En la capital del país, ensayando el retorno al poder, Carlos Salinas de Gortari usó taimadamente el foro que con mansedumbre le ofreció el Instituto del Fraude Electoral (IFE) y lo convirtió en mecanismo de promoción de la candidatura presidencial de su ahijado político, el capilarmente contrastante Enrique Peña Nieto: si la democracia se confirma con la alternancia de partidos, bienvenido sea que en 2012 el PRI gaviotón releve al PAN, fue el mensaje nada encubierto que fijó con letras de oro el héroe del 88 en el muro de las vergüenzas del mencionado IFE que así queda estigmatizado, salado, para los próximos comicios federales. Aprovechando la benevolencia del instituto anfitrión, el salobre licenciado se permitió darle una arregladita a su estampa histórica, al explicar que la inconformidad de un respetable segmento de los votantes de 1988 se debió a un malestar social de origen financiero y a la falta de cauces de procesamiento de los aires opositores, lo que, ¡aleluya!, se pudo resolver gracias a la visionaria creación del IFE que ahora, dos décadas después, le ofreció sentido homenaje de virtual desagravio y alternancias copetonas. (Julio Hernández, Astillero, La Jornada)
Fuente Poca madre news
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