El 1º de Mayo no puede ser un día de fiesta, ni
podemos tomárnoslo como un festivo laboral, ni convertirlo en una
celebración folclórica. El trasfondo y el significado de este día son de
toda la clase obrera. Podemos pensar que es algo del pasado, algo que
ya no tiene nada que ver con nosotros/as, ya que fue en el siglo XIX y
estamos en el siglo XXI. Podemos pensar que la situación de los/as
trabajadores/as entonces era totalmente distinta a la nuestra, o que la
sociedad ha cambiado y de nada sirve tener presente un día como este. O
podemos convertirlo en un día donde disfrazarnos, dar un paseo con
unos/as cuantos/as liberados/as sindicales y unas banderitas de
plástico, echarnos unas risas, tomarnos unas cañas y volvernos a
nuestras casas.
Ante la situación actual de la clase obrera, es vital
y deber de todos/as los/as anarquistas volver a darle contenido
reivindicativo a este día, el cual debería ser de paro total en todo el
país y no solo una festividad reconocida y amparada por el gobierno.
El sentido del 1º de Mayo viene de la conmemoración
de la revuelta de Haymarket en Chicago, EEUU. En plena revolución
industrial, desde el 1 de Mayo de 1886, se vinieron dando una serie de
protestas y huelgas para reivindicar la jornada laboral de 8 horas. Esta
reivindicación era uno de los máximos exponentes en el movimiento
obrero internacional, a través del lema: ocho horas de trabajo, ocho
horas para el descanso y ocho horas para la cultura; ya que las jornadas
laborales de los/as trabajadores/as (hombres, mujeres y niños/as)
podían llegar a las 16 horas fácilmente con un sueldo miserable. Más de
200.000 trabajadores/as conseguirían la reducción de jornada por la sola
amenaza de huelga el 1 de Mayo. En Chicago, las movilizaciones
continuaron el 2 y el 3 de Mayo.
Tras un montaje policial con un artefacto explosivo
al finalizar una manifestación pacífica que iba a ser brutalmente
reprimida, se hizo un juicio farsa, reconocido históricamente como
ilegítimo y malintencionado, contra ocho militantes obreros de tendencia
anarquista, condenando a muerte a cinco de ellos y a reclusión a otros
tres:
- Samuel Fielden, inmigrante ingles de 39 años y obrero textil fue condenado a cadena perpetua.
- Oscar Neebe, estadounidense de 36 años y vendedor fue condenado a 15 años de trabajos forzosos.
- Michael Schwab, inmigrante alemán de 33 años y tipógrafo fue condenado a cadena perpetua.
- George Engel, inmigrante alemán de 50 años y tipógrafo fue condenado a muerte en la horca.
- Adolf Fischer, inmigrante alemán de 30 años y periodista fue condenado a muerte en la horca.
- Albert Parsons, estadounidense de 39 años y periodista fue condenado a muerte en la horca.
- August Vicent Theodore Spies, inmigrante alemán de 31 años y periodista fue condenado a muerte en la horca.
- Louis Lingg, inmigrante alemán de 22 años y carpintero fue condenado a muerte y se suicidó en su propia celda.
No olvidemos que, en España, las 8 horas no llegaron
hasta el año 1919, a través de la huelga general que se vivió en
Barcelona durante el conflicto con la central eléctrica “La Canadiense”,
auspiciado por la CNT. En la misma, se paralizó el 70% de la industria.
Ganado el conflicto, se implantó esta reivindicación obrera
internacional, las 8 horas.
Actualmente la situación de la clase obrera en España
cada vez dista menos de las condiciones en las que vivían los obreros
del siglo XIX. Si nos paramos a pensar, podemos ver que vivimos en un
país con más del 25% de la población activa en situación de desempleo.
Esta situación crea enormes dramas personales y sociales: la mayor parte
de la población joven y de los/as trabajadores/as en paro no tiene
acceso al mercado laboral, por lo que no tienen acceso a adquirir lo más
básico para la supervivencia y el desarrollo personal; las familias se
desestructuran; se genera un sentimiento de fracaso que lleva a la
desesperación, a la drogadicción o al suicidio; se desahucian a los/as
trabajadores/as de las viviendas construidas con las manos y el sudor de
otros/as trabajadores/as, de las cuales se apoderan los bancos y por
las que nos obligan a pagar la mayor parte del sueldo en forma de
hipoteca durante 40 o 50 años.
Los/as que pueden trabajar se enfrentan a la
precariedad y a la flexibilidad en el mercado laboral, el cual no da
estabilidad a los/as trabajadores/as para llevar una vida digna,
mantiene a los/as jóvenes en una precariedad absoluta con la promesa de
conseguir un puesto fijo en cualquier empresa que solo busca mano de
obra flexible y barata.
