se desarrollan en nuestro país, tienen un trasfondo político, económico y social, en el que los enfrentamientos del gobierno federal con los diversos grupos de narcotraficantes, a través, de la mascarada de la lucha contra el narcotráfico y que, día a día se van sumando más y más muertos a los 50,000 contabilizados por la sociedad civil y los 18,000 desaparecidos. El Centro Internacional de Monitoreo de Desplazados (IDMC, por sus siglas en inglés) con base en Génova, Italia estima que el número de personas desplazadas por la violencia del narcotráfico desde 2007 es de 230 mil, cerca de la mitad de éstos, se han ido a Estados Unidos, mientras que otros se han mudado a otros estados, desde que el presidente Calderón militarizó la lucha contra las drogas poco después de asumir la Presidencia en diciembre de 2006, los guarda en el olvido. Por otra parte, en informe sobre México que presentó la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) al congreso norteamericano señaló las cifras de 43 mil muertos en lo que va de la administración del actual gobierno de Felipe Calderón
Esta guerra que, ha barrido con todos los estados del norte que, colindan con la frontera estadunidense, tales como: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y zonas cercanas a la frontera como Durango principalmente y que, avanzó hacia los estados del centro del país: Aguascalientes San Luis Potosí, Zacatecas, y el corredor del pacífico: Jalisco, Colima, Michoacán, Nayarit e indudablemente Sinaloa , misma que a su paso ha dejado y siga dejando un mar de tragedias de terror y muerte, y que, poco a poco suplanta al llamado Estado de Derecho, que no es sino el mismo Estado en descomposición, que ya no puede gobernar con su ejército y en los últimos días esta guerra ha continuado su camino con mayor ímpetu hacia los estados del sur como Guerrero, Oaxaca y Veracruz y seguirá avanzando hacia los demás estados del país.
Todas estas acciones bélicas forman parte de la estrategia militar que los manuales estadounidenses la conocen como guerra de baja intensidad, donde se consideran acciones no declaradas de guerra abierta, a pesar de lo gravoso de los asesinatos, o descabezados.
Pero ¿qué entendemos por guerra de baja intensidad?
Se le dice así, porque es una guerra velada no declarada para combatir todas aquellas acciones que atenten contra los intereses económicos y geopolíticos de Norteamérica en el mundo.
El Comando de Adiestramiento Doctrina del Ejército de los Estados Unidos, se creó en 1973 en Fort Monroe Virginia. Este Comando opera 33 escuelas y centros en 16 instalaciones del Ejército de los Estados Unidos y realiza 2,734 cursos con respecto a adiestramiento de movilización de tropa, 373 cursos en idiomas a 503 mil 164 plazas de soldados norteamericanos y extranjeros.
En octubre del 2009 este comando publicó los fundamentos más recientes llamado Point Jint Publication 3-24- Counterin-Surgency Operation. Firmado por el Teniente Coronel Floyd D.J. Austin. Director del Estado Mayor Conjunto.
El que dice, y en resumen por falta de espacio, los cinco fundamentos más importantes:
1) Dominación Política.
2) Legitimidad.
3) Unidad en los esfuerzos.
4) Perseverancia.
5) Adaptabilidad.
Los objetivos, entre otros más, de esta estrategia militar son:2) Legitimidad.
3) Unidad en los esfuerzos.
4) Perseverancia.
5) Adaptabilidad.
A) Realizar acciones de contrainsurgencia
B) Derrocar a gobiernos revolucionarios
C) Ayudar a gobiernos aliados a que no los desestabilicen.
Previo a la derrota estadounidense en Vietnam, Cuba con el asalto en Bahía de Cochinos y Argelia -finalmente fue trastocada por el poder del dinero- fueron los primeros escenarios que Estados Unidos tuvo para aplicar dicha estrategia. Los resultados están a la vista.B) Derrocar a gobiernos revolucionarios
C) Ayudar a gobiernos aliados a que no los desestabilicen.
Estas experiencias bélicas hicieron que Estados Unidos desde los años sesentas, volteara su mirada hacia el llamado Tercer Mundo y América Latina donde el triunfo de países asiáticos, africanos, sudamericanos y centroamericanos en los setentas, señalaban cambios políticos importantes que amenazaban intensamente los intereses norteamericanos en el mundo, por lo que dicha estrategia militar tuvo como propósito combatir todas aquellas revoluciones y movimientos que afectaran sus intereses en todo el mundo.
