- ¡Lo que quereis es llenarle
la cabeza de mierda a la gente!
- Lo dices como si fuera algo malo
Prólogo: Directiva corporativa número I [Top Secret]
I
El desarrollo y dominio de la raza humana se ha establecido desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XX a través de dispositivos disciplinarios. La tarea que nos correspondía era igual que la que corresponde a adiestrar un perro o enderezar un árbol. Para ello habilitamos diversas instituciones que pronto se extenderían por todo el globo: la escuela, el ejercito, la fábrica, la familia, la universidad, el psiquiátrico, la prisión. Todas ellas son obras nuestras. Todas ellas se componen de una serie de mecanismos habilitados para su correcto funcionamiento. Los militares deben estirar el cuello y andar recto porque así es como se forman ejércitos diligentes. Los niños deben sentarse en sus pupitres y mantenerse quietos, atentos a la lección, solo así es como se puede aprender. El enfermo mental debe ser reprogramado, sometido a electroshock si hiciera falta, así conocerá la cordura.
Entonces, detectar las desviaciones y corregirlas: vigilar y castigar. Se instituye el cuerpo de la sociedad como un todo que debe ser cuidado y sanado para la perpetuación del ser humano.
Somos, finalmente, sanadores: el hombre necesita de nuestra actuación, lo quiera o no. Porque esto es lo importante: nosotros sabemos lo que es mejor para el ser humano, jamás debemos dejar que caiga en su propia ignorancia.
II
El modelo utilizado era el del panóptico Observar a todos los sujetos humanos desde un eje central y hacerlo sin que estos sepan si están siendo vigilados o no. Colocar un policía en cada esquina. Atender a la confesión de los pecados. Desarrollar el censo, regular las poblaciones enfermas, cuantificarlas. Levantar la sospecha y el recelo en la sociedad misma: la mejor vigilancia es la del vecino o la del hijo. Colocar cámaras (cuando se obtuvo la tecnología necesaria) en cada esquina sustituyendo a la policía Rastrear cualquier comunicación. Finalmente colocar un panóptico dentro de cada cuerpo. Solo así se puede controlar esa bestia indomable que es el ser humano, solo así puede dirigirse a un fin supremo.
III
Este modelo aunque vigente está mostrándose obsoleto. El ser humano esta empezando a mostrar todo su potencial. Incluso está empezando a dejar de ser humano: ya no tiene esencias, pasiones, naturaleza que lo definan como tal. Posiblemente nunca las tuvo. Hoy nos toca producir la vida misma, fabricar el humano que deseamos. La sociedad de control sustituye a la sociedad disciplinaria. El complejo científico-militar sigue siendo nuestro predilecto. En él empezamos a alterar las leyes de la genética y fabricar superhombres que ya no se desviaran porque el mundo que creamos para ellos, ellos mismos, son el único modelo posible. Ya no desean la perturbación porque son incapaces de imaginarla, es un mundo feliz el que queremos construir.
Nuestros experimentos en el campo genético se ven acompañados de nuestras técnicas publicitarias. Ofrecer diversidad, crear la ilusión de esta, pero que esta diversidad sea solo el reflejo del único mundo que queremos construir. Producir, entonces, a través de estas visiones el mundo que deseamos, la ingeniería semiótica se ha mostrado incluso más potente que la ingeniería genética. Gracias a los nuevos medios de comunicación podemos repetir el mensaje una y otra vez hasta que sea ese único mensaje imaginable.
Pero no solo genética y semiótica, también la ingeniería farmacológica: crear un cuerpo sometido y producido por las sustancias que deseamos. ¿Necesitamos energía extra para nuestra maquinaria? Inyección de estimulantes como cocaína ¿Necesitamos de descanso tras el sobretrabajo? Dosis de prozac ¿Quizá un vigoroso orgasmo productivo? La respuesta es viagra. Hoy, definitivamente, ya no podemos hablar de hombres sino de post-humanidad.
IV
Fabricar la vida, fabricar los modos de experiencia significa la habilitación de dispositivos más sutiles que los que habían predominado hasta ahora. Las cárceles, el ejercito, la escuela deben desaparecer. La trama debe enmascararse, solo así puede alcanzar su pleno potencial. Ya no actuar por instituciones que empiezan desde cero y van una detrás de otra. La vida debe ser hoy una gran institución que actúe más por una modulación capaz de adecuarse a las pretensiones de cada sujeto y sacar el máximo potencial de este. Fragmentar la vida y someterla absolutamente a través de su fabricación. Solo así el humano puede morir y dejar paso a la gran obra. Es tu misión trabajar en ella.
¡CYNNAGOR VAT NUK!
Nota a mano: Somos los hijos ilegítimos del industrialismo militar y del capitalismo patriarcal, por no mencionar del socialismo de estado. Pero los bastardos son a menudo infieles a sus orígenes Sus padres, después de todo, no son esenciales. Somos, pues, una irónica promesa para este nuevo milenio. Más allá del ser humano, más allá de la realidad…
Fuente:Ciudad Tecnicolor
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