Nosotros, “anarquistas de Estado”, o así nos habéis empeñado en llamarnos, afirmamos ante la luz gloriosa de los neones de las calles y el majestuoso ronroneo de los autobuses ciudadanos, que no vamos a salir corriendo. Que, hoy que el enemigo está a las puertas y nos ataca pretendiendo robarnos, no vamos a esconder la cabeza bajo tierra, dejándole proceder al saqueo de todo lo que las generaciones pretéritas consiguieron.
Tenemos cuerpo. Necesitamos salud. Tenemos cuerpo. Necesitamos recursos para sobrellevar la ancianidad. Tenemos cuerpo, y una parte de él, que es el cerebro, necesita también su alimento en forma de saber y conocimientos.
No nos vamos a dejar robar ni reducir a la miseria. Os pongáis como os pongáis, en nombre de futuros gloriosos y abstracciones metafísicas.
Resistiremos, pues. En las calles, reivindicando, luchando, creando, viviendo. Resistiremos. Sabemos que el Estado es malo y que está en manos de los inmensamente ricos. Por eso precisamente queremos que todo sea de todos, empezando por los institutos y hospitales construidos y habitados por los propios trabajadores. No nos vamos a esconder en los márgenes. Vamos a luchar por ellos.
Tenemos cuerpo, decíamos, y lo dedicamos a las actividades que nos da la gana, sean o no reproductivas. Amamos los trozos de chocolate tanto como las pieles tersas o gastadas.
Somos negros, blancos, obreros, feministas. Gentes con cuerpo y con valor. Gentes de un mundo y de una época. Gentes que defienden ese proyecto colectivo de transformación que lleva doscientos años haciendo sudar la gota gorda a los matones del poder.
Tenemos cuerpo, panza, culo, nervios, grasa y corazón. Comemos, corremos y morimos. Y ponemos nuestros cuerpos al alcance del odio del sistema, luchando por panes, bollos y amaneceres; medicinas, caricias y saberes.
Resistimos. Ya lo hemos dicho.
Tenemos cuerpo. No nos cansaremos de decirlo.
Y amamos a quien nos da la real gana.
No nos engañemos:
Hace un día precioso para salir a la calle a luchar.
La lente de Spinoza.
José Luis Carretero
Tenemos cuerpo. Necesitamos salud. Tenemos cuerpo. Necesitamos recursos para sobrellevar la ancianidad. Tenemos cuerpo, y una parte de él, que es el cerebro, necesita también su alimento en forma de saber y conocimientos.
No nos vamos a dejar robar ni reducir a la miseria. Os pongáis como os pongáis, en nombre de futuros gloriosos y abstracciones metafísicas.
Resistiremos, pues. En las calles, reivindicando, luchando, creando, viviendo. Resistiremos. Sabemos que el Estado es malo y que está en manos de los inmensamente ricos. Por eso precisamente queremos que todo sea de todos, empezando por los institutos y hospitales construidos y habitados por los propios trabajadores. No nos vamos a esconder en los márgenes. Vamos a luchar por ellos.
Tenemos cuerpo, decíamos, y lo dedicamos a las actividades que nos da la gana, sean o no reproductivas. Amamos los trozos de chocolate tanto como las pieles tersas o gastadas.
Somos negros, blancos, obreros, feministas. Gentes con cuerpo y con valor. Gentes de un mundo y de una época. Gentes que defienden ese proyecto colectivo de transformación que lleva doscientos años haciendo sudar la gota gorda a los matones del poder.
Tenemos cuerpo, panza, culo, nervios, grasa y corazón. Comemos, corremos y morimos. Y ponemos nuestros cuerpos al alcance del odio del sistema, luchando por panes, bollos y amaneceres; medicinas, caricias y saberes.
Resistimos. Ya lo hemos dicho.
Tenemos cuerpo. No nos cansaremos de decirlo.
Y amamos a quien nos da la real gana.
No nos engañemos:
Hace un día precioso para salir a la calle a luchar.
La lente de Spinoza.
José Luis Carretero
Fuente:Portal OACA
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