En México estas acciones tuvieron su expresión a finales de la década de los 60′s y principios de los 70′s que se conoce como “GUERRA SUCIA”, en la que el Estado Mexicano formó grupos de paramilitares, abiertos, de choque y respaldados por los grupos policiacos y del ejército para enfrentar abiertamente a los estudiantes que protestaron en 1968 con el llamado grupo paramilitar Batallón Olimpia y el ejército mexicano y en el año de 1971, con el grupo paramilitar conocido como Halcones.
Por aquel entonces también surgieron las llamadas Guardias Blancas, grupos de paramilitares que operaban en el ámbito rural pagadas por los terratenientes, de los cuales también la historia registra asesinatos colectivos en distintos lugares del país.
Detrás de estas acciones de contrainsurgencia que dieron origen a los grupos paramilitares en nuestro país, pese a que los gobiernos federales en turno nieguen su presencia en el ámbito nacional.
En México, quienes saben bien el significado de una guerra de baja intensidad son las comunidades zapatistas de Chiapas. Desde que difundieron al mundo el ¡Ya basta! el 1º de enero de 1994 con la ocupación de 7 municipios y declararle la guerra al gobierno mexicano, han sido objeto de innumerables actos o acciones tipificados en los manuales de guerra estadounidenses y promovidas por el ejército mexicano en este territorio indígena chiapaneco y que desde entonces dicha guerra ha permeado en esta zona liberada por el EZLN.
Los constantes ataques del gobierno mexicano a las comunidades indígenas zapatistas han tenido como propósito despojarlos -nuevamente- de todas las tierras que recuperaron desde esa fecha en la que el mundo despertó, sobre todo la clase política mexicana y con sorpresa la cruda del año nuevo, no entendían – a la fecha aún no las entienden- las dimensiones de la estrategia del EZLN de luchar por demandas que se presumían ya atendidas por las instituciones federales, estatales y municipales.
El mandar obedeciendo, las Juntas de Buen Gobierno y los Municipios autónomos de las comunidades indígenas, puso en jaque los métodos antidemocráticos de toda la clase política mexicana y sus colores preferidos para atender el bienestar de la población no sólo indígena sino de todo el pueblo trabajador del país.
Una clase política que dimensionó su lucha en términos de perder privilegios que las leyes burguesas y neoliberales le otorgaron para facilitar al capitalismo la explotación, el despojo, la injusticia y la represión del pueblo mexicano.Su primer paso, fue traicionar los Acuerdos de San Andrés que restituían todos los derechos de los pueblos indígenas por recuperar su bienestar, su libertad y su independencia. Los siguientes pasos de la clase política, ya acompañados del fuero federal y recursos, fue avalar el incremento de zonas militares, justificado en los medios impresos y electrónicos, e impusieron el cerco militar a los comunidades zapatistas, con la finalidad de frenar a toda costa, cualquier avance del zapatismo en todo el territorio nacional.
A la fecha, han pasado más de 17 años y las comunidades zapatistas siguen en resistencia, enfrentando la guerra sucia de los grupos paramilitares por distintos medios, la agresión de los tres niveles de gobierno -federal, estatal y municipal- para destruir el tejido económico, social y político que los zapatistas le han dado una nueva forma organizativa para vivir con dignidad, lo que les quitaron desde hace más de 500 años.
De la infinidad de agresiones que han enfrentado las comunidades zapatistas está la que padeció en 2006, la comunidad de Viejo Velasco Suárez, donde vivían alrededor de 40 personas entre hombres, mujeres, niños y ancianos, donde un grupo armado de más de cuarenta personas de la Comunidad Lacandona, seguidos de más de 200 personas, destruyeron casas, milpas y desalojaron a tiros a la comunidad zapatista, su saldo fue de cuatro muertos y cuatro desaparecidos, así como varios heridos Sin olvidar las innumerables agresiones que viven hoy en día las comunidades zapatistas por el gobierno de Juan Sabines y sus grupos de paramilitares.
