viernes, 24 de agosto de 2012

Librémonos de ser votantes y construyamos una nueva sociedad libertaria

Sabemos que al pueblo de Puerto Rico, a la ciudadanía, como también al ciudadanx mundial, se le sigue incitando a votar, con el propósito de mantener un “status” que hoy no favorece a nadie que no tiene poder monetario y político. Entendemos que con el acto de votar lo que se esta haciendo es una plena exhortación a que los mismos que votan continúen corroyendo su propia sociedad, tanto puertorriqueña como mundial. Los partidos políticos, las industrias privadas y públicas y la gran mayoría de las iglesias ejercen presión para que la gente vaya a las urnas. Todas ellas se convierten en los cómplices de lo que nosotrxs lxs anarquistas puertorriqueños llamamos un suicidio colectivo, en el que se encuentra sumida la humanidad actual gracias al Capitalismo y a la Estructura Estatal.
El proceso de votar cada cuatro años  está convirtiendo, bajo la crisis que se arrastra desde hace muchos años, en victimas a millones de puertorriqueñxs, que sufren los efectos de la falta de participación sobre sus propias vidas. Igualmente, esta realidad no sólo se presenta en la isla sino en todo el mundo, simplemente hay que ver las noticias para darse cuenta que estamos en una crisis gigantesca, que no se puede arreglar esperando un cambio de gobierno por medio de unas elecciones, así como se espera un milagro. Cada partido que ha tenido la oportunidad de tomar el poder ha violado abiertamente los principios de democracia, de justicia y de libertad; sus propuestas son nulas, sus leyes suelen estar contra la vida social y buscan la forma de invalidar nuestros derechos más sagrados.
Sin reparo alguno decimos que el voto es un arma que apunta contra el que la sujeta. No sirve para cambiar algo, sino para destruir cualquier motivo de bienestar y libertad.
Es mentira decir que en el voto reside el poder político de la gente. Si entendemos el voto como la idea en la que se aprueba algo por el que se requiere la deliberación de más de una persona, entonces veremos que es tan sólo una forma simbólica, por lo que creer que el voto es realmente el único poder político es un error, y que la acción de deliberar se ejerce siempre en nuestra vida cotidiana. Realmente el poder de la mayoría, es decir de nosotrxs, queda reducida a cero cuando deposita su libertad y su poder al ejercer el voto. A la mayoría de la gente se les ha enseñado a creer que con el voto ha construido el poder político, pero realmente no es así. La mayoría se reduce a la minoría que es el partido al que se afilia, en el que delegaron su poder y quien decide cómo es ejercido el poder político o qué decisiones tomar. Por esto decimos que la mayoría se convierte en nada, ya que cuando culminan las elecciones los vencedores velaran por su agenda y no por las necesidades de los que le votaron. Recordemos que cada partido planifica la conquista del Estado (Gobierno), y los políticos saben que para no levantar revuelo entre la gente deben triunfar a través de las elecciones. Sabemos que los partidos, desde el poder del Estado construyen las leyes y los derechos que gobiernan al pueblo sin considerar realmente al pueblo. Teniendo en cuenta todo lo dicho, es lógico concluir que las elecciones no son más que una farsa, debido a que cuando se obtiene el poder por medio de las urnas, los políticos entienden innecesario consultar nuevamente al pueblo a la hora de tomar decisiones. Al votar se le otorga un cheque en blanco a la minoría al poder de hacer o deshacer sin necesidad del aval o consentimiento de los demás.
La gente vota creyendo que su voto forma parte de la decisión final en las cosas públicas. Sin embargo, al delegar el poder político desde la urna, en el cuerpo estatal (que está compuesto en partes por los partidos políticos y socios capitalistas), transforma esta participación en algo banal. Esto hace que pierda sentido; se convierte en algo vacío. Pero ésta no es la única razón, sino que también pierde sentido desde que se entiente que la finalidad de los partidos es conquistar el poder del Estado y nada más. Claramente no están pensando en que se haga valer la participación de cada persona sobre las cosas de interés común, nos enseñan la historia y la experiencia, sino simplemente obtener el control del poder político, para luego continuar el juego de espejos, apariencias, uso y abuso de dicho poder.
Sin embargo, debemos ver que si el voto no es válido, se convierte en una agresión a la sociedad. En el seno de cada legislación, cada plan de gobierno, de cada proyecto y en cada escaño, siempre se encuentra una provocación o una ofensa para toda la población, porque el Estado ha dictado autoritariamente, aunque diga que es en nombre de la voluntad general, todo cuanto le convenga para los mismos permanecer en el poder y así seguir enriqueciéndose a costa de los ciegos que le dieron el triunfo en la elecciones.
