Por Acratosaurio Rex
Resulta que al hijo de mi siquiatra, cuando iba tan tranquilo en el coche con su madre, los pitufos se le saltaron un semáforo rojo y le embistieron de costado. El coche quedó para el arrastre y él de las cervicales. Los polis, muy solícitos y muy amables, les ayudaron a rellenar el parte amistoso mientras estaban conmocionados. Conclusión: madre e hijo han tenido que ir al juzgado. El juicio ha sido —al parecer— algo notable. Los policías mintieron a destajo, y la jueza —que según la siquiatra era subnormal—, les creyó, faltaría más. De resultas de todo, la siquiatra ha perdido la confianza en la policía y en la Justicia y va diciendo barbaridades impropias de un país democrático. Tenemos —jura— una policía de mierda. Y lo que más le duele —me temo—, es que le han roto el coche.
Entonces, ¿qué clase de policía sería aceptable? Sin meterme en honduras, desde un punto de vista meramente reformista, si el Acratosaurio fuera Ministro de la Policía, la querría para empezar, desarmada. Un buen policía debería ser capaz de evitar un problema sin recurrir a la fuerza. Yendo con un cuaderno y un lápiz, el policía daría buen ejemplo a los criminales, demostraría que sabe leer y escribir, los delincuentes irían confiados al trabajo y habría menos accidentes. Porque, dicho sea de paso, aunque ser policía es un oficio infinitamente más seguro que el de albañil o el de minero, al tener que llevar pistolas, los señores numerarios se balasean unos a otros en despistes, se autolesionan, masacran a la vecina por error o se suicidan (1). La creencia de que ser policía es algo heroico y arriesgado se debe a que es una profesión que dramatiza mucho. Sí, lo del victimismo es un dato objetivo: 8 policías muertos el año pasado, que se consideran funestos «actos de servicio». Analicemos los obituarios.
Carlos Romero, falleció en un tráfico in itinere. Mario López patrullando en accidente de moto. Mari Carmen Muñoz, tiroteada. Javier López, Rodrigo Maseda, José Villamor y Carlos Calderón se ahogaron intentando salvar a bañistas. Por último Antonio Cejudo fue hallado muerto tras llevar seis días desaparecido, junto a su arma reglamentaria y con un disparo en la cabeza. A todos ellos, ¿de qué les sirvió la pistola? Pero es que algunos no estaban ni siquiera trabajando… Carlos pasaba el día en la playa cuando intentó el salvamento. Rodrigo y José iban de paisano… No les quito mérito, yo también salvo gente que se ahoga cada vez que puedo. Sin ir más lejos Julián (2) se atragantó con una aceituna hace unos días… Al grano. Solo digo que «acto de servicio» se entiende de una manera muy extensa tratándose de jundos. Si un albañil, un ama de casa, un inmigrante o un hombre rana fallecen intentando rescatar a alguien, no se les considera «de servicio» me parece. Ni se les condecora, ni pasa la orquesta frente al ataúd, ni consuela el Papa interino a la viuda. Continuará.
----------------------------------------
NOTA
(1) Para controlar un poco el índice de suicidios de los polis de a pie (los mandos ni de coña se suicidan), ver http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/11724
(2) Este artículo lo escribo a instancias de la Juana, que me regaña porque últimamente no me prodigo como antes. El problema se encuentra en que estoy pasando el invierno en la choza de Julián, huyendo de mi siquiatra y de mis sobrinas. Ya sabéis, Julián, el de «Julián Resiste». El refugio es de unos seis metros cuadrados, ha nevado, llevamos varios días bajo cero. Dos perros y cuatro gatos se han adueñado del jergón, mientras nosotros estamos sentados en piedras sin respaldo. Es muy difícil la escritura en estas condiciones. Con estoicismo, contemplamos como los animales señalan la estufa, le dan cabezazos, la arañan y gimen. Julián, impertérrito, con un moco congelado que le cuelga de la nariz, se niega a encenderla porque según él «tenemos que endurecernos de cara al cambio climático». Pero como en medio del monte tenemos cobertura y queda batería en el ordenador, os envío esto que tengo atrasado. Ah, y el Acratosaurio está en el faceboock. No sé para qué, pero ahí estoy. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Resulta que al hijo de mi siquiatra, cuando iba tan tranquilo en el coche con su madre, los pitufos se le saltaron un semáforo rojo y le embistieron de costado. El coche quedó para el arrastre y él de las cervicales. Los polis, muy solícitos y muy amables, les ayudaron a rellenar el parte amistoso mientras estaban conmocionados. Conclusión: madre e hijo han tenido que ir al juzgado. El juicio ha sido —al parecer— algo notable. Los policías mintieron a destajo, y la jueza —que según la siquiatra era subnormal—, les creyó, faltaría más. De resultas de todo, la siquiatra ha perdido la confianza en la policía y en la Justicia y va diciendo barbaridades impropias de un país democrático. Tenemos —jura— una policía de mierda. Y lo que más le duele —me temo—, es que le han roto el coche.
