miércoles, 26 de octubre de 2011

Promesas electorales y daciones en pago.


 Por Acratosaurio Rex
Hablando hace unos años con el doctor Vallina (1), me contaba que en su juventud,  ante el problema de vivienda que padecía el pueblo (casas caras e insanas) montaron los agitadores anarquistas una asociación de inquilinos que llegó a tener cuarenta mil miembros en la soleada ciudad en que habitaban. Pagaban una cuota muy económica, simbólica.  Exigían la reducción de los pagos a la mitad, mejoras sanitarias y de infraestructuras, e hicieron un plan.
El plan de acción fue escalonado. Primero daban aviso al dueño, Si cedía se le daba un aval, y se mantenía la paz. Si no cedía, se le dejaba de pagar. Si llegaba la fuerza de represión se interponían viejos, mujeres y niños. Si violentaba la fuerza la pacífica (o no) barrera y expulsaba a los inquilinos, se volvía a ocupar la casa. Si la fuerza, desbordada por la resistencia de miles de personas, empleaba la represión selectiva, cebándose en algún desgraciado, se destruía la vivienda, la demolían hasta el último ladrillo y los desalojados acampaban en las zonas monumentales y ajardinadas. Dicho y hecho, comenzaron las demoliciones, miles de personas iban arrasando por las calles, armadas con mazas y piquetas, sus propias viviendas de mierda antes de consentir los desalojos. Y el gobierno cedió prontamente, los capitalistas acudieron a negociar, les faltó el tiempo a los grasientos, con sus anillos de oro, el firmar la paz, bajar los pagos y adecentar las viviendas sacando los ahorrillos a funcionar en pro del pueblo. Fin del problema.
Y al bueno de Vallina, y a los anarquistas agitadores los trincaron a traición y los mandaron a Herrera del Duque y a la Siberia Extremeña a pie, desterrados.
¿Esto…? Ah sí, el artículo de hoy: la maquinaria electoral socialista se ha puesto en marcha, y los miembros del partido infame, suponiendo la derrota que les augura el gremio de encuestadores en precario, sacan las camisas desgarradas, los pantalones acampanados, las gorras deslustradas, y prometen y prometen, no gran cosa en el fondo, pero se golpean el pecho y juran los cabronazos, que son de izquierdas. Uno de los conejos que saca ahora el mago de la chistera, y que olvidarán tan pronto como lo juran, es la propuesta que se escucha en los ámbitos indignados, de la «dación en pago pactada equilibradamente ¡JA! para favorecer al deudor de buena fe» (2). Chupa del frasco Carrasco. Al deudor de mala fe, dice el señor socialista, ni agua.
El tema, traducido a lengua común, es el siguiente: el Banco se queda con la casa, con el dinero del deudor de buena fe, y el deudor se queda a dos velas, perdiendo sus ahorros e inversiones. ¿Qué tiene de progresista que uno se arruine, y nadie le rescate?
Carteles, pasquines y pancartas, carta blanca. Mazas, picos y piquetas, la ley de la palanqueta. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTAS
 (1) Ver las Memorias del Doctor Vallina. «Mis memorias».
Acrato en face.

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