Eres el elector, el votante, el que acepta lo que hay; aquel que,
mediante la papeleta del voto, sanciona todas sus miserias; aquel que,
al votar, consagra todas sus servidumbres.
Eres un peligro para todas y todos nosotros, hombres y mujeres libres, anarquistas. Eres un peligro igual que los tiranos y los amos a los que te entregas, a los que eliges, apoyas, alimentas y proteges con tus armas y tus porras, a los que defiendes con la fuerza bruta, que exaltas con tu ignorancia, que legalizas con tus papeletas de voto y que nos impone tu imbecilidad.
Si candidatos hambrientos de mandatos y ahítos de simplezas, te cepillan el espinazo y la grupa de tu autocracia de papel; si te embriagas con el incienso y las promesas que vierten sobre ti los que siempre te han traicionado, te engañan y te venderán mañana; es que tú mismo te pareces a ellos.
¡Vamos, vota! Ten confianza en tus mandatarios, cree en tus elegidos. Pero deja de quejarte. Los yugos que soportas, eres tú quien te los impones. Los crímenes por los que sufres, eres tú quien los cometes. Tú eres el amo, el criminal e, ironía, eres tú también el esclavo y la víctima.
Eres un peligro para todas y todos nosotros, hombres y mujeres libres, anarquistas. Eres un peligro igual que los tiranos y los amos a los que te entregas, a los que eliges, apoyas, alimentas y proteges con tus armas y tus porras, a los que defiendes con la fuerza bruta, que exaltas con tu ignorancia, que legalizas con tus papeletas de voto y que nos impone tu imbecilidad.
Si candidatos hambrientos de mandatos y ahítos de simplezas, te cepillan el espinazo y la grupa de tu autocracia de papel; si te embriagas con el incienso y las promesas que vierten sobre ti los que siempre te han traicionado, te engañan y te venderán mañana; es que tú mismo te pareces a ellos.
¡Vamos, vota! Ten confianza en tus mandatarios, cree en tus elegidos. Pero deja de quejarte. Los yugos que soportas, eres tú quien te los impones. Los crímenes por los que sufres, eres tú quien los cometes. Tú eres el amo, el criminal e, ironía, eres tú también el esclavo y la víctima.
Octave Mirbeau (1888)
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