A poco más de un año de
su ascenso al pontificado, Francisco se caracteriza por su sencillez y
fraseología, con frecuencia dogmática, pero siempre ocurrente, desde:
Entusiasmado con su labia, este pontífice –primero no europeo en 2
mil años de Iglesia aunque hijo de inmigrantes italianos– decidió
desandar lo discursivamente andado y en la misa privada dominical del 1º
de junio en la capilla de la residencia vaticana de Santa Marta, en la
que participaron unas 15 parejas entre 25 y 60 años de casados, todos
presuntamente europeos, criticó a los matrimonios que han decidido no
tener hijos y prefieren atender animales de compañía, lo que atribuyó,
antes que al libre albedrío y la libertad responsable, a Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres, o
Ahora, comenzamos nuestro camino: obispo y pueblo (no al revés, ojo)... Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros, hasta:
Como muchos de ustedes (periodistas) no pertenecen a la Iglesia católica y otros no son creyentes, de corazón doy esta bendición en silencio, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios, o
El afán de poder y de tener no conoce límites, etcétera. ¡Wow!, jajaja, ¡este tipo si que es todo un cini-cómico!...Koan
la cultura del bienestar que se ha propagado en los últimos 10 años(sic).
Al final, estos matrimonios llegan a la vejez en la soledad, con la amargura de la mala soledad. No son fecundos, no hacen lo que Jesús hace con su Iglesia: la hace fecunda. Y sentenció:
los tres pilares que desde el punto de vista de la fe deben sostener el amor de los esposos son la fidelidad, la perseverancia y la fecundidad. Para concluir:
Hay parejas que miran a Jesús y toman fuerza de la fecundidad que él tiene en su Iglesia. Mientras, al contrario, hay cosas que a Jesús no le gustan (sic), o sea, los matrimonios estériles por elección.
¿A qué obedece esta obsesión papal por la reproducción y su pretensión de equiparar al ser humano con el resto de las especies, que sólo se ayuntan para procrear? ¿La Iglesia que se quiere renovada impone a la pareja la propagación sobre la libre opción de los creyentes? ¿Sólo a los religiosos se les dispensa reproducirse? ¿Si aumenta la natalidad crece la responsabilidad? ¿Más nacimientos frenarán el incremento de divorcios y el caos económico? Y ya metidos en ocurrencias, papadas es apócope de
Palabras Papales Desafortunadas.
Fuente:La Jornada
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