Para enfrentar esta forma organizativa zapatista, la clase política mexicana y el gobierno federal han autorizado en varias veces acciones abiertas y otras ocultas, el uso de los grupos paramilitares como parte de la estrategia militar de una guerra de baja intensidad, cuyo silencio tanto de la clase política mexicana como de los medios de información, lo hacen para ocultar las agresiones que viven hoy en día las comunidades zapatistas.
Todas ellas responden a diversas acciones de guerra, que buscan no sólo destruir los avances organizativos en lo económico, en lo político y en lo social de las comunidades indígenas zapatistas, sino también buscan lograr la victoria total, de acuerdo a los objetivos de guerra plasmados en los objetivos de la guerra baja intensidad de exterminar todo movimiento revolucionario y sometimiento de dichas comunidades indígenas.
Es decir, para toda la clase política mexicana y sus formas de gobierno han facilitado el uso de los grupos paramilitares para liquidar a toda costa esta nueva forma de gobierno que ha aportado al mundo con el mandar obedeciendo.
Si bien, el estudio de los grupos paramilitares es sumamente complejo, podemos decir, que día con día, las manifestaciones de los grupos paramilitares en México son diversas, en algunas es clara la presencia del estado y en otras están ocultas pero, pese a ello, no dejan de darles seguimiento, pero que difícilmente pueden ocultar sus vínculos.
Los orígenes del paramilitarismo varía según su contexto, según donde se presente, y el término paramilitar hace referencia a cualquier grupo armado y son considerados grupos armados ilegales de extrema derecha. Este es su origen. Colombia es quizá el ejemplo más ilustrativo en cuanto a la integración de sus cuadros militares y el apoyo de grupos empresariales y del gobierno colombiano y de estados unidos.
En México, esto no es nuevo. Son entrenados por el ejército y son ejemplos claros de un gran abanico llamado terrorismo de estado. Es toda una red de complicidades en los niveles federal, estatal y municipal, donde se involucran intereses económicos y de poder en sus distintos ámbitos de poder tanto local como regional subordinadas a las estrategias militares norteamericanas.
Desprendemos de estas reflexiones sobre el paramilitarismo: ¿qué relación hay entre el paramilitarismo y el estado? ¿qué relación hay entre el paramilitarismo y los actores regionales y locales? ¿qué relación hay entre el paramilitarismo, el narcotráfico y otras fuentes de financiamiento?En términos generales, la primera interrogante, es decir, la contrainsurgencia y guerra sucia del estado la concebimos como el instrumento preferido por los gobiernos federales en turno, que aplica generalmente contra todo movimiento social, líderes sociales que no responden a ninguna instancia oficial. La segunda enfoca su potencial estratégico y de coaliciones entre los actores locales y regionales (estatales y municipales) que potencialmente pueden entrar en contradicción con el gobierno federal. El tercero, el paramilitarismo está subordinado a los intereses del narcotráfico y a la búsqueda de otras fuentes de rentas o financiamiento – extorsión, secuestro, asesinato-.
Hoy, la guerra paramilitar que enfrentamos en México, está fundamentada en el “Plan Mérida”, signado por las cúpulas de los gobiernos de Estados Unidos y México, convenio que establece las estrategias, objetivos, metas y propósitos en materia de sistemas de seguridad, donde “están comprometidos con la cooperación bilateral estratégica, táctica, concertada y necesaria para combatir de manera objetiva al crimen organizado” , escondiendo el verdadero carácter paramilitar con la máscarada de la lucha contra el narcotráfico. Barry Mc Caffrey, ex director de la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas de los Estados Unidos, solicitó “más apoyo a México -al futuro presidente en su lucha contra el narcotráfico- porque existe la posibilidad de que los cárteles gobiernen a este país”. Mientras que el apoyo financiero a México ha sido por la cantidad de mil 300 millones de dólares durante los últimos tres años, Afganistán recibe diez mil millones de dólares mensuales. Ustedes saquen sus conclusiones.
