El uso del dinero en las sociedades capitalistas sirve para aumentar
los beneficios de aquellos que poseen el monopolio del mismo. El dinero
tiene un valor especulativo dentro de los mercados financieros, Banca,
Multinacionales y Estado pueden especular a su antojo con el valor del
dinero, más allá del valor real de la mercancía, el único a tener en
cuenta.
El dinero acaba alterando el valor real de las mercancías, de este modo tanto el productor como el consumidor padecen y sufren las consecuencias de la especulación del sistema financiero mundial que se origina a través del dinero, y ésta recae sobre la figura del hombre medio que es el trabajador asalariado.
El trabajador asalariado no posee ningún medio que pueda alterar el valor del dinero y por consiguiente el de las mercancías, al estar en la base del sistema y supeditado por fuerzas mayores que no controla, en una sociedad jerárquica sufre la subordinación y explotación de los que están por encima de el.
A todo esto, tenemos que añadirle la circunstancia de que ya no puede ejercer un control sobre la producción de mercancías como hacia en épocas anteriores, al perder la autonomía como trabajador ha quedado relegado a una simple extensión de la maquinaría industrial-tecnológica del sistema capitalista.
Poco más que agente de una cadena que lo absorbe, la robotización a base de repetición constituyen los síntomas de su conducta neurótica que lo destruyen como ser creador, la planificación industrial y tecnológica a reducido al hombre a una extensión de la gran máquina, previamente planificada por una élite de poder que posee el monopolio del dinero y por ende del Capital que acaba conformando el modus-vivendi de la sociedad en general.
En esta coyuntura el trabajador asalariado se convierte también en objeto de especulación ya sea por necesidad o consentimiento -al vender su tiempo por dinero- por parte de una oligarquía que detenta el poder al ser una extensión de la gran maquinaria productora de Capital.
http://matapuces.blogspot.com.es/
El dinero acaba alterando el valor real de las mercancías, de este modo tanto el productor como el consumidor padecen y sufren las consecuencias de la especulación del sistema financiero mundial que se origina a través del dinero, y ésta recae sobre la figura del hombre medio que es el trabajador asalariado.
El trabajador asalariado no posee ningún medio que pueda alterar el valor del dinero y por consiguiente el de las mercancías, al estar en la base del sistema y supeditado por fuerzas mayores que no controla, en una sociedad jerárquica sufre la subordinación y explotación de los que están por encima de el.
A todo esto, tenemos que añadirle la circunstancia de que ya no puede ejercer un control sobre la producción de mercancías como hacia en épocas anteriores, al perder la autonomía como trabajador ha quedado relegado a una simple extensión de la maquinaría industrial-tecnológica del sistema capitalista.
Poco más que agente de una cadena que lo absorbe, la robotización a base de repetición constituyen los síntomas de su conducta neurótica que lo destruyen como ser creador, la planificación industrial y tecnológica a reducido al hombre a una extensión de la gran máquina, previamente planificada por una élite de poder que posee el monopolio del dinero y por ende del Capital que acaba conformando el modus-vivendi de la sociedad en general.
En esta coyuntura el trabajador asalariado se convierte también en objeto de especulación ya sea por necesidad o consentimiento -al vender su tiempo por dinero- por parte de una oligarquía que detenta el poder al ser una extensión de la gran maquinaria productora de Capital.
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