jueves, 11 de julio de 2013

Los yaquis llevamos 500 años luchando. El cansancio no está cerca

Vícam, Sonora. El bloqueo carretero en Vícam, que realizan la tribu yaqui y la sociedad civil de siete municipios del sur de Sonora, representa la acción de protesta de mayor duración en la historia reciente del estado y un cambio en la estrategia de los yaquis, que movilizarán a habitantes de todos los pueblos. Los manifestantes, apostados desde el 28 de mayo, rechazan la operación del Acueducto Independencia, que ya extrae agua del río Yaqui.
 Las violaciones que el gobierno de Sonora comete con la construcción del acueducto fueron denunciadas desde 2010, y ratificadas por órganos jurídicos. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el 27 de junio de 2013, notificó a las partes demandantes la resolución al amparo 461/2011. El amparo, ganado contra la autorización en materia de impacto ambiental emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para la construcción del acueducto, fue ratificado en el expediente 361/2012 el 8 de mayo del presente, con voto unánime de los cinco magistrados de la Primera Sala. En el documento se señala que se confirma la sentencia, que “la justicia de la Unión ampara y protege” y que “se requiere a la responsable por el cumplimiento”.
Sin importar los triunfos jurídicos y la confianza en la legalidad manifestada por la tribu yaqui, no se detuvo el robo del agua del río a través de dos bombas habilitadas por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Tampoco la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) anunció la invalidación del Manifiesto de Impacto Ambiental, ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) giró instrucciones para clausurar el Acueducto Independencia. Aunque los hechos desilusionan al pueblo yaqui-yoeme, esperaba esta posibilidad basado en la impunidad de la que gozan las acciones del gobierno de Guillermo Padrés Elías.
Desde el inicio de los bloqueos realizados en el municipio de Cajeme y hasta su consolidación en la carretera internacional número 15 México-Nogales, a la altura del Pueblo de Vícam, la respuesta oficial de los gobiernos estatal y federal es nula. Ignoran a los manifestantes en espera de que la temperatura cercana a los 35 grados centígrados desgaste a una población cuya existencia en el desierto sonorense antecede a la noción de desarrollo exportada por los conquistadores yoris.
Mario Luna, secretario de la autoridad tradicional de Vícam y portavoz de las resoluciones de las autoridades de la tribu presentes en el bloqueo, señala: “Puede que la estrategia del gobierno sea cansarnos para obligar a que abandonemos la lucha, pero quiero recordar que llevamos 500 años luchando. El cansancio no se ve muy cerca aquí”.
La tribu yaqui no sólo pelea contra el robo del agua y por el restablecimiento del Estado de Derecho violentado por Padrés Elías y la CONAGUA. También resiste en otro frente, diseñado por las autoridades para desacreditar las protestas, aunque en los bloqueos intermitentes sobresale la atención que las tropas yaquis dan a los viajeros. Los medios de comunicación, aunque están presentes diariamente, únicamente señalan las afectaciones a transportistas y viajeros generadas por el bloqueo. Desatienden la razón principal de la protestas, que cotidianamente se manifiesta en las asambleas al lado de a la carretera. A ellas asiste un gran número de integrantes de los ocho pueblos tradicionales, así como las tropas y autoridades tradicionales de Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Vícam, Pótam y Belén.
Mario Luna agrega que “molesta la campaña mediática tan discriminadora y burda, en la que enfrentan a los propios hermanos. Por eso, la Tribu Yaqui en conjunto decidió visitarse y darse la mano para abrir el diálogo interno. Al calor de la lucha se cometen errores y para evitarlo, la autoridad tradicional decidió sentar a las autoridades de cada pueblo en un diálogo frente a sus tropas”. El secretario informa que quienes están dispuestos a acatar las disposiciones asistieron, “y los que quieren seguir como comparsas del Estado, desafortunadamente no llegaron”.
A lo largo de la protesta se dan constantes visitas y diálogos e las autoridades tradicionales para resolver en conjunto el problema del robo de agua del río y combatir las diferencias y divisionismo producidos por el gobierno de Sonora y sus operadores yaquis, conocidos como torokoyoris (traidores). La función de estos operadores es ofrecer dinero y proyectos productivos a la población, pero las instancias gubernamentales no cumplieron estas promesas.
La labor del bloqueo es intensiva. Las 24 horas del día hay gente resguardando el lugar mientras que la tropa (llamada Wikot Yaura en yaqui) recorre la carretera y las brechas en constante vigilancia, ante las posibles represalias del gobierno estatal y federal. Se anunciaron órdenes de aprehensión contra los voceros Mario Luna y Tomás Rojo.
Las estrategias de acción y defensa se planean y ejecutan de manera colectiva. “Se refrenda la firme convicción de seguir en la lucha hasta no ver rescatadas cabalmente las aguas que le corresponden a la cuenca del río Yaqui, a la tribu y a todo el sur de Sonora”, afirma Luna. Para ello se reforzará toda la estructura tradicional de defensa, agrega, la cual “no se había activado hasta este momento”. El plan es movilizar a las tropas en el resto de pueblos yaquis para dar una señal de que no están dispuestos a permitir un despojo más “que nos condenará a la muerte”, anuncia el secretario.
Los yaquis indican que las constantes declaraciones, desplegados y notas en los medios locales en su contra solamente les confirman que esa estrategia no logra debilitarlos, y que para defender su derecho irán hasta las últimas consecuencias.

Publicado el 08 de julio de 2013

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