De los ejemplos más claros sobre los vínculos entre el gobierno mexicano y el norteamericano con el narcotráfico, fueron las declaraciones del hijo de Mayo Zambada, el Vicentillo, que denuncia públicamente que el cártel que controla tenía paso libre para distribuir la droga en el país de las barras y las estrellas, y que el gobierno norteamericano utilice los recursos económicos incautados a los distintos cárteles para financiar otras guerras, venta de armamento como es el caso de Afganistán y en toda esa zona geográfica. Incluso Estados Unidos reconoce que más del 90 % del armamento ilegal que entra a México proviene de este país. Rápido y Furioso es el ejemplo más significativo donde el gobierno mexicano y estadounidense tiene metidas las manos militares, donde es claro el contubernio diplomático, lejos de exterminar a los grupos paramilitares, los reafirma en el plano nacional.
Otro ejemplo de la guerra, es harto significativo para el imperio estadounidense, en cuanto a los flujos migratorios que, entran en nuestro país hacia el suyo, convirtiendo a los migrantes en un botín de guerra para los grupos de paramilitares, con prácticas de secuestro y exigirle a dinero a las familias radicadas en Estados Unidos o de su país o entidad de origen, o el pago con trabajo esclavo en los laboratorios de la droga, cumpliendo así uno de los sueños dorados del sistema de explotación del capitalismo salvaje de generar ganancias al cien por ciento, sin retribución alguna a los trabajadores. Una guerra sin ser nuestra, hacen que en nuestro territorio se derrame nuestra sangre y la de los migrantes centroamericanos, que ha llevado a la desintegración de miles de decenas de familias, de cientos de comunidades y pueblos arrasados, y que, al estado norteamericano no le cuesta ni un centavo de dólar.
Los grupos paramilitares, han destruido la convivencia social de los estados del norte de nuestro país, en aras de detener el flujo de los migrantes hacia el país del norte y han hecho una limpia de los luchadores sociales que se han opuesto y denunciado esta guerra paramilitar.
Todo lo que dejan las victimas al paso de los paramilitares es botín de guerra como es el tráfico de órganos, tráfico de mujeres, tráfico de infantes, secuestro de personas, robo de autos, cobro de piso a todo es arrasado al paso de esta guerra.
Estos grupos de paramilitares, con el engaño de la lucha contra el narcotráfico, han tenido una transición de sicarios a paramilitares, ya que, se portan como un ejército sin ser ejército, tienen una preparación militar pero sin tener una política ideológica militar, son mercenarios a sueldo y que tienen como botín de guerra los bienes de las personas que combaten.
Sus organizaciones y acciones están fuera del Estado de Derecho, pero apoyados y protegidos por el mismo Estado. Su organización tiene una estructura y mentalidad militar. El Estado, en esta guerra, traslada el monopolio de violencia y acciones represivas a los paramilitares en el asesinato de víctimas inocentes. Estos grupos han sido formados en el ejército y la marina. El secuestro, la tortura y los métodos de dar muerte a sus víctimas, los diferencian a los grupos de sicarios.
La guerra sigue su camino de despojo y muerte, porque así lo establece el acuerdo del Plan Mérida que, tiene como propósito controlar todo el territorio de Centroamérica, que es considerado el eslabón más débil del imperio norteamericano, incluyendo a Colombia, país donde ha sido el escenario principal de guerra paramilitar.
Por ello, el imperio norteamericano ha establecido el comando sur que cuenta con 14 bases militares en América Latina y el Caribe para seguir intensificando esta guerra de “movilidad estratégica” y “guerras relámpago” hasta lograr detener no solo a los migrantes sino también cualquier indicio de liberación política, económica y social de estos países y avanzar en sus planes de guerra silenciosa y de baja intensidad desde México, hacia todos los países centroamericanos y continuar con el cerco a Venezuela y Sudamérica.
Por otra parte, el saldo que deja el paramilitarismo en México es bastante desolador, las víctimas las pone nuestro pueblo, las balas las adquiere en Estados Unidos con un gobierno incapaz de proporcionar seguridad a los habitantes de este país, generar un vacío de poder, a pesar de patrullar infinidad de calles del país, con la pérdida de muchos espacios territoriales, en beneficio y organizados por los grupos del narcotráfico, donde la política de Felipe Calderón y sus aspiraciones de soldadito de plomo de caricatura ya no tiene salida. El Movimiento por la Paz, Justicia y Dignidad expresó su representante Javier Sicilia a Felipe Calderón “sus decisiones, además de generar más violencia y terror, están provocando el surgimiento de grupos paramilitares, que en esta atmósfera enrarecida y atroz, se sientan autorizados para ejercer, asesinando impunemente a más mexicanos, lo que estúpidamente llaman justicia”, exigiéndole una definición sobre el rumbo del país, antes de que la “tentación fascista frente a la criminalidad pueda arrasar con la civilidad” .