Entonces, ¿qué clase de policía sería aceptable? Sin meterme en honduras, desde un punto de vista meramente reformista, si el Acratosaurio fuera Ministro de la Policía, la querría para empezar, desarmada. Un buen policía debería ser capaz de evitar un problema sin recurrir a la fuerza. Yendo con un cuaderno y un lápiz, el policía daría buen ejemplo a los criminales, demostraría que sabe leer y escribir, los delincuentes irían confiados al trabajo y habría menos accidentes. Porque, dicho sea de paso, aunque ser policía es un oficio infinitamente más seguro que el de albañil o el de minero, al tener que llevar pistolas, los señores numerarios se balasean unos a otros en despistes, se autolesionan, masacran a la vecina por error o se suicidan (1). La creencia de que ser policía es algo heroico y arriesgado se debe a que es una profesión que dramatiza mucho. Sí, lo del victimismo es un dato objetivo: 8 policías muertos el año pasado, que se consideran funestos «actos de servicio». Analicemos los obituarios.
Carlos Romero, falleció en un tráfico in itinere. Mario López patrullando en accidente de moto. Mari Carmen Muñoz, tiroteada. Javier López, Rodrigo Maseda, José Villamor y Carlos Calderón se ahogaron intentando salvar a bañistas. Por último Antonio Cejudo fue hallado muerto tras llevar seis días desaparecido, junto a su arma reglamentaria y con un disparo en la cabeza. A todos ellos, ¿de qué les sirvió la pistola? Pero es que algunos no estaban ni siquiera trabajando… Carlos pasaba el día en la playa cuando intentó el salvamento. Rodrigo y José iban de paisano… No les quito mérito, yo también salvo gente que se ahoga cada vez que puedo. Sin ir más lejos Julián (2) se atragantó con una aceituna hace unos días… Al grano. Solo digo que «acto de servicio» se entiende de una manera muy extensa tratándose de jundos. Si un albañil, un ama de casa, un inmigrante o un hombre rana fallecen intentando rescatar a alguien, no se les considera «de servicio» me parece. Ni se les condecora, ni pasa la orquesta frente al ataúd, ni consuela el Papa interino a la viuda. Continuará.
----------------------------------------
NOTA
(1) Para controlar un poco el índice de suicidios de los polis de a pie (los mandos ni de coña se suicidan), ver http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/11724
(2) Este artículo lo escribo a instancias de la Juana, que me regaña porque últimamente no me prodigo como antes. El problema se encuentra en que estoy pasando el invierno en la choza de Julián, huyendo de mi siquiatra y de mis sobrinas. Ya sabéis, Julián, el de «Julián Resiste». El refugio es de unos seis metros cuadrados, ha nevado, llevamos varios días bajo cero. Dos perros y cuatro gatos se han adueñado del jergón, mientras nosotros estamos sentados en piedras sin respaldo. Es muy difícil la escritura en estas condiciones. Con estoicismo, contemplamos como los animales señalan la estufa, le dan cabezazos, la arañan y gimen. Julián, impertérrito, con un moco congelado que le cuelga de la nariz, se niega a encenderla porque según él «tenemos que endurecernos de cara al cambio climático». Pero como en medio del monte tenemos cobertura y queda batería en el ordenador, os envío esto que tengo atrasado. Ah, y el Acratosaurio está en el faceboock. No sé para qué, pero ahí estoy. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.