viernes, 26 de octubre de 2012

Los porros, una apuesta de los poderosos para silenciar el descontento social

México DF. La historia de ataques de grupos de porros a estudiantes –sobre todo aquellos involucrados en actividades políticas– del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), plantel Vallejo, no es nueva. Sin embargo, ante el reciente recrudecimiento de las agresiones, colectivos de esta institución de educación media superior han decidió organizarse para frenar de forma pacífica los embates.
“Hemos organizado brigadas autónomas de seguridad, somos cerca de cien de estudiantes del CCH Vallejo, quienes vigilamos las instalaciones. No utilizamos la violencia como quieren hacer creer algunos maestros. Rodeamos al porro y lo llevamos con las autoridades”, explican integrantes de Regeneración Radio.
En días pasados, un estudiante e integrante del colectivo Revuelta fue golpeado por miembros del grupo porril 3 de marzo. Este colectivo, junto con Multimedios Cronopios y Regeneración Radio, son los grupos que dentro del CCH Vallejo organizan la resistencia.
 Ante esta agresión los estudiantes trataron de refugiarse dentro de las instalaciones del plantel, pero las autoridades les negaron el acceso, permitiendo que fueran golpeados por porros y policías.
Bajo el amparo de la policía de la Delegación Gustavo A. Madero, dichos grupos “lanzaron explosivos (petardos) contra los estudiantes”, dijeron a Desinformémonos integrantes de la radio.
Se conocen como porros a las agrupaciones organizadas para “actividades deportivas” que son cooptadas por ciertos grupos políticos para generar inestabilidad y violencia, y así poder negociar puestos en las administraciones en turno. El desarrollo y mutación organizativa de estos grupos se ha generado a raíz del avance de la organización social del movimiento popular.
Durante décadas las autoridades del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) han utilizado grupos que promueven la violencia organizados en “grupos de actividades deportivas”, para tener y mantener el control de los jóvenes en las universidades. Sin embargo, como parte de una nueva dinámica de actuar de estos grupos, denuncia una integrante de la radio, “ahora utilizan la parte jurídica: causan destrozos, golpean y levantan actas en los ministerios públicos, amparados por asociaciones civiles, como Cauce Ciudadano”.
En el 2003, después de varias movilizaciones y enfrentamientos con grupos porriles, se firmaron acuerdos entre autoridades del CCH Vallejo y la comunidad estudiantil para expulsar a los porros. “Se creó una base de datos con fotografías de estudiantes vinculados al grupo porril, y hubo 80 expulsiones”.
Desde los años Cuarenta, Cincuenta y principios de los Sesenta, el Estado mexicano organizaba a grupos porriles cuyo objetivo era mermar la “amenaza” del crecimiento de la disidencia popular de ferrocarrileros, maestros y estudiantes.
En 1968 se consolidó la Central Nacional de Estudiantes Técnicos (CNET), cuyo objetivo era agrupar y recuperar el movimiento estudiantil  que estaba ganando base social en los Comités de Lucha del movimiento popular. El origen de esa organización fue la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), en un principio liderada por el Partido Comunista, y que con los años pasó a estar bajo el control de los grupos porriles.
El 10 de junio de 1971, bajo el auspicio del ejército y de las autoridades del PRI, del gobierno de Luis Echeverría Álvarez y del gobierno de la Ciudad de México,  grupos paramilitares asesinaron a jóvenes que se manifestaban en una marcha en solidaridad con estudiantes de Monterrey. La movilización fue violentamente reprimida por un grupo al servicio del Estado llamado Los Halcones.
En entrevista para La Jornada, en 2008, Hugo Sánchez Gudiño, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Aragón y autor del libro Génesis: desarrollo y consolidación de los grupos estudiantiles de choque en la UNAM (1930-1990), definió a los porros como “grupos que por dinero son capaces de realizar los actos más violentos. Su principal presa son activistas universitarios”.
De acuerdo con Arlen Serna y Hugo Espinal, de la generación de jóvenes que se organizó después del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 1994, y se adhirió a las  iniciativas zapatistas formando con otros estudiantes el Komité de Base Vallejo (KOBVA), “el grupo porril 3 de marzo  resurge con más fuerza durante la huelga estudiantil de los cinco planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, que estalló en 1995, debido a los cambios en los planes de estudio”.
