jueves, 18 de octubre de 2012

Crece la indignación por represión a normalistas en Michoacán

Valiente y escalofriante testimonio de una estudiante detenida y puesta en libertad dos días después. Relata la entrada de la policía a la Normal de Tiripetío, los ataques, la violencia, la detención, la cárcel….
“En ese momento me informan que faltan compañeras… Una compañera y yo empezamos a buscarlas. Corrí, no medí las consecuencias, y cuando corría en el balcón, desde abajo, los policías comenzaron a dispararme muchas balas, eran bastantes policías disparando. Ya no pude resistir más y me arrinconé. Cerca de cuatro federales me agarraron y empezaron a insultarme; primero, un policía me golpeó en las costillas y yo le dije, ¡aguante!. Él me dijo, “aguante qué, puta, querías andar de valiente, pues ahora vas a ver lo que se siente, hija de la chingada, andas aquí de puta de éstos, ahora vas a ser mi puta”. Y entre otros cuatro, cuando iba pasando, me daban macanazos en las piernas, y yo lo único que decía era, aguante, aguante, espere. Tenía mucho miedo de que me hicieran algo más”.
“Cuando iba bajando las escaleras, lo único que sentí fue que un policía me tocó, y yo manoteé y otra vez comenzaron a decir, “viejas hijas de la chingada, querían andar aquí, ahora se aguantan, van a ver lo que les pasa por andar de putas…”
Escucha el testimonio completo aquí. (16’15”) [1]
 
Morelia, Michoacán, 17 de octubre. En medio de un ambiente de tensión y con la ciudad sitiada por la policía, más de 40 mil personas, entre ellos estudiantes con marcas evidentes de las golpizas que recibieron, marcharon esta mañana por la capital del estado para exigir la liberación de los 98 estudiantes que siguen detenidos luego de la “recuperación” de la normal rural Vasco de Quiroga, de Tiripetío, en un operativo que incluyó también el desalojo de las normales de Cherán y Arteaga, y que, de acuerdo con uno de los normalistas, “estuvo lleno de bajezas”.
“Con estudiantes muy chingones; con los narcos maricones”, le increpan al gobierno los miles de manifestantes que caminan por los cuatro costados de Morelia. Uno de los menores que fue liberado se pregunta cómo es posible que a los verdaderos criminales no les hagan nada, “y a nosotros, por ser pobres, nos hagan esto; si un normalista lo que quiere es ayudar al pueblo”.
“¡A las normales rurales, las quieren desparecer, nosotros con lucha y sangre, las vamos a defender!”, corean los estudiantes que tomaron el centro de la ciudad.
Por otro lado, se informa desde Cherán, que no hay acceso a la comunidad, y que en otros poblados están siendo tomadas antenas de comunicación.

La reforma
El tema que desató el conflicto es una reforma a los planes de estudio de las normales de todo el país, las escuelas donde se forman los maestros. Los normalistas señalan que se hizo el mismo plan para todo el país, sin importar si son normales rurales o urbanas, y con un enfoque neoliberal. “Lo que hace esta reforma es dar pasos para convertir a las normales en tecnológicos”, apunta un joven de Tiripetío. La reforma pretende introducir cambios como la impartición de clases por competencias, tecnologías e inglés, “cuando deberían estar planteando recuperar las lenguas indígenas y enseñar el español como lengua nacional”. Los estudiantes sostienen que aceptar este plan es caminar hacia la desaparición de las normales.
A pesar de que había propuestas de mesas de diálogo y análisis con especialistas para adecuar la reforma –cosa que sí se hizo en otros estados, como Oaxaca-, el gobierno dio este golpe.

