lunes, 20 de febrero de 2012

Pirámides escalonadas ante la Reforma Laboral

 Por Acratosaurio rex

Resulta que me escribe uno de un sindicato, muy descontento porque tiene que convocar una asamblea en su centro para explicar la nueva, ja, reforma laboral. Dice el infeliz que no entiende ¡ja! cómo su sindicato ha podido firmar eso, pero menos aún entiende cómo se atreven a pedirle que él defienda ante los currelas semejante engendro ¡JA!. Pues te lo explico.

Trabajas para una organización piramidal. En ella la estrategia de tu actividad sindical, es definida por tus dirigentes sindicales, esos dos tristes que ni voces pegan ya en las entrevistas. Sus escalonadas órdenes te llegan a ti, que tendrás que obedecer (o dimitir), y aplicarlas a la realidad laboral concreta de cada centro de trabajo.
Evidentemente, la base del sindicato no ha participado en la elaboración de las estrategias de acción, no ha sido consultada y no
puede rectificar el rumbo —ya prescrito— de la organización. Se encuentra en la misma situación que los votantes ciudadanos de los
gobiernos democráticos ante las leyes, decretos y programas que les imponen mecánicamente las autoridades por ellos encumbradas.

Pero hay una diferencia: del votante-ciudadano sólo se espera que obedezca, que se someta de buen grado a las órdenes. El Gobierno no espera entusiasmo popular de una subida de la gasolina o de los impuestos. Sólo desea que el ciudadano pague.

La base de los sindicalistas, además de obedecer y de someterse, debe trabajar, intervenir, aplaudir, involucrarse en los procesos prácticos
en que han de materializarse, asumirlas forzosamente y aplicarlas. El verdugo, ha de estar contento y feliz con lo que hace. Y el
sindicalista ha de agitar la banderola de plástico.


Así que no sólo no hay democracia interna efectiva, auténtica
participación de la masa sindical, en los procesos de gestión del
sindicato; sino que por añadidura, se produce una especie de
vampirización, de zombificación de la base, que no ha sido consultada, y que sólo se tiene en cuenta como operadores, instrumentos, mano de obra, servidores, lacayos y pelotas del sindicato. Valor del pastel: un céntimo.

Para más inri, al hablar aquí de base me refiero, al pequeño grupo de
liberados de graduación inferior. Por parte alguna aparecen los
afiliados, los trabajadores, de los que —en el mejor de los casos— sólo se extraen sus deseos, forjados en el seno de la economía capitalista, de la ideología burguesa y de la publicidad empresarial; ¡toma castaña!, sólo se atienden sus necesidades, creadas en el crisol del Consumo y del Mercado. Deseos y necesidades que les son devueltos en forma de sentido común, racionalizados como evidentes, como lógicos
e imprescindibles en beneficio de los ciudadanos, y que se resume en
un: «para que tú puedas vivir, debes dar mucho dinero a los ricos».

Pirámides escalonadas pierden la base y vuelan a Sirio. Lo que es de
uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es
de uno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar, puedes decir lo que quieras, solo trata de aportar.