Seres
humanos tratados como simples mercancías, exprimidos hasta la última gota
mientras son útiles y desechados sin más cuando nada tienen que ofrecer.
Sacrificados en nombre del beneficio y de un supuesto bien común que no es más
que el bien de unos pocos. Seguimos esperando a que estos pocos, en un gesto de
magnanimidad, decidan posponer nuestro sacrificio final y tener así una nueva
oportunidad de demostrar nuestra valía como útiles siervos.
Seguimos
sin creer, seguimos sin ser conscientes de nuestra capacidad para dirigir
nuestra vida, para cooperar con nuestros semejantes en pos de construir ese
otro mundo posible que todos imaginamos en nuestros momentos más lúcidos, pero
que pocos se atreven a iniciar el camino que lleva hacia él.
Fuente:Quebrantando el silencio
Realmente
nada nuevo bajo el sol y, sin embargo, para muchas personas por primera vez es
una realidad que se hace palpable y no sólo un rumor lejano de otras latitudes
u otras épocas.
Cada
nuevo dato, cada nueva estadística que nos ofrecen los medios de desinformación
nos golpea de una forma terrible, como si no lo supiéramos, como si no lo
viviéramos. Miles de seres humanos alrededor nuestro malviven de lo que este
sistema rechaza, otros tantos se ven expulsados de sus hogares que tan
diligentemente el sistema les había ofrecido, a otros se les niega el derecho a
su salud y se les condena a una muerte lenta y penosa, cientos de miles
condenados a una esclavitud permanente a cambio de vivir un día más en una
absoluta precariedad… A todos se nos obliga a aceptar que somos seres inferiores
y, por tanto, no merecemos una vida digna sino, más bien, una existencia que se
conforma con sobrevivir y sufrir en silencio. Y la mayoría, silenciosa o no,
acepta.
Nos
negamos a creer, nos negamos a aceptar el engaño y el fracaso de un modo de
vida que hemos asumido como nuestro modo de vida, nos negamos a aceptar la
derrota de un modelo en el que hemos basado nuestra existencia, nadie nos ha
enseñado que otro mundo es posible ni, hasta la fecha, mucha gente se lo ha
planteado.
Preferimos
aferrarnos a lo conocido, a la creencia de que no van a permitir que esto
continúe sin cuestionarnos quiénes son esos que no lo van a permitir; ni mucho
menos preguntarnos por qué debe haber unos que decidan sobre nuestras vidas.
Fuente:Quebrantando el silencio
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