Demás está decir, creemos, que la sociedad debería estar en una lucha incesante en contra del Estado y el Capital. Principalmente porque choca con el Estado cada vez que se quiere manifestar el poder popular contra los intereses del Capital o la autoridad, cosas que día tras día se encuentran concentradas en la manos de unos pocos. Con el voto renace esta pelea, porque habrá quienes se opongan a ello, como nosotrxs lxs anarquistas, y habrá quienes engañarán a las masas para conseguir lo que quieren, como hacen todos los partidos políticos, los ricos y las iglesias que tienen y quieren el control social. Cuando se ejerce el voto realmente no se está luchando contra la tiranía, sino todo lo contrario, se justifican los principios por los que se rige el Estado y el Capitalismo: el control económico y la autoridad total de la vida social sobre los marginadxs y explotadxs. Votar es entregar la libertad a un pequeño grupo que explotará a su favor la vida del pueblo.
Todos los gobiernos del mundo, sean repúblicas o monarquías democráticas o populistas, tienen como la base fundamental en su mecánica de vida al Estado, como cuerpo, a la propiedad privada, como razón de ser, a la fuerza bruta, como herramienta contra los opositores, y el voto, como su disfraz de libertad. En Puerto Rico y en todos los países del mundo esto sigue siendo así.
La violencia del Estado toca no sólo a sus disidentes, sino a todos los ciudadanos que no pertenecen a la clase social que apoya monetariamente a los que se encuentran en el poder. Los gobiernos tienden a no discriminar con los que lo mantienen y tienden a discriminar contra todos aquellxs que no les apoyan. Esta clase social suele ser, en la mayoría de los casos, lxs pobres, lxs trabajadorxs y otrxs marginadxs. Por otro lado, si observamos atentamente encontraremos el objetivo de todo partido en poder: manipular la opinión pública e individual hasta inducirla a adherirse a un objetivo propio que a menudo no es provechoso para tan siquiera la mayoría en un país. De hecho, El partido, ahora llamado Estado, ejerce el engaño y la fuerza bruta hasta lograr que haya sumisión y acuerdo en el país mas hacen leyes que reglamenten el castigo para quienes protesten contra él. Controlar todas las esferas sociales es parte de su finalidad y quehacer. Con todo esto, se logra enajenar al individuo para que crea que los procesos deliberativos simbólicos (las elecciones) son el ejercicio del poder político de cada uno y la forma de cambiar el destino de su vida, descartando en la mayoría de los casos las reivindicaciones sociales autogestionarias y decentralizadas. Lo que hasta ahora sabemos es que el voto es imposible sin engaño e innecesario sin opresión. Si la gente no vota y participa directamente en el quehacer de sus decisiones, entonces es realmente posible que el derecho tenga sentido y razón de ser, ya que trabajarán para mantener la igualdad, la fraternidad y la libertad del pueblo que sea, como lo puede ser Puerto Rico. Igualmente, cuando los individuos toman decisiones realmente libres de engaño, los Estados están totalmente demás en la vida pública de un país.
En conclusión, entendemos que cada persona debería abstenerse de votar en las siguientes elecciones. Entendemos que en cada sociedad, la paz social depende de que se involucren cada uno de sus participantes y no la mera acción de los partidos sobre cuestiones trascendentales que afectan a la vida social del país en el que se vive. Sabemos que los partidos políticos han y seguirán construyendo un andamiaje de control, de agresión y de violencia que no puede representar las bases naturales de las relaciones sociales: la libertad de cada individuo, la autogestión de las necesidades de cada uno de los grupos que conviven y el apoyo mutuo como estructura fundamental en la vida humana. Todo lo contrario, los partidos solamente buscan destruir con la ley, el falso derecho y la fuerza bruta toda verdadera felicidad humana, que radica de la LIBERTAD. El voto no es participación, sino una herramienta del Estado y lxs Empresarixs, quienes perpetúan la desigualdad, la injusticia y falta de libertad en todas sus formas. Por este y otros motivos, promovemos un repensar de la constitución de la sociedad, porque pensamos que el voto es una aberración práctica como lo es el Estado una aberración histórica y política. Aspiramos a que el poder político se reconcentre en cada puertorriqueñx para que se haga de veras una democracia participativa y directa, y para que ello sea posible es preciso que nos libremos de ser meros electores.
La Acción Libertaria
http://la-accion-libertaria.blogspot.com.es

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