domingo, 7 de julio de 2013

¡Revolución!

Por Acratosaurio Rex
Menuda marimorena. En Brasil, en Turquía, en México, en mil partes, se levantan masas airadas. Pasados unos días, semanas o meses de represión y de euforia, la población que lucha se repliega y vuelve huraña a sus domicilios. Y en otro punto lejano, estallan.  Y, claro, los políticos, los trepas, esa gente de la izquierda y derecha arquista manifiesta: «han fracasado por no tener partido dirigente, programa preclaro, luz que guíe la acción, dirigente supremo, no tomar el Poder y bla, bla, bla». (1).
Y, no, es..., exactamente al revés. Cualquier revolucionario que aspire a conquistar el Poder, está condenado al fracaso. Primero, porque el Poder es muy costoso de conseguir y se cansa uno de matar aspirantes. Segundo, porque si se llega a la ansiada silla de Director, el primer acto como mandatario izquierdista, es pagar la nómina de la policía. Por lo tanto: tomar el Poder, es el fracaso de la Revolución.
En cambio las revoluciones que no toman el Poder, las derrotadas, son las que triunfan. ¡Claro que sí! Las revoluciones triunfaron con la idea de que el poder emana del pueblo, que Dios no está en todas partes, que el pobre más pobre tiene derecho a educación, sanidad, pensión y protección frente a la miseria, triunfaron con el feminismo, con los derechos civiles, con el ecologismo y con el pacifismo…  Triunfaron mostrando que la gente está harta de opresión, de burocracia, de órdenes, de normas y de disciplina. Si sacaseis de sus tumbas a los abuelos de vuestros abuelos y les mostraseis este mundo, os preguntarían… «Hijos, aunque aún quede mucho por hacer… ¿cuándo fue que se hizo la Revolución?».
Sí amigos y amigas, la Revolución va cambiando el mundo, avanza, retrocede, se adapta, pero transforma. Esos chavales que acampan y son machacados a palos…, esos campesinos asándose con pasamontañas y machete en pleno verano, esos bárbaros que emergen del lumpen con piedras y gasolina, ese sindicalista balaseado mientras leía el convenio, hasta esa cabra que huye al monte… Esos son quienes están haciendo la revolución triunfante, la que no toma el Gobierno, la que no participa en elecciones, la que triunfa porque convence. Esa es la revolución temida por el Poder, porque contra ella nada pueden antidisturbios, ni soldados, ni reunión de reptiles de la Bolsa. Viene inapelable de millones de manos y acontecimientos históricos, una revolución que va a suprimir la deuda, va a eliminar el sistema financiero, y que triunfará haciéndonos pensar que hay que trabajar menos, que hay que hacerlo por los demás, que no es necesario el dinero y que el Poder no hay que tomarlo: el Poder hay que destruirlo.
Una cosa es vencer para fracasar, y otra ser derrotado y triunfar. No te alistes con los que vencen, sino con los que triunfan. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
(1) Pasa de todo en esto de la lucha. Van los alternativos de mi vera con frenesí, y convocan una fiesta/protesta en mi barrio, y les caen encima los chavales desestructurados de la Casa de Acogida, los parados habituales del Bar Adeshora, y unas cuantas de tribus de esas atraídas por la fiesta/concierto, y se embriagan, se golpean, rompen todo lo que encuentran, asaltan la tienda de móviles, violan al Secretario del Comité Ejecutivo al confundirlo con Viridiana… Joder la que montaron. Es que hay que ser un poco gil para pensar que esa banda de rufianes va a avanzar hacia la revolución entonando canciones con flores.

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