El 2012 ha sido un año difícil e intenso. Desde los tiempos de la
dictadura franquista, la burguesía clerical y criminal del estado
español nunca había mostrado tan claramente su verdadero rostro como
ahora. Ellos lo tienen claro: nosotr@s, el pueblo trabajador, somos la
chusma, somos únicamente consumidores y pagadores de impuestos, somos
víctimas, desgraciad@s, monigotes sin derechos a quiénes pueden (y
deben) exprimir hasta la muerte.
Todas las mentiras que nos han hecho creer desde hace generaciones han caído bruscamente. No hay democracia, no existe la libertad o la igualdad. Mandan los mercados, los banqueros y los grandes empresarios, a través de una casta política corrupta que inventa leyes a su medida, y a través de los cuerpos de represión del estado, que nos destruyen físicamente cuando la mentira de la ley no es suficiente.
Despertar de un sueño es difícil, pero ya no podemos permitirnos el lujo de creer en fantasías. Hay que reaccionar, hay que salir a la calle, hay que resistirse, hay que acabar con el sistema y crear un nuevo mundo, donde el concepto “democracia” no sea una palabra vacía e hipócrita, sino todo lo contrario, un concepto del que sentirse orgullos@: la mayor y mejor expresión de la igualdad, la justicia social y la solidaridad entre personas y pueblos. La única democracia posible y deseable es aquella que se consigue a través de asambleas populares, igualitarias y horizontales. Asambleas en cada barrio y centro de trabajo, en las ciudades y en los campos. Delegar responsabilidades nos ha llevado a esta situación. Es hora de superar el miedo y tomar el destino con nuestras propias manos.
Durante este 2012 hemos salido a la calle y hemos luchado. Hemos tenido nuestras pequeñas victorias y nuestras amargas derrotas. Pero hemos luchado y hemos ganado batallas: a nivel global y a nivel local, a corto plazo y a largo plazo. Luchando por destruir el sistema capitalista, pero también preocupados por el bienestar concreto y diario de las víctimas del sistema.
Podemos tomar dos caminos: el camino derrotista o el camino de la lucha. Podemos decir que todo está mal, que la gente es estúpida, que nadie quiere combatir contra el sistema, que lo tenemos peor que nunca. O podemos luchar, dejar de llorar, ver en qué nos hemos equivocado y solucionar nuestros errores.
El año 2012 ha sido un reto. Con nuestros aciertos y errores, con nuestras reducidas fuerzas y con casi todo en nuestra contra, lo hemos superado. Podemos sentirnos orgullos@s, porque no nos han domado ni doblegado. Sintámonos orgullos@s sin olvidar nunca que todavía queda mucha lucha por delante, y que la victoria final se consigue día a día. Debemos tener claro que para ganar esta asquerosa e inhumana guerra, nuestra única fuerza verdadera es la acción directa de la mayoría de la población, del pueblo trabajador y explotado, de trabajadores y trabajadoras, de nuestros mayores y de nuestra juventud. No hay otro camino, no hay otra forma.
El año 2013 será un reto mayor. No tenemos miedo. Al contrario: Ellos, nuestros amos, los privilegiados, deberían tener miedo. El 2013 será un infierno, pero también nos proporcionará muchas posibilidades de acabar, de una vez por todas, con este sistema que tanto dolor y sufrimiento nos causa.
Cada generación tiene su momento para destruir el sistema capitalista: nuestros padres y madres, durante la "transición" de los años 70; nuestr@s abuel@s, durante la guerra civil; ahora nos toca a nosotr@s. No desaprovechemos este momento con gilipolleces o serán nuestr@s hij@s los que tengan que resolvernos la papeleta. Y para mis hij@s quiero un mundo mejor, no la misma mierda que se me estoy comiendo yo, la misma mierda que se comieron mi padre y mi madre y mis abuel@s.
Juajo Muñoz
Todas las mentiras que nos han hecho creer desde hace generaciones han caído bruscamente. No hay democracia, no existe la libertad o la igualdad. Mandan los mercados, los banqueros y los grandes empresarios, a través de una casta política corrupta que inventa leyes a su medida, y a través de los cuerpos de represión del estado, que nos destruyen físicamente cuando la mentira de la ley no es suficiente.
Despertar de un sueño es difícil, pero ya no podemos permitirnos el lujo de creer en fantasías. Hay que reaccionar, hay que salir a la calle, hay que resistirse, hay que acabar con el sistema y crear un nuevo mundo, donde el concepto “democracia” no sea una palabra vacía e hipócrita, sino todo lo contrario, un concepto del que sentirse orgullos@: la mayor y mejor expresión de la igualdad, la justicia social y la solidaridad entre personas y pueblos. La única democracia posible y deseable es aquella que se consigue a través de asambleas populares, igualitarias y horizontales. Asambleas en cada barrio y centro de trabajo, en las ciudades y en los campos. Delegar responsabilidades nos ha llevado a esta situación. Es hora de superar el miedo y tomar el destino con nuestras propias manos.
Durante este 2012 hemos salido a la calle y hemos luchado. Hemos tenido nuestras pequeñas victorias y nuestras amargas derrotas. Pero hemos luchado y hemos ganado batallas: a nivel global y a nivel local, a corto plazo y a largo plazo. Luchando por destruir el sistema capitalista, pero también preocupados por el bienestar concreto y diario de las víctimas del sistema.
Podemos tomar dos caminos: el camino derrotista o el camino de la lucha. Podemos decir que todo está mal, que la gente es estúpida, que nadie quiere combatir contra el sistema, que lo tenemos peor que nunca. O podemos luchar, dejar de llorar, ver en qué nos hemos equivocado y solucionar nuestros errores.
El año 2012 ha sido un reto. Con nuestros aciertos y errores, con nuestras reducidas fuerzas y con casi todo en nuestra contra, lo hemos superado. Podemos sentirnos orgullos@s, porque no nos han domado ni doblegado. Sintámonos orgullos@s sin olvidar nunca que todavía queda mucha lucha por delante, y que la victoria final se consigue día a día. Debemos tener claro que para ganar esta asquerosa e inhumana guerra, nuestra única fuerza verdadera es la acción directa de la mayoría de la población, del pueblo trabajador y explotado, de trabajadores y trabajadoras, de nuestros mayores y de nuestra juventud. No hay otro camino, no hay otra forma.
El año 2013 será un reto mayor. No tenemos miedo. Al contrario: Ellos, nuestros amos, los privilegiados, deberían tener miedo. El 2013 será un infierno, pero también nos proporcionará muchas posibilidades de acabar, de una vez por todas, con este sistema que tanto dolor y sufrimiento nos causa.
Cada generación tiene su momento para destruir el sistema capitalista: nuestros padres y madres, durante la "transición" de los años 70; nuestr@s abuel@s, durante la guerra civil; ahora nos toca a nosotr@s. No desaprovechemos este momento con gilipolleces o serán nuestr@s hij@s los que tengan que resolvernos la papeleta. Y para mis hij@s quiero un mundo mejor, no la misma mierda que se me estoy comiendo yo, la misma mierda que se comieron mi padre y mi madre y mis abuel@s.
Juajo Muñoz
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