viernes, 4 de marzo de 2011

Comerciantes y Guerreros = Flagelos de la humanidad

 Extracto del libro EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI de Heinz Dieterich Steffan

Con el aseguramiento de la alimentación y la construcción de aldeas estables aumenta la
población. La producción y el consumo se vuelven más variados, la gente desea productos que se
encuentran más lejos, mayores distancias se interponen entre productor y consumidor. Así resulta la
necesidad del transporte, del almacenaje y de la distribución de los productos a intercambiar. [...]
Como encargados de los productores, se llevan bienes a los consumidores, y reciben otros a cambio,
los cuales regresan a los productores. Más adelante compran los productos a los productores y los
entregan a los consumidores por cuenta propia, lo cual les rinde mayores beneficios que los que
pudieron obtener por su servicio de transporte, almacenamiento y distribución. A cambio, ellos
asumen el riesgo de que las mercancías se puedan echar a perder, ser robadas o encuentren un
cliente sólo después de largos tiempos de espera. En las pocas comunidades que habían progresado
hacia la agricultura y la ganadería, esta transición del trueque al comercio comenzó hace
aproximadamente siete mil años. Al mismo tiempo empezó a surgir el oficio del guerrero, cuya
tarea consistía en la subyugación y el expolio de otras tribus, así como la protección de los parientes
y de las provisiones de la propia tribu contra los intentos de sumisión y expolio por parte de otros.
Existen testimonios anteriores de combates entre tribus vecinas, también saqueos. Sin embargo, en
esas acciones participaban todos los hombres de las tribus involucradas. El guerrero de oficio, sin
embargo, igual que el comerciante ya no realiza ningún trabajo productivo para su propio sustento.
Estos oficios surgen al convertirse las primeras aldeas en ciudades y ciudades-Estados.

Hace más de cinco mil años, este nuevo orden económico, creado por el comercio y la guerra, se
impuso en una parte tan grande del mundo poblado en aquel entonces, que podemos hablar del
inicio de una nueva época, de la economía nacional, la cual lentamente dejó a un lado a la economía
local. En este contexto, entendemos por “nación” a un ente estatal que ha crecido históricamente
con su propia tradición y con orientación hegemónica; incluimos aquí entonces todas las
comunidades que rebasan el marco de la autosuficiencia local, tal como se han sostenido desde la formación de las primeras ciudades-Estados hace cinco mil años, en su carácter y estructura, hasta
la actualidad.

Esta nueva época, la economía nacional, comenzó alrededor del año 3000 antes de nuestracronología, cuando en los valles de los ríos Nilo, Éufrates y Tigris, del Indos y del Huang-Ho se
unió una mayor cantidad de gente para domar la fuerza de los ríos y usar el agua para sus fines.
Mediante la construcción de diques, presas y canales convirtieron tierras áridas en campos fértiles y
jardines florecientes. [...] La creciente división de tareas mejora la calidad de los productos y
produce un mayor rendimiento del trabajo. Fueron creadas nuevas profesiones. Los hombres ponen
nombre a todas las cosas y también a ellos mismos. La palanca y la rueda multiplican su fuerza. El
intercambio de mercancías y el comercio conducen a un tráfico regulado. Se construyen barcos en
perfectas condiciones para navegar. La humanidad ha realizado la transición de la acción instintiva
a una conducta meditada, ha entrado a la última etapa de su evolución. La elaboración de los
metales abre el paso al razonamiento y al procedimiento técnico. La escritura hace que la
experiencia humana sea comunicable, sumable y heredable. La historia se vuelve transmisible y la
obra creativa del hombre se vuelve inmortal. El comercio y la apropiación privada de la tierra
conducen a una sumisión del hombre por el hombre. La orden y la obediencia entre patrón y
subordinado ocupan el lugar de la vieja solidaridad entre hombres libres e iguales. Surge el Estado
como un factor de orden estabilizante de una comunidad humana que se enfrenta de manera cada
vez más hostil: poder y presión en el interior, guerra, robo, subyugación, explotación en las
relaciones de las tribus y pueblos entre sí. La organización militar, también de la economía,
reemplaza el crecimiento natural de la comunidad humana. Surgen la riqueza y la pobreza. La
comprabilidad de todos los bienes y valores provoca la pérdida de la existencia integral del hombre:
de esta manera, cada victoria por el camino del progreso se convierte en una derrota. La época de
las máximas creaciones del hombre se convierte en la época de su más profunda humillación.


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