Hace una semana, un grupo de ocho personas armadas con AK-47s
intentaron robar un banco y una oficina de correos en la ciudad griega
de Velventos. Después de ser perseguidos hasta la provincia norteña de
Macedonia y secuestrar a un médico de 27 años por el camino, cuatro de
ellos fueron bloqueados por la policía en la ciudad de Veroia. Ahí fue
cuando Nikolaos Romanos, de 20 años, Andreas-Dimitris Bourzoukos, de 24,
Yiannis Michailidis, de 25, y Dimitris Politis, de 24, se rindieron.
En un par de comunicados enviados desde prisión, los anarquistas dejaron claro que sus motivos no eran personales, pero que consideran el acto de robar bancos parte de su lucha contra el estado. También queremos dejar claro que mientras fueron perseguidos, no usaron sus armas ni causaron ningún daño a su rehén. No estamos diciendo que sean unos santos, no dejan de ser unos chavales armados con AK-47s dispuestos a robar un banco, pero la policía les pegó una paliza tan bestia que ONGs como Amnesty y algunas secciones de la prensa griega están dispuestas a defender que han sido víctimas de un crimen.
Además, las fotografías de los anarquistas que ha distribuido la policía griega a la prensa han sido photoshoppeadas en un intento por ocultar los moretones y las heridas en sus caras.
La policía ha intentado desviar la indignación diciendo que los chicos se hicieron las heridas después de oponerse con violencia al arresto. También han dicho que un policía fue herido en Veroia. Ambas declaraciones han sido contradichas por varios testimonios que han afirmado que los cuatros chicos se rindieron de forma pacífica. Quizás también vale la pena recordar al rehén en este punto. En el último comunicado que han enviado desde prisión dicen que la policía golpeó al rehén por error cuando fueron arrestados.
Las autoridades griegas han sido acusadas con anterioridad de tratar a los prisioneros políticos no fascistas de una forma injusta. El estado se pasa por el forro los derechos humanos cuando los implicados son inmigrantes, manifestantes, o huelguistas. Por el contrario, los miembros del partido neo-nazi Amanecer Dorado son protegidos.
En un par de comunicados enviados desde prisión, los anarquistas dejaron claro que sus motivos no eran personales, pero que consideran el acto de robar bancos parte de su lucha contra el estado. También queremos dejar claro que mientras fueron perseguidos, no usaron sus armas ni causaron ningún daño a su rehén. No estamos diciendo que sean unos santos, no dejan de ser unos chavales armados con AK-47s dispuestos a robar un banco, pero la policía les pegó una paliza tan bestia que ONGs como Amnesty y algunas secciones de la prensa griega están dispuestas a defender que han sido víctimas de un crimen.
Además, las fotografías de los anarquistas que ha distribuido la policía griega a la prensa han sido photoshoppeadas en un intento por ocultar los moretones y las heridas en sus caras.
La policía ha intentado desviar la indignación diciendo que los chicos se hicieron las heridas después de oponerse con violencia al arresto. También han dicho que un policía fue herido en Veroia. Ambas declaraciones han sido contradichas por varios testimonios que han afirmado que los cuatros chicos se rindieron de forma pacífica. Quizás también vale la pena recordar al rehén en este punto. En el último comunicado que han enviado desde prisión dicen que la policía golpeó al rehén por error cuando fueron arrestados.
Las autoridades griegas han sido acusadas con anterioridad de tratar a los prisioneros políticos no fascistas de una forma injusta. El estado se pasa por el forro los derechos humanos cuando los implicados son inmigrantes, manifestantes, o huelguistas. Por el contrario, los miembros del partido neo-nazi Amanecer Dorado son protegidos.
Lo que más ha llamado la atención del público griego sobre esta historia es el perfil de los cuatro chavales: todos son menores de 25 años, y pertenecen a familias de clase media y han estudiado en las mejores escuelas privadas del país. Pero también tienen otra cosa en común: se radicalizaron después de la revuelta de 2008 y tras la muerte de Alexandros Grigoropoulos, un chico de 15 años, a manos de la policía en Exarcheia. El más joven de ellos, Nikolaos Romanos de 20 años, era uno de los mejores amigos de Grigoropoulos y presenció el asesinato.
Para la prensa conservadora de Grecia, los cuatro son la cara de una nueva generación de terroristas, unos terroristas que quieren continuar con el legado de las guerrillas marginales de izquierda que lucharon contra la dictadura militar desde 1974. En 2002, la guerrilla principal, la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre, quien asesinó a 23 personas en 103 ataques desde 1975 a 1998, fue capturada y el fenómeno se vio considerablemente reducido.
Desde el punto de vista anarquista, estos chicos son revolucionarios, partidarios de una larga tradición europea que ha defendido la libertad y el derecho humanitario. Con gran parte de la población griega viviendo en la pobreza y el gobierno abrazando una ideología de derecha, su causa adquiere una naturaleza romántica para algunos.
Tres de los padres de los supuestos miembros del CFN arrestados en Velventos hablaron conmigo con la condición de mantener su identidad oculta. Quedé con ellos en la plaza Síntagma, al lado del edificio del Parlamento.
VICE: ¿Qué pensáis de los cargos contra vuestros hijos?
Padre Anónimo #1: Siguieron sus ideas con coherencia, pasaron de las palabras a las acciones contra el sistema. Aunque estamos sufriendo mucho, estamos de su parte.
Padre Anónimo #2: Entendemos lo que han hecho, y también sus ideas como forma de moral para rebelarse contra nuestro sistema corrupto y podrido. Nosotros también queremos cambiar el sistema, pero de otras formas, como por ejemplo votando.
Si no podemos cambiar la situación a través de las formas tradicionales, ¿creéis que el método de vuestros hijos es efectivo?
Padre Anónimo #1: Intentamos entender que sólo están ejerciendo lo que llaman “resistencia práctica”, son anarquistas de acción. Los llaman terroristas, pero ellos son luchadores por la paz.
Padre Anónimo #3: Han experimentado lo que significa la violencia de estado y han perdido la fe en la justicia que provee el estado.
¿Qué opináis del uso de armas?
Padre Anónimo #1: Jamás las han usado para otra cosa que no sea amenazar a sus enemigos. Incluso en el último robo, se aseguraron de que nadie fuera herido.
Padre Anónimo #2: Se han dicho muchas cosas sobre su estatus social, que son de familias de clase media. Los desfavorecidos luchan por conseguir justicia, los que no, luchan por la libertad. Nuestros hijos crecieron con los principios de que deben solidarizarse con los sectores más débiles de la sociedad.
En este contexto, ¿cada acto de violencia es en cierto modo simbólico?
Padre Anónimo #2: Digamos que es una forma de expresión incendiaria. Cada acción ha ido seguida de un anuncio. Incluso cuando han realizado algo extremo como bombardear un banco, siempre han avisado a la gente para que se mantuviera alejada. La policía siempre ha reaccionado tarde.
Matthaios Tsimitakis Fuente: http://www.lahaine.org/index.php?p=67277
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.