jueves, 1 de septiembre de 2011

Cuando los pobres saquean, con un plan decente.

 Por Acratosaurio Rex

Me pregunta mi corresponsal en Londres, qué valoración tenemos que hacer de los sucesos de Totenham, que esta vez no eran indignados sino furiosos.

Vale. Decimos que lamentamos profundamente las víctimas mortales y los heridos de consideración. La muerte no necesita ayuda. La Gran Niveladora siempre llega.

Una vez dicho lo obvio, estos son los hechos. Un padre de cuatro hijos, Mark Duggan, un joven proletario, un miembro de la Última Clase, ha sido asesinado y convenientemente demonizado por la policía. Y, a continuación, se levantan miles de proletarios, sin líderes, sin partidos, sin banderas, y obligan a modernizar infraestructuras, mobiliario urbano, y parque de vehículos.  O sea, abren mercados. Es muy positivo para el comercio y la industria  en tiempos de crisis.

Claro, los repugnantes de arriba, de inmediato, han afirmado que el problema  es el de la abominación moral. ¿Dónde está el verdugo de Londres con su capucha y sus leotardos? ¿Dónde el patíbulo con horca por caída para seis reos? Los ricos, normal que pidan eso.

Pero los concienciados de abajo, algunos, han emitido también sus veredictos morales: los alzados no han obrado bien. ¡Cuánta violencia mal digerida! Debieran haber hecho esto, lo otro y lo de más allá, deberían haber urdido un plan político, ser concienciados de tal tipo, la gran tarea pendiente y todo eso.

No especifican los iniciados, cómo llevar a cabo la concienciación entre gente que si reciben a un misionero rojo, lo mismo lo llenan de tatuajes y lo llevan a un concierto atronador… A ver si ya ni quejarse va a poder uno. ¿Es poco o nada revolucionario moverse mal? Menos da una piedra. Tampoco es revolucionario (u honesto) escribir artículos por internet.

Entonces cómo se explica esto: si los obreros del astillero, salen a la calle, derriban farolas y queman neumáticos para defender sus puestos, los concienciados lo ven normal, ya que esos obreros tienen un plan: tener empleo y comprarse un televisor de plasma. Pero si los caribeños salen a la calle, queman un comercio y se llevan un televisor de plasma, hay juicios morales, porque no tienen un plan (revolucionario u honesto). Diferencia: el caribeño se lleva la tele de plasma; el metalúrgico de la industria auxiliar,  pierde el curro y se queda sin tele de plasma gracias al penúltimo Plan de Empleo firmado por los sindicatos. O sea: el caribeño está mal que queme farolas (es un parado no organizado), el metalúrgico está bien que queme furgonetas (es un obrero que lo mismo va al Primero de Mayo). Y el médico no puede hacer huelga, porque si no, a ver, diablos, ¿quién te receta el paracetamol?

Saqueo no violento a gran escala  desde la City de Londres, lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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Acratosaurio está en el face.

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