Valiente y escalofriante testimonio de
una estudiante detenida y puesta en libertad dos días después. Relata la
entrada de la policía a la Normal de Tiripetío, los ataques, la
violencia, la detención, la cárcel….
“En ese momento me informan que
faltan compañeras… Una compañera y yo empezamos a buscarlas. Corrí, no
medí las consecuencias, y cuando corría en el balcón, desde abajo, los
policías comenzaron a dispararme muchas balas, eran bastantes policías
disparando. Ya no pude resistir más y me arrinconé. Cerca de cuatro
federales me agarraron y empezaron a insultarme; primero, un policía me
golpeó en las costillas y yo le dije, ¡aguante!. Él me dijo, “aguante
qué, puta, querías andar de valiente, pues ahora vas a ver lo que se
siente, hija de la chingada, andas aquí de puta de éstos, ahora vas a
ser mi puta”. Y entre otros cuatro, cuando iba pasando, me daban
macanazos en las piernas, y yo lo único que decía era, aguante, aguante,
espere. Tenía mucho miedo de que me hicieran algo más”.
“Cuando iba bajando las escaleras,
lo único que sentí fue que un policía me tocó, y yo manoteé y otra vez
comenzaron a decir, “viejas hijas de la chingada, querían andar aquí,
ahora se aguantan, van a ver lo que les pasa por andar de putas…”
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Morelia, Michoacán,
17 de octubre. En medio de un ambiente de tensión y con la ciudad
sitiada por la policía, más de 40 mil personas, entre ellos estudiantes
con marcas evidentes de las golpizas que recibieron, marcharon esta
mañana por la capital del estado para exigir la liberación de los 98
estudiantes que siguen detenidos luego de la “recuperación” de la normal
rural Vasco de Quiroga, de Tiripetío, en un operativo que incluyó
también el desalojo de las normales de Cherán y Arteaga, y que, de
acuerdo con uno de los normalistas, “estuvo lleno de bajezas”.
“Con estudiantes muy chingones; con los
narcos maricones”, le increpan al gobierno los miles de manifestantes
que caminan por los cuatro costados de Morelia. Uno de los menores que
fue liberado se pregunta cómo es posible que a los verdaderos criminales
no les hagan nada, “y a nosotros, por ser pobres, nos hagan esto; si un
normalista lo que quiere es ayudar al pueblo”.
“¡A las normales rurales, las quieren
desparecer, nosotros con lucha y sangre, las vamos a defender!”, corean
los estudiantes que tomaron el centro de la ciudad.
Por otro lado, se informa desde Cherán,
que no hay acceso a la comunidad, y que en otros poblados están siendo
tomadas antenas de comunicación.
La reforma
El tema que desató el conflicto es una
reforma a los planes de estudio de las normales de todo el país, las
escuelas donde se forman los maestros. Los normalistas señalan que se
hizo el mismo plan para todo el país, sin importar si son normales
rurales o urbanas, y con un enfoque neoliberal. “Lo que hace esta
reforma es dar pasos para convertir a las normales en tecnológicos”,
apunta un joven de Tiripetío. La reforma pretende introducir cambios
como la impartición de clases por competencias, tecnologías e inglés,
“cuando deberían estar planteando recuperar las lenguas indígenas y
enseñar el español como lengua nacional”. Los estudiantes sostienen que
aceptar este plan es caminar hacia la desaparición de las normales.
A pesar de que había propuestas de mesas
de diálogo y análisis con especialistas para adecuar la reforma –cosa
que sí se hizo en otros estados, como Oaxaca-, el gobierno dio este
golpe.
La represión
Los jóvenes cuentan a Desinformémonos cómo vivieron esa noche.
“Pedimos la audiencia con Fausto
Vallejo, gobernador de Michoacán, con Jesús Reyna, secretario de
Gobierno y con Teresa Herrera, titular de la Secretaría de Educación del
estado, pero siempre nos dieron negativas. El domingo a las diez de la
noche hubo una audiencia con Reyna para conocer su postura, dijo que
tendríamos que dialogar -a lo cual accedimos-, sin embargo mantuvo que
no habría prórroga. “Regresamos a la Normal, y como a las dos horas
llegaron las fuerzas federales, lanzaron gases lacrimógenos, balas de
goma. Nosotros empezamos a controlarlos un poco en la puerta principal y
empezó el enfrentamiento. Cuando lograron entrar nos fuimos a la cancha
de fútbol, ahí nos íbamos a agrupar, pero vimos cuando derribaron una
barda, y cuando nos dimos cuenta ya había un chingo de federales”.