La represión
Los jóvenes cuentan a Desinformémonos cómo vivieron esa noche.
“Pedimos la audiencia con Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán, con Jesús Reyna, secretario de Gobierno y con Teresa Herrera, titular de la Secretaría de Educación del estado, pero siempre nos dieron negativas. El domingo a las diez de la noche hubo una audiencia con Reyna para conocer su postura, dijo que tendríamos que dialogar -a lo cual accedimos-, sin embargo mantuvo que no habría prórroga. “Regresamos a la Normal, y como a las dos horas llegaron las fuerzas federales, lanzaron gases lacrimógenos, balas de goma. Nosotros empezamos a controlarlos un poco en la puerta principal y empezó el enfrentamiento. Cuando lograron entrar nos fuimos a la cancha de fútbol, ahí nos íbamos a agrupar, pero vimos cuando derribaron una barda, y cuando nos dimos cuenta ya había un chingo de federales”. Muchos huyeron porque escucharon disparos, pero indican que vieron cómo la policía agredía a otros estudiantes con palos. Un normalista de Tiripetío relata que “los dormitorios, el comedor y el edificio central -que es patrimonio de la nación- también lo destruyeron”. Voltea a ver a sus compañeros en la marcha y dice que ellos pueden estar aquí porque vieron las armas de fuego que accionaban los policías y se refugiaron en los cerros. “Trataron de vencernos sicológicamente, nos mentaron madres, nos insultaron mucho”, relata uno de los jóvenes recién liberado.
Además de estar casi un día entero sin comer ni beber agua, los estudiantes refieren haber sido intimidados por los policías: “Vas a pasar muchos años en la cárcel por esto, me decían, y nos golpeaban en la cabeza”, relata un estudiante menor de edad que también fue liberado.
“Lo que nos ayudó fue estar todos juntos, porque era sobre todo agresión sicológica”. Una revisión médica somera y ninguna intervención de organismos de derechos humanos es lo que recuerdan. “¿Cómo puede ser que los tengan así?”, dice, indignado, otro joven estudiante. “Hay compañeros heridos que estuvieron sin atención y sin comida, y siguen en malas condiciones”, apunta. El adolescente que estuvo detenido cuenta el estado de sus compañeros: “uno con el pie roto y solamente vendado, caras hinchadas por los golpes, moretones por todos lados”.
De los 168 estudiantes detenidos, fueron liberados 66, aunque se reportan tres desaparecidos de la normal rural Vasco de Quiroga, de Tiripetío, la más golpeada durante el operativo.
Normalistas de Michoacán, Chihuahua, Sonora, Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Durango y Aguascalientes, padres de familia, comerciantes, sindicatos e integrantes de la sección 18 de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, se unieron a los estudiantes de las normales de Tiripetío, Arteaga y Cherán, que marcharon en Morelia. Pasan lista y están presentes las 16 normales rurales que quedan en el país.
“Nosotros solicitamos audiencia con el gobernador y que se instalaran mesas de trabajo para adecuar la reforma curricular a las normales a las condiciones que tiene nuestro estado”, denuncian, “pero el gobierno nunca nos hizo caso, aunque nunca pensamos que fuera capaz de tanta injusticia”.
“Ya sabíamos que con el PRI (Partido Revolucionario Institucional) iba a ser así; nosotros hemos estudiado cómo son sus gobiernos”, argumenta otro estudiante. Todos se niegan a dar sus nombres por temor a represalias. Pero están enojados, y se les ven las huellas de la represión: brazos escayolados, vendas, ojos morados y caras hinchadas. No importa: “Había que salir hoy por los compañeros que están presos; si apresan a uno, agarran a todos”.

Contra el movimiento social
El secretario general de la sección 18 de la CNTE, Juan José Ortega, quien también fue detenido por unas horas, afirma que hay un “tinte político” en todo lo sucedido. “Es una provocación contra el movimiento social, orquestada desde el gobierno federal y están levantando todas las indignaciones que hay”, sentencia. Aunque el sindicato también fue agredido por fuerzas federales –instalaciones allanadas y maestros golpeados- ahora lo prioritario es, dicen, la liberación de todos los jóvenes normalistas.
“Ni siquiera nos han dicho en las negociaciones de qué se les acusa”, aunque han escuchado que es por secuestro. Ortega reitera que están “dispuestos a todo y vamos a tener una asamblea con las organizaciones sociales para radicalizar las acciones”.
Un profesor que acude a la marcha confía en que declararán el paro inmediatamente en todos los niveles educativos en todo el estado, pues, dice, “hay que parar estas chingaderas”.
Representaciones de estudiantes y profesores resguardan las instalaciones de las normales que fueron destruidas y saqueadas durante el operativo. Y por los altavoces de la marcha se anuncia que las fuerzas policiales están rodeando la normal indígena de Cherán.
“En Tiripetío golpearon a la gente de la comunidad porque salió a defendernos”, relata otro estudiante. El ensañamiento, dice el secretario general de la CNTE, “es un pretexto para atacar al pueblo”.


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