jueves, 6 de junio de 2013

En torno a la enseñanza de la religión en la escuela

Por Acratosaurio Rex


Voy a demostrar que enseñar religión es ir contra Dios. Empiezo. La escuela, que debería ser un lugar donde los niños aprendiesen cosas útiles y buenas, resulta que está plagada de paparruchas. Unas mayores que otras, y la religiosa es de las paparruchas gordas de diploma. Porque cuando se habla de religión, resulta que se habla de la monoteísta judeocristiana, incluyendo al Islam que venera igualmente al Dios Único. ¿Se pretende enseñar el satanismo y brujería? No. ¿Se pasará revista al panteón de los cazadores de cabezas? No. Los defensores de ese engendro hablan de la fe cristiana al alumno. ¿Y qué nos dice —en resumen— esa religión? Que hay un fantasma invisible y todopoderoso que nos va a dar un premio tras la muerte que será una vida eterna y sin problemas. Vamos, como decirle al niño que justo antes de morir Supermán llegará y le pondrá una vacuna que le salvará y le trasladará a su cueva de la Antártida, que es donde viven los antartes.
En fin, que historias de entes sobrenaturales hay muchas, y si se da religión en la escuela a niños de cinco años, explicándoles los misterios del Génesis y de la Virgen, también se les debería impartir, el misterio de Drácula y del Hombre Lobo, o algo de adivinación y telepatía. Puestos a dar clase, denla con amplitud de miras.
Claro, explicar en las aulas «Historia de la Religión», o «La religión como hecho cultural universal» es… Muy interesante, sin duda. Pero en su sitio y en su momento, que es en la Facultad de Sociología, Sicología y Criminología de las Sectas Destructivas. Ahí los doctos profesores se explayan ante gente de cerebro supuestamente maduro. En educación primaria, en el instituto… Por favor, qué agresión a la infancia. Que se enseñe ajedrez, piano, escultura, alemán, Bolsa, lanzamiento de puñales de circo y las cosas que se imparten en academias de las buenas… Vale, eso está bien. Enseñarles cristianismo es considerar al niño un tonto.
¡Un momento! ¡Jostias Jutas! ¡Escucho voces! ¡Tengo visiones! ¡Jesús me está hablando! Y me dice esto: enseñar religión en la escuela, es ir contra Jehová. El Ser Supremo no necesita que un profesor designado por el obispado y pagado por el Estado le sirva de palafrenero. ¿No? ¿No es estúpido pretender que un ser Omnipresente necesite ser mostrado? Es más, siendo Dios una manifestación de lo Absoluto, un niño que aún no ha sido condicionado por una educación castrante, debería percibirlo en toda su amplitud. Y visto de este modo, cualquier profesor enseñando religión en Primaria, no es más que un obstáculo en la relación del joven con su Creador. Dejemos que Dios hable por sí mismo a quien prefiera, joder.
Los curas en las Iglesias, los creyentes en romería. Escuela de nigromancia sumerge en la ignorancia. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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