Por Acratosaurio Rex
Recibo la carta de Marta Barbosa, una joven veinte añera de Porto que se emparejó con un guitarrista cincuentón de Vigo. Por lo que deduzco del correo de Marta, el tipo se medicina por bipolaridad. En sus ratos buenos habla de sí mismo y de sus teorías sobre dios, los faraones y los ovnis. En sus ratos malos produce ansiedad en quienes le soportan, que se une al reguero de ropa sucia, platos sin lavar, papeles de los mocos… Necesita mucho dinero (de ella) para pagar la heroína que fuma, no se le pone dura, le gusta que se la mame sin condón, es infiel, y además no tira de la cadena ni baja la tapa del bate. Finalmente le ha dicho a Marta en su cumpleaños que necesita a alguien joven y que la abandona por una menor de Alacant. Marta dice que se resigna porque le ama y quiere que sea feliz…, pero en la luna de miel un autobús de ALSA ha matado a ambos accidentalmente… Marta se dice que sin él la vida carece de sentido. La hierba ha dejado de crecer… La hostia. La cosa está clara.
Marta: con él, sin él…, la vida carece de sentido. Hablando en términos objetivos, el sentido de la vida es la muerte, y el sentido de la muerte es ninguno. Para comprobar esto despliega una tira atrapamoscas Cruz Verde en verano, y espera unas horas.
De lo absurdo de la vida, deriva el deseo de que no lo sea. Y por ello, al pretender ir más allá de tu insignificancia, al no aceptarte tal como eres, fijas el interés en fantasmas exteriores creados por extraños que les dotan de trascendencia: dios, la patria, el pueblo, la madre, la naturaleza, la cerveza, la sociedad, la revolución, el amado… Actitud errónea, porque al hacer esta operación, estás renunciando a fijar tu atención en ti.
La vida personal carece de sentido…, aunque puedes darle sentido personal a tu vida. ¿Cómo puedes hacerlo —ejem— sin antes desesperar, sin antes sentirte sola y desnuda —ejem, ejem— ante el abismo? La libertad exige que tomes aquella decisión que surge de tu deseo. ¿Cómo podrás tomarla si previamente te has adscrito a un espectro construido por comecocos que se llaman jefes, parientes, o en tu caso (¡agh!) novio…?
Esas adhesiones te llevan a servir las fantasmagorías de otros… O a pretender que otros hagan lo que ellos quieren, a joder la vida de los demás y a que ellos te la jodan a ti. Ambas actitudes son nefastas. No obstante, si quieres encontrar a alguien como tu difunto, no hará falta que busques mucho. Los cabrones abundan más que los botellines.
Camaradas: mil años de vida al comunismo trinitario, circular y perecedero. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Recibo la carta de Marta Barbosa, una joven veinte añera de Porto que se emparejó con un guitarrista cincuentón de Vigo. Por lo que deduzco del correo de Marta, el tipo se medicina por bipolaridad. En sus ratos buenos habla de sí mismo y de sus teorías sobre dios, los faraones y los ovnis. En sus ratos malos produce ansiedad en quienes le soportan, que se une al reguero de ropa sucia, platos sin lavar, papeles de los mocos… Necesita mucho dinero (de ella) para pagar la heroína que fuma, no se le pone dura, le gusta que se la mame sin condón, es infiel, y además no tira de la cadena ni baja la tapa del bate. Finalmente le ha dicho a Marta en su cumpleaños que necesita a alguien joven y que la abandona por una menor de Alacant. Marta dice que se resigna porque le ama y quiere que sea feliz…, pero en la luna de miel un autobús de ALSA ha matado a ambos accidentalmente… Marta se dice que sin él la vida carece de sentido. La hierba ha dejado de crecer… La hostia. La cosa está clara.
Marta: con él, sin él…, la vida carece de sentido. Hablando en términos objetivos, el sentido de la vida es la muerte, y el sentido de la muerte es ninguno. Para comprobar esto despliega una tira atrapamoscas Cruz Verde en verano, y espera unas horas.
De lo absurdo de la vida, deriva el deseo de que no lo sea. Y por ello, al pretender ir más allá de tu insignificancia, al no aceptarte tal como eres, fijas el interés en fantasmas exteriores creados por extraños que les dotan de trascendencia: dios, la patria, el pueblo, la madre, la naturaleza, la cerveza, la sociedad, la revolución, el amado… Actitud errónea, porque al hacer esta operación, estás renunciando a fijar tu atención en ti.
La vida personal carece de sentido…, aunque puedes darle sentido personal a tu vida. ¿Cómo puedes hacerlo —ejem— sin antes desesperar, sin antes sentirte sola y desnuda —ejem, ejem— ante el abismo? La libertad exige que tomes aquella decisión que surge de tu deseo. ¿Cómo podrás tomarla si previamente te has adscrito a un espectro construido por comecocos que se llaman jefes, parientes, o en tu caso (¡agh!) novio…?
Esas adhesiones te llevan a servir las fantasmagorías de otros… O a pretender que otros hagan lo que ellos quieren, a joder la vida de los demás y a que ellos te la jodan a ti. Ambas actitudes son nefastas. No obstante, si quieres encontrar a alguien como tu difunto, no hará falta que busques mucho. Los cabrones abundan más que los botellines.
Camaradas: mil años de vida al comunismo trinitario, circular y perecedero. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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