Por Acratosaurio Rex
Hay quienes piensan que eso de definirse uno a sí mismo como de la Idea, no tiene importancia, es algo prescindible, no hay que darle bombo. Falso. Tal como he dicho en más de una ocasión, uno no es lo que dice, ni lo que piensa, ni lo que sueña. Uno es lo que hace. Y cuando uno hace anarquismo, es importante decir lo que se es. Porque lo que se nombra, existe. Y lo que se hace, es lo que da contenido a lo que se nombra.
Si tú practicas el catálogo de buenas costumbres libertarias, y apoyas al compañero, secundas la huelga, ocultas al perseguido, respetas a
tus iguales, te enfrentas a la injusticia, devuelves el golpe al esbirro, piensas y opinas con criterio propio, escuchas lo que dicen los demás y lo tomas en consideración, asumes responsabilidades e
iniciativas, te formas e instruyes, compartes y recibes, colaboras en la acción colectiva, cumples el mandato asambleario, espías al enemigo, saboteas sus conductos y líneas de abastecimiento, reniegas
de su propaganda, no te pliegas a sobornos, cotizas para los presos, lees el periódico y la radio libre, no causas daños mayores con tu pasividad o con tu acción, no te embruteces con drogas, cuidas a tu
pareja y a tus retoños, eres inasequible al desaliento, no te dejas embaucar por políticos y electoralistas, eres austero en relación con
la Naturaleza, no delegas tu soberanía, no ensalzas a dictadores, no adoras dioses, careces de patria, juntas tu sangre con tus hermanos sin importarte el color o el sexo, construyes el mundo nuevo y destruyes el viejo, combates la Autoridad sin compasión y sin odio, si tú organizas, difundes, analizas, discurres, dinamizas, lanzas, derribas, caes y te levantas, fluyes de manera libertaria y llegado el momento te enfrentas a la represión, a la tortura, a la cárcel y a la muerte…, no te cortes, dilo: yo, soy anarquista.Porque una vez lo digas, quien haya observado tu comportamiento, el tibio, el flojo, el indeciso, el desinformado, de inmediato se dirá: «Ah, eso es el anarquismo, pues yo estaba equivocado». Y una vez establecido el concepto mediante la acción, para ser anarquista habrá que hacer, y así no habrá lugar para impostores y charlatanes. En cambio si tú actúas como libertario sin decir lo que eres, esa buena actividad se perderá entre un océano de situaciones, unas irrelevantes, otras absurdas, otras raras, y puedes ser tomado por cualquier cosa. Yo una vez actué así, y fui confundido con un canguro.
Anarquista, defiende tu marca. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Hay quienes piensan que eso de definirse uno a sí mismo como de la Idea, no tiene importancia, es algo prescindible, no hay que darle bombo. Falso. Tal como he dicho en más de una ocasión, uno no es lo que dice, ni lo que piensa, ni lo que sueña. Uno es lo que hace. Y cuando uno hace anarquismo, es importante decir lo que se es. Porque lo que se nombra, existe. Y lo que se hace, es lo que da contenido a lo que se nombra.
Si tú practicas el catálogo de buenas costumbres libertarias, y apoyas al compañero, secundas la huelga, ocultas al perseguido, respetas a
tus iguales, te enfrentas a la injusticia, devuelves el golpe al esbirro, piensas y opinas con criterio propio, escuchas lo que dicen los demás y lo tomas en consideración, asumes responsabilidades e
iniciativas, te formas e instruyes, compartes y recibes, colaboras en la acción colectiva, cumples el mandato asambleario, espías al enemigo, saboteas sus conductos y líneas de abastecimiento, reniegas
de su propaganda, no te pliegas a sobornos, cotizas para los presos, lees el periódico y la radio libre, no causas daños mayores con tu pasividad o con tu acción, no te embruteces con drogas, cuidas a tu
pareja y a tus retoños, eres inasequible al desaliento, no te dejas embaucar por políticos y electoralistas, eres austero en relación con
la Naturaleza, no delegas tu soberanía, no ensalzas a dictadores, no adoras dioses, careces de patria, juntas tu sangre con tus hermanos sin importarte el color o el sexo, construyes el mundo nuevo y destruyes el viejo, combates la Autoridad sin compasión y sin odio, si tú organizas, difundes, analizas, discurres, dinamizas, lanzas, derribas, caes y te levantas, fluyes de manera libertaria y llegado el momento te enfrentas a la represión, a la tortura, a la cárcel y a la muerte…, no te cortes, dilo: yo, soy anarquista.Porque una vez lo digas, quien haya observado tu comportamiento, el tibio, el flojo, el indeciso, el desinformado, de inmediato se dirá: «Ah, eso es el anarquismo, pues yo estaba equivocado». Y una vez establecido el concepto mediante la acción, para ser anarquista habrá que hacer, y así no habrá lugar para impostores y charlatanes. En cambio si tú actúas como libertario sin decir lo que eres, esa buena actividad se perderá entre un océano de situaciones, unas irrelevantes, otras absurdas, otras raras, y puedes ser tomado por cualquier cosa. Yo una vez actué así, y fui confundido con un canguro.
Anarquista, defiende tu marca. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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