Hugo Espinal refiere: “A nosotros nos tocó enfrentar a los porros en un contexto de efervescencia social, después del levantamiento zapatista. Los estudiantes reaccionamos con paros y asambleas de apoyo.
“En el Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo surgió entonces una organización de porros llamada 3 de marzo, vinculada con diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI)”, expone Espinal, “que era patrocinada por la Comisión Nacional del Deporte (CONADE)”.
Este grupo de porros, recuerda Arlen, “realizaba las ‘las fiestas’, los partidos de fútbol americano y fomentaba la rivalidad entre instituciones con la ‘quema del burro’, un evento contra el Instituto Politécnico Nacional. Las autoridades los financiaban, los protegían y los utilizaban como grupos de choque”.
En 1997 y 1998, cuando el gobierno del Distrito Federal pasó del Partido Revolucionario Institucional al Partido de la Revolución Democrática (PRD), la violencia llegó de forma  muy marcada a los espacios de actividad política.
Por esa misma época, la convocatoria a la Convención Nacional Democrática, organizada por el EZLN, fue un éxito y reunió a casi todos las escuelas y universidades del país. El movimiento estudiantil, que surgió de esas convocatorias, comenzó a realizar reuniones propias con la intención de generar una organización metropolitana.
Esto provocó que la Organización Democrática de Estudiantes Técnicos (ODET) y la Federación de Estudiantil Politécnica, que junto con el grupo 3 de marzo, generaran una red porril que llegó a controlar los Colegios de Bachilleres y algunas secundarias en el Estado de México.
Este grupo de porros logró también tener presencia en los cinco planteles de los CCH de la UNAM, en prácticamente todo el bachillerato, es decir, en los nueve planteles de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y en algunas facultades de la UNAM.
“Denunciamos a los porros y se pidió que se les investigara”, pero “el 17 de marzo de 1997, un integrante del Frente Estudiantil de Derecho de Acatlán asesinó a un estudiante dentro de la escuela con una arma automática. Después, vino la huelga de 1999 en la UNAM, y esto logró calmar las actividades de los porros por un tiempo, pero una vez terminada regresaron nuevamente”, señala Hugo Espinal.
“Nosotros nos dimos a la tarea de denunciar mediante campañas que consistían en difundir y denunciar las formas en que actúan los grupos porriles y la relación que hay entre ellos y las autoridades. La meta de estas jornadas informativas  era poder generar una asamblea lo bastante amplia que  convocara  a acciones de presión a las autoridades para hacerlos responsables de atender y combatir el problema. Además, como organización estudiantil, queremos promover y construir mecanismos propios para dar seguridad y protección a la comunidad”, explica Serna
En el CCH Vallejo, relata la activista, los estudiantes estaban  cansados del “taloneo y las novatadas” de los porros y se organizaron en una asamblea en la que acordaron “detener a todos los porros que identificaran que cometían abusos, y llevarlos a la dirección para que se les sancionara. Se estableció también comunicación con las autoridades de la delegación Gustavo A. Madero para hacer las denuncias legales”.
“Al principio las autoridades ignoraron la situación, hasta que la asamblea decidió tomar la dirección del plantel. Con esta presión se logró que el entonces director  expulsara a varios de los porros. Durante mucho tiempo el grupo 3 de marzo se mantuvo replegado y disminuyó la inseguridad de la escuela”.
Ahora hay nuevas generaciones, han pasado más de 20 años desde que el grupo porril 3 de marzo nació y son otros los  colectivos que están en lucha, pero las amenazas son las mismas y se ejerce bajo la tutela del Partido de la Revolución Democrática y el amparo del Partido Revolucionario Institucional.
“No estamos por la violencia, estamos por el diálogo en la escuela y la discusión política. Por eso, estamos organizando foros para el 25 de octubre, y para el 3 y 15 de noviembre, donde se tratarán temáticas de violencia, inseguridad y criminalización social”, finalizan los integrantes de Regeneración Radio.

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