jueves, 22 de noviembre de 2012

Petróleo, trabajo y despojo

Luego de la Segunda Guerra Mundial y ante escenarios de escasez de recursos naturales, Truman creó una comisión bajo W. Paley, para determinar si Estados Unidos contaba con los medios materiales para sostener su civilización. El Informe Paley (1952) ofreció valiosos datos sobre los límites que se enfrentarían entre las necesidades de gas, petróleo, minerales, metales etcétera de Estados Unidos y cómo satisfacerlas ante la recuperación europea, la perspectiva de guerra con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el interés de naciones menos desarrolladas, pero ricas en recursos a usarlos en su industrialización, en lugar de exportarlos, todo lo cual le disputaría su acceso a dichos recursos. Desde entonces Estados Unidos nunca quitó el dedo del renglón desindustrializador en especial al sur del Bravo. Menos cuando llegó al techo de producción petrolera en los 1970 y Blyth, Eastman & Dillon, asesora de inversionistas de Wall Street, planteó (1979) que, de cara a las convulsiones en Medio Oriente y ausentes las diferencias nacionales entre Canadá, Estados Unidos y México(sic) procedía integrar los vastos recursos energéticos de América del Norte a su aparato económico y político-militar, mediante un sistema eficiente de distribución energética y una suerte de mercado común.
Sometido México a los Programas de Ajuste Estructural (PAE) de los acreedores (en lo laboral, energético y fiscal) por la torpe negociación de la crisis (1982), se procedió a debilitar la base material y de clase de la estabilidad social y la soberanía. Los PAE acentuaron la explotación/emigración de fuerza de trabajo vía maquilas y alentaron la reprimarización de la economía y de la petroquímica estatal. La desregulación del FMI permitió al Banco Mundial y sus country managers alentar lo que Moisés Flores Salmerón y hace poco Alberto Barranco describen como la “Destrucción de la Industria Petroquímica Estatal en México“ en La energía en México (Ceiich/UNAM, 2008) y en el devastador Reviven Petroquímica...para brasileños (El Universal, 12/11/12).
Con buen calibre histórico Alejandro Encinas calificó el PAE laboral, recién aprobado por el Senado, como la mayor agresión a los trabajadores desde 1917. Ese es eje de la ofensiva PAE-oligarquía contra sindicatos, campesinos, sectores medios y los encadenamientos productivos nacionales. Recuérdese, con Heberto Castillo y Jacinto Viqueira, que “cuando se tiene petróleo y brazos se deben usar los energéticos en casa para crear empleos y riqueza“. Vender crudo a naciones ricas implica hacer de los trabajadores de las naciones pobres, cuando más, asalariados medio muertos de hambre al servicio de grandes capitales transnacionales. Cada barril que se exporta son miles de oportunidades de trabajo que quitan a los nativos y miles de oportunidades que brindan a las naciones poderosas para mantener su hegemonía económica en el mundo.
Hoy, cuando México es el tercer exportador de crudo a Estados Unidos y Pemex atestigua la enajenación de sus actividades sustantivas, MA Bernal, vocero de EPN en calidad de presidente de la Comisión de Energía de los diputados, se duele de que estemos atados a las enseñanzas del nacionalismo petrolero y nos repite aquello de que no hay recursos, por lo que es necesaria una inyección de capital privado en Pemex. Dice que “(T)enemos reservas de gas shale y de gas asociado al petróleo”, que su jefe intenta entregar a firmas tipo Exxon-Móbil, aunque Israel Rodríguez había mostrado que hay recursos (J-4/11/12, p.21). Según datos de Hacienda (FMI) en 12 años panistas, Pemex pagó 6.4 billones (trillions) de pesos al fisco, más que la deuda pública neta de 5.6 billones. Para privatizarla se cobró a Pemex 53.4 por ciento de sus ventas obligándola a endeudarse para cubrir sus requerimientos fiscales y completar sus planes de inversión productiva(ibid).
Mientras PAE y PRIAN atacan a Pemex, el Financial Times (27/7/12) informa que Rex Tillerson, CEO de Exxon, empresa líder en capitalización de mercado que realiza operativos en Pemex, dijo estar esperanzado con reformas (energéticas) que abran espacio a las asociaciones y colaboraciones y llevar tecnología a los inmensos recursos de México y desde Bloomberg (30/7/12) se sugiere que EPN empiece permitiendo que se pague con crudo a las firmas extranjeras. Aunque este arreglo no otorga la propiedad, técnicamente permitiría a esas firmas colocar ese petróleo como parte de su reserva, un factor crucial para atraer el interés privado extranjero.
¿Beneficiarios del gran pillaje al pueblo mexicano bajo fachada de reforma energética? Entre otros, los tenedores de los principales bloques accionarios de Exxon-Móbil que (generosa que es) da becas aquí a estudiantes de geología e ingeniería ¡para el desarrollo nacional!: Citigroup –dueño de Banamex–, FMR Corp, J.P. Morgan Chase, State Street Corp, Mellon Bank, Barcleys, College Retirement Fund, Fidelity, Washington Mutual Investors, Vanguard Fund, Putnam Fund, AXP Fund y magnates locales.

Fuente:La Jornada

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