jueves, 18 de abril de 2013

SEGUIMOS ESPERANDO, SEGUIMOS SIN CREER

Seres humanos tratados como simples mercancías, exprimidos hasta la última gota mientras son útiles y desechados sin más cuando nada tienen que ofrecer. Sacrificados en nombre del beneficio y de un supuesto bien común que no es más que el bien de unos pocos. Seguimos esperando a que estos pocos, en un gesto de magnanimidad, decidan posponer nuestro sacrificio final y tener así una nueva oportunidad de demostrar nuestra valía como útiles siervos.
Realmente nada nuevo bajo el sol y, sin embargo, para muchas personas por primera vez es una realidad que se hace palpable y no sólo un rumor lejano de otras latitudes u otras épocas.
Cada nuevo dato, cada nueva estadística que nos ofrecen los medios de desinformación nos golpea de una forma terrible, como si no lo supiéramos, como si no lo viviéramos. Miles de seres humanos alrededor nuestro malviven de lo que este sistema rechaza, otros tantos se ven expulsados de sus hogares que tan diligentemente el sistema les había ofrecido, a otros se les niega el derecho a su salud y se les condena a una muerte lenta y penosa, cientos de miles condenados a una esclavitud permanente a cambio de vivir un día más en una absoluta precariedad… A todos se nos obliga a aceptar que somos seres inferiores y, por tanto, no merecemos una vida digna sino, más bien, una existencia que se conforma con sobrevivir y sufrir en silencio. Y la mayoría, silenciosa o no, acepta.
Nos negamos a creer, nos negamos a aceptar el engaño y el fracaso de un modo de vida que hemos asumido como nuestro modo de vida, nos negamos a aceptar la derrota de un modelo en el que hemos basado nuestra existencia, nadie nos ha enseñado que otro mundo es posible ni, hasta la fecha, mucha gente se lo ha planteado.
Preferimos aferrarnos a lo conocido, a la creencia de que no van a permitir que esto continúe sin cuestionarnos quiénes son esos que no lo van a permitir; ni mucho menos preguntarnos por qué debe haber unos que decidan sobre nuestras vidas.
Seguimos sin creer, seguimos sin ser conscientes de nuestra capacidad para dirigir nuestra vida, para cooperar con nuestros semejantes en pos de construir ese otro mundo posible que todos imaginamos en nuestros momentos más lúcidos, pero que pocos se atreven a iniciar el camino que lleva hacia él.

Fuente:Quebrantando el silencio

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