Por Acratosaurio Rex
Esta mañana hacíamos terapia de grupo en el local de la Asociación de Vecinos, y una loca, la Mari, estaba que echaba chispas comentando el Debate de la Nación esa. Aseguraba que ese espectáculo era un error de la Naturaleza. Esos tipos, peores que Drácula… ¿Iban a irse de rositas? Mi respuesta:
— Sí claro.
— [Ella, roja, indignada] No. Es imposible. Esa ¡gentuza! con los sobres… Y mientras… ¡A nosotros nos quitan el zumo concentrado del desayuno! [gritos colectivos de protesta]. ¡Han ido demasiado lejos! ¡Tienen que pagar por ello!
— No van a pagar nada —digo yo—. Los procesos se alargarán, y se resolverán con penas irrisorias y con indultos. Morirán cuando les toque, y aparecerán en la wikipedia.
— No [puñetazo en la mesa, qué susto]. Esta vez no. Esto lo tiene que arreglar el pueblo. Salir a la calle siete, diez millones de personas, derribar al Gobierno…
— ¿Y poner al PSOE otra vez?
— No ¡No! ¿Pero qué dices?
— Entonces rebobina. Salen veinte millones de personas a la calle. La policía y el ejército se acojona y se retira. Cae el Gobierno. ¿A quién pones? ¿A Batman? ¿A quién?
Todos me miran intensamente.
— Hombre, tú serías ideal…
— Vale. Acepto. Yo de Presidente [voy señalando gente y repartiendo cargos], el maniaco-depresivo Ministro de Cultura, el heroinómano de Sanidad, el asesino múltiple a Defensa [estalla una pelea entre la bipolar y el esquizo por ver quién es Ministro de Justicia]…
— Muy bien. Ya tenemos Gobierno. Y ahora pregunto: ¿Cómo convencemos a los millonarios para que nos paguen sus tributos por las buenas? Desmontarían las fábricas y se las llevarían a Ghana del tirón. Tendríamos que mandar a la Armada a invadir Suiza…
La Mari estalla. Esta tía lo tiene claro.
— ¡Les expropiamos! ¡Contratamos a los Zetas! [La Mari pone las manos en garra y hace como si estrangulase a alguien muy rico y corrupto]. ¡Les matamos a todos! ¡A todos! [Gran algarabía, los locos exponen como posibles procedimientos la inmersión en aceite hirviendo, el aplastamiento entre rocas, el foso con cocodrilos para la Duquesa… Intento imponer un poco de silencio]
— Bueno, entonces el plan es sacar a toda España a la calle, derribar el Gobierno, capturar a los ricos, expropiarlos y matarlos antes de que huyan a Suiza repartiendo la pasta entre todos los pobladores [El grupo de autoayuda asiente vigorosamente con la cabeza, incluyendo al Tejero de los palacios que es guardia civil jubilado, gritos de “¡sí, sí, ese lagarto tiene razón!”]. Te pregunto Mari… ¿Para qué queremos un Gobierno, si realizamos esa proeza?
Si Gobierna el pueblo, no hay Gobierno. Si hay Gobierno del Pueblo, no gobierna el pueblo. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Esta mañana hacíamos terapia de grupo en el local de la Asociación de Vecinos, y una loca, la Mari, estaba que echaba chispas comentando el Debate de la Nación esa. Aseguraba que ese espectáculo era un error de la Naturaleza. Esos tipos, peores que Drácula… ¿Iban a irse de rositas? Mi respuesta:
— Sí claro.
— [Ella, roja, indignada] No. Es imposible. Esa ¡gentuza! con los sobres… Y mientras… ¡A nosotros nos quitan el zumo concentrado del desayuno! [gritos colectivos de protesta]. ¡Han ido demasiado lejos! ¡Tienen que pagar por ello!
— No van a pagar nada —digo yo—. Los procesos se alargarán, y se resolverán con penas irrisorias y con indultos. Morirán cuando les toque, y aparecerán en la wikipedia.
— No [puñetazo en la mesa, qué susto]. Esta vez no. Esto lo tiene que arreglar el pueblo. Salir a la calle siete, diez millones de personas, derribar al Gobierno…
— ¿Y poner al PSOE otra vez?
— No ¡No! ¿Pero qué dices?
— Entonces rebobina. Salen veinte millones de personas a la calle. La policía y el ejército se acojona y se retira. Cae el Gobierno. ¿A quién pones? ¿A Batman? ¿A quién?
Todos me miran intensamente.
— Hombre, tú serías ideal…
— Vale. Acepto. Yo de Presidente [voy señalando gente y repartiendo cargos], el maniaco-depresivo Ministro de Cultura, el heroinómano de Sanidad, el asesino múltiple a Defensa [estalla una pelea entre la bipolar y el esquizo por ver quién es Ministro de Justicia]…
— Muy bien. Ya tenemos Gobierno. Y ahora pregunto: ¿Cómo convencemos a los millonarios para que nos paguen sus tributos por las buenas? Desmontarían las fábricas y se las llevarían a Ghana del tirón. Tendríamos que mandar a la Armada a invadir Suiza…
La Mari estalla. Esta tía lo tiene claro.
— ¡Les expropiamos! ¡Contratamos a los Zetas! [La Mari pone las manos en garra y hace como si estrangulase a alguien muy rico y corrupto]. ¡Les matamos a todos! ¡A todos! [Gran algarabía, los locos exponen como posibles procedimientos la inmersión en aceite hirviendo, el aplastamiento entre rocas, el foso con cocodrilos para la Duquesa… Intento imponer un poco de silencio]
— Bueno, entonces el plan es sacar a toda España a la calle, derribar el Gobierno, capturar a los ricos, expropiarlos y matarlos antes de que huyan a Suiza repartiendo la pasta entre todos los pobladores [El grupo de autoayuda asiente vigorosamente con la cabeza, incluyendo al Tejero de los palacios que es guardia civil jubilado, gritos de “¡sí, sí, ese lagarto tiene razón!”]. Te pregunto Mari… ¿Para qué queremos un Gobierno, si realizamos esa proeza?
Si Gobierna el pueblo, no hay Gobierno. Si hay Gobierno del Pueblo, no gobierna el pueblo. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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