miércoles, 1 de mayo de 2013

El 25 de abril asalta el Congreso.

Por Acratosaurio Rex

Ayer, 25 de abril de 2013, los miembros de la Comunidad Terapéutica cogimos la furgoneta de Traslados, y nos fuimos a Madrid a derribar al Gobierno. Éramos siete. Conscientes de lo grave  del asalto, decidimos tomar carreteras secundarias en nuestro camino al Reino, para evitar los controles policiales en las vías de acceso. De resultas del complicado trayecto y de la nula capacidad orientativa de Manolo el taxista, acabamos en un bosque de Teruel viendo unas cabras. A lo que vamos.
A quienes dicen que la convocatoria fue un fracaso por lo escaso, les recordamos que hubo un montón de gente: el Gobierno montó un dispositivo de control digno de la llegada de Godzilla. 1400 polis vestidos con armaduras, pistolas, sin número identificativo, una parafernalia a todas luces innecesaria, y que demuestra la jinda que tienen los políticos, que se tomaron el día libre, por si acaso.
También puede garantizarse sin temor a dudas, que en la concentración cada viejo manifestante con mochila iba seguido por tres reporteros dispuestos a fotografiarle el culo no más se tirase un peo. También los periodistas más asentados llevaban su chaleco antibalas.
Todo ello, para cubrir un evento de chavales y puretas, que hubiera podido controlar el Acratosaurio con tres municipales borrachos y sudados de los de mi pueblo.
Según la prensa, que retrasmitió en directo por internet, sucedió un suceso «perfectamente organizado»: a las 20:30h un grupo de 13 tirillas derribó la valla de separación y lanzó tres o cuatro petardos, atacando a 150 antidisturbios de los que si te chocas con ellos sin querer vas al hospital. Ni Leónidas en las Termópilas, oiga. Yo sugiero a los periodistas que si quieren ver lo que es violencia organizada, petardos e incendios, que acudan a las fallas. O si no disponen de recursos, que compren la entrada para un partido de fútbol de tercera.
La policía respondió a tamaña provocación disolviendo el acto y a tomar por saco. Por la mañana, comentarios de satisfacción de periodistas, opinantes y políticos: los violentos han fracasado en su intento de derribar Nuestro Tinglado.
En resumen: una plataforma ciudadana sin más recursos que cuatro y un tambor, convoca una manifestación a las puertas del Congreso, y el Estado, temeroso de un alzamiento, moviliza a sus tropas; la poli recupera la figura del «preso gubernativo», como cuando la Republica, y enchiquela en días previos a unos treinta sujetos (aproximadamente) que se preguntan ahora mismo «qué cuernos habrá pasado para que me detengan»; los diputados salen de najas y abandonan el puesto de «trabajo»; la prensa del régimen suda tinta para lograr imágenes de masacres inexistentes; la pasma da un parte de bajas de dieciséis heridos; y hoy se congratulan los del Partido del Orden diciendo que «de buena nos hemos librado».
Muchachos, son tontos, crueles y cobardes. Demostrarlo nuevamente, ha sido un éxito científico. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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