El paro funciona como un látigo que azota la espalda
de los/as obreros/as para meterles miedo y que solo hace que agachen la
cabeza y obedezcan, para que no sean ellos/as los/as que se queden en la
calle, sin posibilidad alguna de volver a acceder al mercado laboral,
arruinando así su vida y la de su familia.
Las medidas de protección social que ha repartido el
gobierno a través del plan PREPARA, se han visto totalmente
insuficientes, y, lejos de frenar la agitación social como se pretendía,
solo han creado nuevos dependientes de los subsidios estatales que
nunca podrán llegar a volver a adquirir autonomía como individuos y
reincorporarse al mercado laboral. Así pues, la forma en la que el
gobierno quiere enfrentarse a la agitación social que desde hace unos
años se extiende por la península e islas, se basa en invertir en nuevos
cuerpos represivos, armar a la policía, aumentar sus efectivos,
aumentar el control social y, por tanto, la represión contra cualquier
tipo de movimiento social.
Uno de los objetivos de esta vuelta de tuerca que
supone la crisis en Europa, es el desmantelamiento y privatización del
sector social, educativo y sanitario del que se gozaba hasta ahora, para
que sean las empresas privadas las que gestionen nuestras vidas.
Seremos tratados como clientes y mercancía que requieren un servicio y
pagarán por el mismo. La gente con mejor poder adquisitivo tendrá un
acceso mejor a la sanidad, mientras que los/as trabajadores/as tendremos
una sanidad pésima o directamente no tendremos acceso a la misma. Así
es como funciona el modelo norteamericano, y como dentro de poco
funcionará en España.
Seremos adiestrados en las escuelas y las
universidades como entes productivos y competitivos al servicio de
los/as empresarios/as. Todo/a aquel/la que no se adapte a este
funcionamiento, será desechado y no tendrá acceso nunca al mercado
laboral. A las universidades solo tendrán acceso quienes tengan dinero,
mientras que los/as hijos/as de los/as obreros/as serán rechazados/as.
Estas mismas serán gestionadas por entidades privadas que adiestrarán al
antojo y según las necesidades del mercado en cada momento.
Otro objetivo es el desmantelamiento completo del
sector de producción en España, dejando a este país como una marca
comercial para el turismo. La industria, ya desde tiempos del PSOE en
los años 80, está siendo desmantelada y deslocalizada a países en vías
de desarrollo, donde la mano de obra es mucho más barata y cuya
situación política es mucho más férrea y autoritaria que la española.
Así pues, es ya bien sabido cómo las principales marcas del sector
textil tienen sus fábricas en Asia. Adidas tiene fábricas proveedoras en
la India y China donde trabajan niños/as (jornadas de 12 horas y
duermen en el suelo de la fábrica), mujeres a las que se acosa
sexualmente, y la regularización de la relación laboral es prácticamente
inexistente (salario por debajo de la legalidad, trabas a la actividad
sindical, castigos físicos, salarios de 21 céntimos de euro a la hora,
imposibilidad de coger bajas por enfermedad, control de embarazos,
etc.).
Para no irnos más lejos, uno de los españoles más
ricos del mundo, Amancio Ortega, ha engordado su emporio de Inditex
deslocalizando las fábricas de España a otros países para ser más
competitivo. Su última desfachatez ha sido el cierre de Confecciones
Corrochano de Talavera de la Reina para trasladar la producción a
Marruecos, dejando en la calle a 50 familias. Allí, las trabajadoras
tendrán un contrato esclavista (si llegan a tenerlo), una jornada
laboral de más de 50 horas semanales con una carga de trabajo mucho
mayor, un salario mucho menor que el de España y una nula libertad de
sindicación ni de organización. Además, el vicepresidente de este
emporio ha declarado de manera reciente que acepta el trabajo infantil
como “un mal menor”.
Tampoco debemos olvidar que parte de la culpa de
estas situaciones la tenemos todos/as aquellos/as que nos dejamos llevar
por las campañas de marketing, y nos hemos acostumbrado a consumir de
forma continuada por mero placer, sin necesidad de ello, y que buscamos
comprar cada vez más barato, para poder comprar más cantidad y más a
menudo.
