miércoles, 30 de marzo de 2011

Nuevos Paradigmas de Interpretación

Extracto del libro Socialismo del Siglo XXI de Heinz Dieterich Steffan

Si se analiza el destino del socialismo teórico clásico de Marx y Engels con relación a otros grandes paradigmas de la ciencia, llama la atención que el primero no tuvo un desarrollo científico
comparable al de los paradigmas de la física o la biología.

El socialismo teórico clásico (Marx/Engels), la biología teórica clásica (Darwin) y la física teórica clásica (Newton), tienen orígenes comunes en la epistemología científica de los siglos XVIII
y XIX; sin embargo, su evolución posterior es muy diferente. Mientras los modelos de Darwin y Newton se convierten en fundamentos de una física y biología teórica constantemente renovada – que se profundiza y potencia cualitativamente en el siglo XX con el desarrollo de la teoría de la relatividad, la física cuántica y la biología molecular, entre otros– no sucede lo mismo con la obra
de Marx y Engels.

Ilustraremos este hecho con la evolución de la física. Las leyes encontradas por Newton explican, en esencia, determinados movimientos mecánicos de los sistemas naturales. Cuando se
trata de interpretar movimientos o realidades más complejos, por ejemplo, los termodinámicos o electrodinámicos, se requieren nuevos paradigmas de interpretación.
Algunos de esos paradigmas o teorías fueron desarrollados por Albert Einstein en las teorías de la relatividad; por Werner Heisenberg y Max Planck en la física cuántica y Murray Gell-Mann en la teoría de los quarks.
Si se busca una explicación para este extraordinario avance de la física teórica –que abrió nuevas dimensiones de la realidad al conocimiento objetivo y al dominio humano– la respuesta es
sorprendente: se debe a una interacción dialéctica (influencia mutua) entre: la física experimental, la física teórica, la matemática pura y la lógica. Es la constante interacción entre el conocimiento
empírico (experimental), el razonamiento sintético (teórica) y los sistemas abstractos de la matemática pura y la lógica que ha permitido la vertiginosa evolución de la física, desde Newton
hasta la actualidad.
Lamentablemente, no se produjo la misma evolución en el paradigma de Marx y Engels.
Vladimir I. Lenin, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci y otros próceres dedicaron su vida a la implementación de la teoría clásica del socialismo en la práctica, haciendo la revolución contra el
capital y defendiéndola. En esa lucha aportaron aspectos importantes que enriquecieron al socialismo teórico clásico: por una parte, porque se enfrentan a realidades determinantes que no
existían aún en tiempos de Marx (por ejemplo, el capitalismo monopólico) y, por otra, porque la misma realización práctica del paradigma genera realidades que exigen nuevos planteamientos
teóricos.
Sin embargo, esas aportaciones inspiradas y forzadas por las necesidades de la práctica, no le proporcionan a la teoría del socialismo revolucionario nuevas fuerzas teóricas, que fuesen
comparables a las de los nuevos paradigmas de la física. Tenemos, en consecuencia, una especie de socialismo experimental o aplicado, pero no el socialismo teórico ni su “matemática” y lógica pura.
En consecuencia, carecemos de una teoría socialista para el siglo XXI que pueda guiar las luchas de transición hacia el triunfo de las mayorías.

¿Quiere decir esto, que lo que Marx, Engels, Lenin y otros socialistas desarrollaron, es obsoleto para la actualidad? ¿Que ya no puede aportar nada su obra? No, por supuesto que no. Sería como
afirmar que Newton es obsoleto, porque existe Einstein. Para determinadas tareas de la realidad, las enseñanzas de estos próceres revolucionarios siguen siendo vigentes; pero, para otras nos faltan los Einstein, Planck, Heisenberg y Gell-Mann del socialismo teórico.

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