Muchos huyeron porque escucharon disparos, pero indican que vieron cómo
la policía agredía a otros estudiantes con palos. Un normalista de
Tiripetío relata que “los dormitorios, el comedor y el edificio central
-que es patrimonio de la nación- también lo destruyeron”. Voltea a ver a
sus compañeros en la marcha y dice que ellos pueden estar aquí porque
vieron las armas de fuego que accionaban los policías y se refugiaron en
los cerros. “Trataron de vencernos sicológicamente, nos mentaron
madres, nos insultaron mucho”, relata uno de los jóvenes recién
liberado.
Además de estar casi un día entero sin
comer ni beber agua, los estudiantes refieren haber sido intimidados por
los policías: “Vas a pasar muchos años en la cárcel por esto, me
decían, y nos golpeaban en la cabeza”, relata un estudiante menor de
edad que también fue liberado.
“Lo que nos ayudó fue estar todos
juntos, porque era sobre todo agresión sicológica”. Una revisión médica
somera y ninguna intervención de organismos de derechos humanos es lo
que recuerdan. “¿Cómo puede ser que los tengan así?”, dice, indignado,
otro joven estudiante. “Hay compañeros heridos que estuvieron sin
atención y sin comida, y siguen en malas condiciones”, apunta. El
adolescente que estuvo detenido cuenta el estado de sus compañeros: “uno
con el pie roto y solamente vendado, caras hinchadas por los golpes,
moretones por todos lados”.
De los 168 estudiantes detenidos, fueron
liberados 66, aunque se reportan tres desaparecidos de la normal rural
Vasco de Quiroga, de Tiripetío, la más golpeada durante el operativo.
Normalistas de Michoacán, Chihuahua,
Sonora, Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Durango y Aguascalientes,
padres de familia, comerciantes, sindicatos e integrantes de la sección
18 de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, se
unieron a los estudiantes de las normales de Tiripetío, Arteaga y
Cherán, que marcharon en Morelia. Pasan lista y están presentes las 16
normales rurales que quedan en el país.
“Nosotros solicitamos audiencia con el
gobernador y que se instalaran mesas de trabajo para adecuar la reforma
curricular a las normales a las condiciones que tiene nuestro estado”,
denuncian, “pero el gobierno nunca nos hizo caso, aunque nunca pensamos
que fuera capaz de tanta injusticia”.
“Ya sabíamos que con el PRI (Partido
Revolucionario Institucional) iba a ser así; nosotros hemos estudiado
cómo son sus gobiernos”, argumenta otro estudiante. Todos se niegan a
dar sus nombres por temor a represalias. Pero están enojados, y se les
ven las huellas de la represión: brazos escayolados, vendas, ojos
morados y caras hinchadas. No importa: “Había que salir hoy por los
compañeros que están presos; si apresan a uno, agarran a todos”.
Contra el movimiento social
El secretario general de la sección 18
de la CNTE, Juan José Ortega, quien también fue detenido por unas horas,
afirma que hay un “tinte político” en todo lo sucedido. “Es una
provocación contra el movimiento social, orquestada desde el gobierno
federal y están levantando todas las indignaciones que hay”, sentencia.
Aunque el sindicato también fue agredido por fuerzas federales
–instalaciones allanadas y maestros golpeados- ahora lo prioritario es,
dicen, la liberación de todos los jóvenes normalistas.
“Ni siquiera nos han dicho en las
negociaciones de qué se les acusa”, aunque han escuchado que es por
secuestro. Ortega reitera que están “dispuestos a todo y vamos a tener
una asamblea con las organizaciones sociales para radicalizar las
acciones”.
Un profesor que acude a la marcha confía
en que declararán el paro inmediatamente en todos los niveles
educativos en todo el estado, pues, dice, “hay que parar estas
chingaderas”.
Representaciones de estudiantes y
profesores resguardan las instalaciones de las normales que fueron
destruidas y saqueadas durante el operativo. Y por los altavoces de la
marcha se anuncia que las fuerzas policiales están rodeando la normal
indígena de Cherán.
“En Tiripetío golpearon a la gente de la
comunidad porque salió a defendernos”, relata otro estudiante. El
ensañamiento, dice el secretario general de la CNTE, “es un pretexto
para atacar al pueblo”.
Fuente:Desinformemonos
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