Viendo la nula disposición de los/as empresarios/as
españoles/as para solucionar algo más que aquello que les conviene, como
la congelación y reducción de salarios, limitar el derecho a huelga,
limitar la actividad sindical, flexibilizar el mercado laboral, y vivir
sin hacer nada más que enriquecerse del trabajo de los/as demás, podemos
echar un vistazo a los/as políticos/as. Estos/as llevan años y años
enriqueciéndose, robando y expoliando a los/as pobres a base de
pelotazos urbanísticos, malversación de fondos, concesiones y favores de
empresas privadas, y viviendo de subvenciones, sin producir
absolutamente nada. Nos dan la imagen de la derecha y de la izquierda,
de que todos miran por los/as trabajadores/as, con la desfachatez de
presentarse el PP como el partido popular de los/as trabajadores/as, o
el PSOE como el partido socialista de los/as obreros/as. Tras más de 35
años de democracia a medias, ha quedado totalmente demostrado que, tanto
el PP y el PSOE, como otros más minoritarios, como IU y UPyD, carecen
de orientación ideológica definida, ya que solo crean cargos para que
los/as amigos/as de las cabezas visibles puedan parasitar sin trabajar
ni producir. Velan tanto por sus intereses, como por los de los/as
empresarios/as, la alta nobleza y los grandes bancos, y se aseguran un
buen retiro como consejeros/as en las grandes empresas, como Telefónica,
Gas Natural, Iberdrola, etc. Así pues, los términos “izquierda” y
“derecha” han sido abolidos del panorama político y electoral desde la
transición. Tenemos una clase política que se comporta como lo que es,
empresarios/as que engañan a los/as trabajadores/as con marketing y
discursos bonitos a través de personas carismáticas, para legitimar el
sistema político postfranquista y el económico capitalista que nos ahoga
tanto a nosotros/as, como al planeta, a pasos agigantados.
Una mención especial en el engranaje del capitalismo
la tienen los sindicatos. La gran mayoría depende del gobierno, ya que
están subvencionados por el mismo y no tienen ningún pudor en
comportarse como auténticas empresas gestoras de conflictos laborales.
Tienen delegados/as con privilegios sobre los/as demás trabajadores/as,
funcionan de manera verticalista, se presentan a elecciones sindicales
haciendo promesas como si fuesen políticos/as, y desmovilizando a los/as
trabajadores/as, haciéndolos/as ajenos/as a la conflictividad, firman
EREs y reciben dinero por la hazaña, tienen asalariados/as a los/as que
explotan y por cuya producción y plusvalía ganan dinero, aplican las
reformas laborales entre sus asalariados/as, no tienen reparos en ir de
la mano de la policía y de apoyar sus luchas, están metidos en casos de
corrupción política, etc. Han perdido su función de defensa de los/as
trabajadores/as; actualmente tienen como objetivo ahogar y dirigir al
fracaso cualquier tipo de agitación obrera. La última prueba del
servilismo de los sindicatos a los intereses de la patronal y del
gobierno la tenemos en Iberia, donde los mayoritarios han firmado 3.141
despidos a espaldas de los/as trabajadores/as, así como la paz social
con la empresa.
Viendo la situación de la clase obrera en España en
el siglo XXI, con un férreo sistema capitalista, una clase política
parásita que se legitima y sustenta en base a la represión y al
exterminio, y una pérdida de derechos constante de la clase obrera, se
hace legítimo dar al 1º de Mayo sentido como una jornada de lucha contra
el miedo y los ataques que recibimos constantemente de los/as
empresarios/as y del gobierno.
Abogamos por un 1º de Mayo que rompa con las
organizaciones de izquierdas tradicionales (PSOE, IU, UGT, CCOO, etc.),
las cuales, como se ha argumentando anteriormente, solo son
organizaciones subvencionadas y mantenidas por el poder, y que mantienen
vivo el engranaje capitalista. Abogamos por un 1º de Mayo en el que
los/as trabajadores/as pierdan el miedo al látigo del paro y al fracaso,
digan basta, se rebelen y sean capaces de organizarse entre iguales en
los centros de trabajo, de estudio y en las calles. En el que se muestre
a los/as demás que el anarcosindicalismo es la mejor forma de defensa
de nuestros intereses como trabajadores/as, y de promoción de la
autogestión a través de la toma de fábricas y tierras, o construyendo
otras iniciativas desde la autogestión y el asamblearismo, demostrando
que se puede vivir sin empresarios/as, siendo los/as trabajadores/as
los/as dueños/as de nuestra producción y de nuestras vidas.
Por un 1º de Mayo combativo y anarquista que haga ver
que hoy, como en 1886, los/as explotadores/as y el poder encontrarán
resistencia y personas con la intención de construir un mundo justo sin
explotación, sin guerras entre pueblos y sin desigualdad.
"El principio
fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución
del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre
cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se
prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y
nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores
contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas
anarquistas, está bien: mátenme".
Albert Parsons
Asesinado por el gobierno de EEUU en la horca por los sucesos de Chicago
Asesinado por el gobierno de EEUU en la horca por los sucesos de Chicago
Grupo Anarquista Tierra
Federación Anarquista Ibérica (FAI)
Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA)
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