Por otra parte, un grupo de juristas mexicanos representados por el abogado Netzaí Sandoval solicita a la Corte Penal Internacional de la Haya que” investigue la violencia que vive en México y la crisis humanitaria que ha dejado más desplazados que en cualquier parte del mundo” La iniciativa la realizaron un grupo de juristas mexicanos y Netzaí Sandoval la integró para acusar de crímenes de guerra y de lesa humanidad a Felipe Calderón y su gabinete militar, así como a los grupos de narcotraficantes que operan en el país, de manera especial al grupo que protege Felipe Calderón, Joaquín “el chapo” Guzmán Loera, incluye además de éstos, a funcionarios norteamericanos que han facilitado la operación del narcotráfico en este país.
En estos escenarios de guerra, el pueblo de México no solamente trata de esquivar las balas del gobierno federal accionadas por los grupos paramilitares, sino también la violencia generada por Felipe Calderón que en sus 5 años al frente de este gobierno han sido de terror, en busca de su legitimidad perdida, se abre un nuevo periodo donde la clase política institucional buscará a toda costa manejar nuevo presupuesto militar con la ayuda financiera de los Estados Unidos, nuevos procesos electorales, nuevos grupos paramilitares, nuevos negocios con el poder del narcotráfico, y continuar inundando no solo las casas del pueblo, con la pestilencia del drenaje, desbordamientos de ríos, sino también con drogas para maniatarla ante su desdicha de no reconocerse con sus iguales y luchar para sobrevivir a nivel nacional.
Además de lo anterior, la política social que emana un gobierno como éste, que protege los intereses del capital nacional y extranjero, nos invade con estrategias de limosna, paternalistas, y de destrucción sin importarle las necesidades del pueblo mexicano por atender sus más elementales condiciones de vida y mínimos de bienestar social.
Sin embargo, es en estas líneas de acción donde el gobierno mexicano esconde su verdadera naturaleza por mantener los privilegios de los dueños del dinero, a través de:
- Educación
- Armamento
- Empleo-desempleo
- Salud
- Derechos humanos
- Pobreza
- Alimentación
- Democracia
- Población
- Vivienda
- Partidos políticos
- Violencia
- Cultura y esparcimiento
- Guerra-contrainsurgencia
- Migración
- Transporte
- Ejército
Es en estos escenarios como muchos otros más donde los mecanismos del poder se reproducen, manipulan al pueblo de México, la clase política institucional conocedora de la pobreza en la que vive su población, buscará a toda costa llenar su canasta electoral y continuar con el terror que los grupos paramilitares generarán al servicio del poder y su clase política en turno.
Por lo anterior, desarrollaremos estos puntos de reflexión sobre el impacto de la guerra de baja intensidad en contra del pueblo de México, para detenerla y revertirla organizadamente civil y pacífica de los de abajo en contra del supremo poder y sus interese capitalistas.
enviado por czapatistaneza@gmail.com
Notas:
[1] Periódico El Universal, 14 de octubre de 2011, primera plana.
Véase También el Informe por el Centro Internacional de Monitoreo de Desplazados (IDMC, por sus siglas en inglés) http://www.animalpolitico.com/2011/03.
[2] Véase De Vos, Jan. Camino del Mayab. Cinco incursiones en el pasado de Chiapas. Publicaciones de la Casa Chata.CIESAS.2010.
[3] Véase Iniciativa Mérida. Unidad para el Desarrollo Político. Segob. 21 de febrero de 2011.
[4] Véase entrevista al ex zar antidrogas Barry Mc Caffrey, realizada por Doris Góngora. El Universal. Miércoles 5 de octubre de 2011.
[5] Véase La Jornada. 15 de octubre de 2011.
[6] Véase Radio Nederland Wereldomroep Latinoamerica. Por Martha Durán de Huerta. Publicado el 6 de octubre de 2011.
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Fuente:Zapateando
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